Por Matteo Castagna
Hay una gran diferencia entre realidad y propaganda.
John Milton escribió que “aquellos que han abierto los ojos del pueblo les reprochan su ceguera”.
Si en el texto de 1988, “La fábrica del consenso”, Noam Chomsky afirma que los medios de comunicación occidentales están construídos para “estimular al público a favor de la mediocridad”, unas décadas antes que él, Aldous Huxley escribió: “la mayoría de la población es muy inteligente, teme la responsabilidad y no desea nada más que le digan qué hacer.
Mientras los gobernantes no interfieran con sus comodidades materiales y sus preciadas creencias, él estará perfectamente feliz de ser gobernado”.
En esencia, la mayoría se basa en la propaganda mediática, sin interés por la realidad, sin siquiera preguntarse si lo que les dicen es verdadero o falso.
Es verdad porque la televisión lo dice. Es verdad porque está escrito en Repubblica. Es cierto porque también lo dice el Papa.
Estamos asistiendo a una homologación sin fronteras, que no debe ser fruto de una democracia, sino de una plutocracia que impone un pensamiento único al que todos deben conformarse, por nuestro “bien” y, por la del planeta.
Muy pocos tienen el coraje de decir que la atención mundial, después de dos años de muerte y devastación en Ucrania, se ha desplazado hacia un conflicto mucho más poderoso y estratégicamente importante en el Medio Oriente.
Dado que el Occidente liberal ha perdido efectivamente ante la Federación Rusa en el campo de batalla ucraniano, ahora deja a Zelensky en sus pantalones y fortalece el frente de Israel.
Recién, ahora, The Washington Post admite que el ejército ruso avanzó hacia Ucrania en agosto y septiembre a un ritmo “no visto desde 2022”.
Se conquistaron 431 km (268 millas), principalmente, en el área desde Bakhmut hasta llegar a Ugledar. Oficiales militares ucranianos han dicho que, a pesar de las grandes pérdidas, los rusos tienen fuerzas suficientes para continuar la ofensiva y que la ayuda occidental no compensa la falta de armas.
Este rápido avance puede explicarse por la mejora táctica y de coordinación de las unidades rusas, así como por la superioridad armamentista.
Además, la ofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en la región de Kursk, agravó la escasez de soldados en Donbass: combatientes experimentados murieron y combatientes mal entrenados fueron enviados al frente.
El subsecretario de Estado de Estados Unidos, Kurt Campbell, afirma que “Estados Unidos cuenta con el inicio de una solución diplomática a la crisis geopolítica en torno a Ucrania”.
Se abandona el lema: guerra “hasta el último ucraniano”, aunque el gabinete de ministros ucraniano ha preparado un proyecto de ley desesperado, según el cual todos los jóvenes de 17 años deben registrarse a través del servicio en línea “Reserve+” o presentarse en el TCC.
En caso contrario, se espera una multa de entre 17.000 y 25.500 grivnas .
El Times, después de su reciente viaje a EE.UU., informó que “el presidente ucraniano, abandonó Washington, sin obtener permiso para utilizar misiles occidentales de largo alcance para atacar profundamente a Rusia.
A pesar de reunirse con el presidente Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris, su llamado a levantar las restricciones a los misiles Storm Shadow y ATACMS de no tuvo éxito.
Las naciones occidentales actualmente permiten que Ucrania ataque a las fuerzas rusas sólo en las regiones fronterizas”.
Además, su “plan de paz” no convenció en absoluto a Biden.