“Hemos visto ese costo en Israel esta semana, cuando un Irán envalentonado lanzó un ataque sin precedentes contra nuestro aliado. Para Ucrania, el costo de nuestra inacción es grande, aunque incalculable. Se mide en vidas ucranianas, ciudades y territorios perdidos… Hoy actuamos. Actuamos para dejar claro al mundo que Estados Unidos sigue siendo el defensor de la libertad, la democracia y el derecho internacional”, agregó.
Señalando una encuesta que sugiere que hasta el 70% de los estadounidenses desaprueban la nueva ayuda a Ucrania, Greene añadió que el Congreso ha optado por votar para “proteger a Ucrania” en lugar de proteger a “los ciudadanos estadounidenses que pagan su sueldo”.
“La aprobación de ayuda militar a Ucrania, Israel y Taiwán por parte de EEUU empeorará las crisis globales: la ayuda militar al régimen de Kiev equivale al patrocinio directo del terrorismo, la financiación a Taiwán supone una injerencia en los asuntos internos de China, mientras que la financiación a Israel sienta las bases para una escalada de tensiones sin precedentes en la región”, afirmó María Zajárova.
Victoria para el complejo militar industrial
“No va a ser suficiente para que Ucrania supere su actual posición geoestratégica en este momento, simplemente porque no tienen una capacidad consistente para armarse”, añadió el observador, señalando que junto con las propias armas está la capacidad de encontrar a los hombres para usarlas, algo que Kiev está teniendo cada vez más dificultades para hacer.
“No tienen medios para emprender una contraofensiva, y sólo teniendo en cuenta las cantidades de artillería que queman, lo que incluso Estados Unidos propone probablemente no duraría más de seis meses en el mejor de los casos. Y no se sabe qué va a aportar Europa. Así que creo que Ucrania básicamente ha terminado”, declaró Maloof.