En esta ocasión: Soñar no cuesta nada, y cada quien se cobija con las eternas promesas de su partido favorito,
porque “los sueños, sueños son”, como diría Calderón de la Barca.
Y ya podemos estar más a gusto, con el “miniaumento” a los programas sociales que otorgará el gobierno,
aunque no sepan ni a agua, más bien a atole con el dedo.