“Era el último día de vacaciones, era la noche para amanecer y regresar a las actividades tanto de trabajo como el colegio de los niños (…) si multiplicamos los edificios derrumbados por cada apartamento, por cada familia que vivía en ellos, podemos tal vez alcanzar a dimensionar un poquito la magnitud de esta tragedia”, cuenta a Sputnik Gabriela Cano, quien también vivió el terremoto de magnitud 8,1ocurrido el 19 de septiembre de 1985 en México, que dejó en aquel entonces un saldo de 20.000 decesos según las cifras de organizaciones no gubernamentales.
“Y Siria, como sabemos, lleva más de 10 años en guerra”, recordó ella al señalar que esto afectó a la infraestructura del país y ahora en estas horas de tragedia “también está impidiendo que la ayuda llegue allí”.
“Están ocurriendo catástrofes y estas catástrofes pueden tomar años, piensa en ti debajo de esas piedras, muriendo de hambre en la oscuridad, sin sentir esperanza. Si alguien pudiera dar una mano para mostrar la esperanza de esas personas, por favor, ayúdenos”, compartió Gabriela.