VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George
Con cierto entusiasmo infantil, jubilosamente en 2012 se proclamó a la rosa de los vientos la firma del fáctico Pacto por México (PM), en la que participaron los dirigentes del PRI, el PAN y el PRD.
Contra la opinión de los detractores, los impulsores del PM lo tipificaron como un ensayo de los gobiernos de coalición.
El PM fue el tamiz por el que pasó el paquete de reformas constitucionales (que requirieron mayoría calificada en las cámaras del Congreso de la Unión) y fueron publicitadas como “las grandes reformas transformadoras”.
Entre esas grandes reformas, pasó la Reforma Energética, que los opositores denunciaron como contrarreforma petrolera.
El PAN -que en 1939 se fundó para combatir y revertir la Expropiación Petrolera de 1938 y en 2008 promovió desde Los Pinos la primera Reforma Energética- se atribuyó esa contrarreforma y la incorporó a su catálogo de “conquistas culturales”.
El gobierno de Enrique Peña Nieto declaró repetidamente que esa su iniciativa permitiría abaratar los precios de los derivados del petróleo al abrir el mercado a la competencia.
Cuando empezó decantarse la intención de desnacionalizar la industria petrolera y extinguir Petróleos Mexicanos (Pemex), el PRI declaró arrogante que estaba dispuesto a pagar los costos políticos.
Las ratas abandonan el barco
Llegó lo que todo mundo sospechaba: La liberalización del mercado y los anuncios de los primeros gasolinazos, que en los hechos no se habían interrumpido. Las protestas generalizadas no se hicieron esperar.
Un PRI estoico enfrenta el vendaval de la resistencia. Sus aliados en el Pacto por México, no sólo lo han dejado al garete: Se montan en la cresta de la ola para sacar raja político-electoral.
Ayer, por ejemplo, el senador panista sonorense, Francisco Búrquez Valenzuela, durante una prolongada entrevista en medios electrónicos, de su ronco pecho arengó a los consumidores para que, en resistencia pacífica, tomen las calles y las plazas públicas en protesta contra el gobierno de Peña Nieto y el PRI.
No basta, dijo el entrevistado, con hacer ruido en las redes sociales: Organizarse y dar la lucha a pleno sol. Búrquez Valenzuela es secretario de la Comisión de Energía del Senado y, como tal, votó y festinó la aprobación de la Reforma Energética. Ayer aliado, hoy incendiario.
En 2012, era presidente nacional del PRD Jesús Zambrano Grijalva. Se retrató sonriente con el dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira; el jefe nacional del PAN, Gustavo Madero Muñoz y los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Hacienda, Luis Videgaray Caso. Era el espaldarazo al Pacto por México.
Hace unas horas, Zambrano Grijalva, ahora diputado y vicecoordinador de la bancada amarilla en San Lázaro, lanzó una delirante proclama, convocando a emprender una “revolución pacífica” en contra de Peña Nieto y el PRI por los gasolinazos.
Dos botones de muestra, nomás, para confirmar que, a la hora en que el barco se hunde, las ratas son las primeras en abandonarlo. Suele ocurrir.