Voces del Periodista Diario

El “terremoto” que amenaza la cultura indígena

Foto amplificada de don Abraham García IbarraEl lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Sobra “creatividad” burocrática para taparle el ojo al macho en el festejo del 12 de octubre en México. Una vez se le cuelga el marbete de El Día de la Raza; otra, El Día de la Hispanidad. La etiqueta de estreno es El Día del respeto a la diversidad cultural.

La novedad de octubre, es que el Instituto Nacional Electoral (INE) recibió la solicitud de registro como candidata presidencial independiente a la vocera del Concejo de Gobierno Indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), María de Jesús Patricio Martínez.

India y mujer. La primera denuncia discriminación a María de Jesús fue sobre la negativa a su gestión de apertura de una cuenta en un banco comercial, requisito que exige el INE a quienes pretenden contender por la presidencia al amparo de la figura de candidato independiente.

Lo primero que recordó  el acto en el INE, fue la burla que hace unos meses el consejero presidente de este órgano, Lorenzo Córdova Vianello hizo en conversación telefónica de un indígena al que motejó como gran jefe Toro sentado, quien supuestamente habría amenazado con impedir las elecciones si no se aceptaba la participación de candidatos de origen indio en los comicios.

Hace unos días, el jefe del Ejecutivo federal, acompañado de la secretaria de Cultura, visitó Tlaxcala, con población mayoritariamente indígena, y expresó su compromiso de restaurar las iglesias católicas afectadas por los terremotos de septiembre.

¿Pasó por la mente de los miembros de la comitiva que, bajo esas construcciones religiosas, quedaron los vestigios de los centros ceremoniales de pueblos originarios? Es tan abrumadora la agenda de los reconstructores, que es posible que el dato se les haya olvidado.

Vayamos a otros aspectos de las consecuencias de los terremotos de septiembre y respuestas no gubernamentales.

Respetuosas sugerencias de Francisco Toledo

En una emotiva carta que, por supuesto, nunca se difundirá en los canales de televisión metropolitanos, el sin par creador oaxaqueño, Francisco Toledo hace atentas consideraciones dirigidas a los gobiernos y organizaciones que participan en la reconstrucción de las zonas devastadas por los terremotos en Oaxaca y Chiapas.

Es absolutamente probable que los trasformadores neoliberales no sepan quién es Francisco Toledo. Sólo damos un dato que condensaría su    biografía: Es fundador y animador del Patronato pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca; patrimonio al que él mismo ha donado gran parte de su propia obra. Con eso está dicho todo.

El maestro Toledo expresa su preocupación ante el riesgo de que los reconstructores no busquen preservar la riqueza arquitectónica de la región ni respondan a las preferencias de la gente que buscan beneficiar.

Consideramos, explica Toledo, que la arquitectura tradicional del Istmo obedece a los extremos de calor y viento que son habituales en la zona. Además, el tipo de vivienda responde a la forma de vida tradicional de las familias de origen zapoteco, huave, zoque, chontal y mixe.

La carta está fechada el 30 de septiembre de 2017.

¡Hagamos Tehuantepec!

El ejercicio memorioso nos remite a algunos años del siglo XVII, en que se presentaron en Oaxaca y Chiapas las primeras sublevaciones de los pueblos originarios. Una heroína de aquellas luchas fue conocida como Ana la Cajona. Repetía el grito de batalla de los sublevados: ¡Hagamos Tehuantepec!

Un  obispo católico de aquellos agrestes lares escogidos para la evangelización, escribió un memorial al virrey: “Se atienden las causas que dan pie al conflicto o el reino cae”.

De aquél “hacer Tehuantepec”, es el legado de las comunidades istmeñas que en el territorio del desastre perdieron su patrimonio material. Por lo que aboga Francisco Toledo, es por el patrimonio cultural de esas comunidades.

No es cuestión de poca monta. La tendencia que se observa en los planes de reconstrucción, es la privatización de la obra regeneradora y de sus ganancias.

Si lo que se busca es la renta utilitaria de los proyectos, como así parece ser,   por descontado se da que la sensibilidad socia y cultural será otra de las damnificadas de los terremotos.

Los siguientes son algunos ejercicios que se nos ocurren para aligerar la tensión que en nuestro ánimo provoca la rebatiña por los presupuestos para la reconstrucción. Algo así como una terapia íntima.

Fuego al Templo de Artemisa

Entre las maravillas del mundo se cataloga El templo de Artemisa. Cuéntase que un  pastor de Éfeso, Eróstrato, urgido de celebridad, quiso pasar a la posteridad metiéndole fuego al santuario. Suele ocurrir en la mitología antigua y en la posmodernidad neoliberal.

En la actualidad, es noticia de todos los días que, para levantar nuevos desarrollos comerciales y turísticos, inversionistas y autoridad no se compadecen del atentado incluso contra templos ceremoniales de los pueblos nativos, todavía ocupantes de esos territorios hoy invadidos y profanados.

Preguntas de un obrero que lee

A distancia, acompañamos las preocupaciones del maestro Francisco Toledo con la recordación de un poema de Bertolt Brecht, Preguntas de un obrero que lee:  

“¿Quién construyó Tebas, la de las siete Puertas?/ En los libros aparecen los nombres de los reyes. ¿Arrastraron los reyes los bloques de piedra?

Y Babilonia, destruida tantas veces, ¿quién la volvió siempre a construir?

¿En qué casas de la dorada Lima vivían los constructores? ¿A dónde fueron los albañiles la noche en que fue terminada la Muralla China?

La gran Roma está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?

¿Sobre quiénes triunfaron los Césares? ¿Es que Bizancio, la tan cantada, sólo tenía palacios para sus habitantes? Hasta en la legendaria Atlántida, la noche en que el mar se la tragaba, los que se hundían gritaban llamando a sus esclavos.

El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él solo? César derrotó a los galos. ¿No llevaba siquiera cocinero?

Felipe de España lloró cuando su flota Fue hundida. ¿No lloró nadie más?

Federico II venció en la Guerra de los Siete Años ¿Quién venció además de él?

Cada página una victoria. ¿Quién cocinó el banquete de la victoria? Cada diez años un gran hombre. ¿Quién pagó los gastos?

Tantas historias. Tantas preguntas”. Fin.

 Tantas preguntas que nos seguimos haciendo después de los terremotos del 7 y del 19 septiembre. ¿Quién  las contestará este 12 de Octubre. Es cuanto.

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