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En 15 años se ha cuadruplicado el número de investigadoras de excelencia del SNI

Entre el año 2000 y el 2015 se cuadruplicó el número de investigadoras de excelencia que trabajan en México y forman parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Mientras en el año 2000 el número de mujeres con membresía del SNI era de 2 mil, al concluir 2015 las investigadoras reconocidas y apoyadas en ese sistema sumaron 8 mil 345.
A pesar de esta multiplicación en el número de científicas, tecnólogas y humanistas, dos estudios de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) señalan que todavía es más difícil para las mujeres ingresar y mantenerse en el SNI porque ese mecanismo de apoyo y reconocimiento no considera variables de género como el embarazo, la maternidad o la protección ante acosos de parte de autoridades y de otros investigadores varones.
María Luisa García Bátiz, de la UdeG, afirma que uno de los obstáculos más importantes que enfrentan las mujeres investigadoras es la falta de transparencia en los criterios de evaluación.
“Los criterios de evaluación establecidos en las diferentes áreas de investigación del SNI no están del todo bien definidos, lo que se presta a interpretaciones subjetivas de los evaluadores del momento. Si éstos no perciben las situaciones estructurales y no tienen una visión sensible a las trayectorias de vida de las mujeres, la posibilidad del avance de las mujeres en el SNI se reduce”, dice García Batiz, especialista en cambio institucional y políticas públicas.
Detalla por qué es un obstáculo el hecho de que las mujeres son evaluadas por los hombres. “Las comisiones dictaminadoras del SNI son los órganos que toman las decisiones relacionadas con el ingreso, permanencia y promoción de los investigadores. El diseño formal de estas comisiones establece que para ser miembro es necesario ser SNI nivel III, este solo requisito golpea la posibilidad de la participación de las mujeres en las comisiones dictaminadoras ya que, de los poco más de 21 mil SNI que hay a nivel nacional, sólo 1655 son nivel III, de estos el 80% son hombres”, documentó la investigadora de la UdeG en su estudio “Reflexiones sobre los retos que enfrentan las mujeres en el ingreso, la permanencia y la promoción en el Sistema Nacional de Investigadores”.
Doctora Sheila
REZAGO CENTENARIO
Según las cifras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), al concluir 2015, el porcentaje de mujeres reconocidas como investigadoras de excelencia por el SNI representaba al 35% de la totalidad de los miembros de ese sistema. Esto está todavía muy lejos de representar el 50% que sería más representativo demográficamente, pero es el porcentaje más alto desde la fundación del SNI, en 1984, para frenar la ‘fuga de cerebros’ y fomentar la investigación profesional.
El rezago tiene orígenes históricos. Hasta principios del siglo XX no se permitía que las mujeres acudieran a las universidades. Matilde Montoya, la primera mujer que hizo examen profesional como médico, tuvo que conseguir una carta del entonces presidente Porfirio Díaz para que aceptaran realizarle un examen. En el área de la investigación también hubo muchas dificultades. Las primeras mujeres en obtener doctorados en física y matemáticas lo consiguieron en los años 60 del siglo XX, y cuando nació el Sistema Nacional de Investigadores, menos de 300 mujeres estuvieron en el primer grupo.
Actualmente, hay dos áreas de mayor interés entre las mujeres miembros de este sistema: el área de Humanidades y Ciencias de la Conducta, y el área de Biología y Química. Cada una de ellas tiene más de mil 300 investigadoras del SNI.
Un área donde todavía hay pocas mujeres, pero su presencia aumentó más de 400% es ingeniería. Pasó de 116 en el año 2000 a 548 al cierre de 2012.
ACOSO Y AISLAMIENTO
En su estudio “Desarrollo de las mujeres en la ciencia y la investigación en México: un campo por cultivar”, Angélica Mendieta Ramírez, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla-México, afirma que no obstante los avances registrados a lo largo de 30 años de existencia del Sistema Nacional de Investigadores, existen prácticas que limitan el crecimiento de las mujeres como investigadoras. Entre las que más son denunciadas por las académicas destacan:
1) Acoso laboral por parte de funcionarios e investigadores.
2) Falta de integración de redes de apoyo para la defensa de los derechos que les asisten a las mujeres investigadoras.
3) Carencia de protocolos para la atención de casos de discriminación por razones de género en contextos académicos y de investigación.
4) Ausencia de grupos representativos de mujeres en los Comités de Dictaminación del Conacyt.
5) Limitaciones familiares que inducen a las investigadoras a abandonar sus carreras por privilegiar su vida y sus compromisos familiares.
6) Falta de mecanismos de apoyo para las mujeres investigadoras en etapa de gestación.

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