Por Redacción Voces del Periodista
México, (CG), 20 de octubre 2021
La falta de regulación y fiscalización ambiental de la actividad minera y petrolera ha impactado en la salud de las personas, así como en las fuentes de agua que consumen, sus tierras y sus animales.
Un ejemplo como muestra, después de diez años de mediciones en la provincia de Espinar, Cusco, zona de gran producción de cobre, de 157 fuentes de agua analizadas, 129 contienen plomo, arsénico y aluminio.
Para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Estado Peruano no cumplió sus deberes de regular, supervisar y fiscalizar el comportamiento de las empresas respecto de los derechos que pudieran afectar, ni su deber de prevenir vulneraciones a los mismos.