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Analizan a la ciudad a través del cine

Cine

En la XIII Tertulia Literaria, el escritor Jorge Arturo Borja presentó material cinematográfico que representan cuatro épocas que han marcado a la capital de la República

Con grandes referencias del cine mexicano, el contexto social y político de nuestro país y la literatura como fiel acompañante de la vida cotidiana de la Ciudad de México, el guionista y escritor mexicano Jorge Arturo Borja mostró una ciudad icónica por medio de algunas de las películas más representativas desde la época de Porfirio Díaz hasta el sexenio de Vicente Fox.

Como parte del programa de Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se llevó a cabo la XIII Tertulia Literaria en la biblioteca Andrés Henestrosa del Jardín de la Tercera Edad en el Bosque de Chapultepec.

Arturo Borja –miembro de la editorial Los Bastardos de la Uva– presentó material cinematográfico que representó cuatro diferentes épocas de la Ciudad de México: La Ciudad antigua, la Ciudad pintoresca, la Ciudad onírica y la Ciudad violenta.

“Para mostrar a la Ciudad antigua, el máximo reflejo es Santa, esta obra literaria de Federico Gamboa tuvo 5 adaptaciones, pero la que llegó para quedarse fue la de 1931. Tuvo como escenario el Zócalo de la ciudad y fue tal su éxito que se continuaron haciendo nuevas puestas en escena en años posteriores. Se trataba de un cine más moral en cuanto a historias”, aseveró Borja.

Santa fue la historia de una joven que por azares del destino cae en la prostitución y va de burdel en burdel, su vida se degrada hasta que un día pierde la vida. La obra literaria tuvo en 1903 un tiraje de cinco mil ejemplares y su autor llegó a comentar: “Ojalá Santa llegue a vieja y con su largo vivir nos herede lo necesario para el resto de la vida”.

Como representantes de la Ciudad pintoresca se mostró un fragmento de la trilogía Nosotros los pobres (1948), Ustedes los ricos (1948) y Pepe el toro (1952). Todas ellas de Ismael Rodríguez.

Para el guionista, “este material tiene mucho que ver con el sistema social y económico que dominó el periodo del presidente Miguel Alemán Valdés (1946-1952). Se trató de cintas que reflejaban a personas alegres que tenían como premisa las viejas frases: ‘pobres pero honrados, pobres pero felices’. Esa era la mentalidad que impregnaron estas tres películas”.

Fue una época en la que el cine mexicano destacó por artistas como María Félix, Jorge Negrete, Eva Muñoz y Pedro Infante, por la narrativa que presentaban y la música, sin la cual la época de oro del cine nacional no hubiera tenido su estilo tan peculiar.

La Ciudad onírica la encarnaron las cintas La ilusión viaja en tranvía y Los olvidados de Luis Buñuel.

Estas dos cintas tuvieron un gran impacto y revuelo en la sociedad, mucho se dijo que fueron producto de los sueños del director y su entonces amigo y homólogo Salvador Dalí. Significaba la mirada europea de un director profesional, cuya vida fue acomodada y, a excepción de haber terminado vendiendo chicles, pudo llevar a la pantalla grande sus producciones.

Los olvidados y La ilusión viaja en tranvía rompieron con el paradigma que generó la trilogía de Ismael Rodríguez; mostraban a la clase baja como los malos de la película, los que se sentían desprotegidos.

Para culminar la tertulia, se presentaron cortos fragmentos de Los caifanes, de Juan Ibáñez, y Amores Perros, de Alejandro González Iñárritu, como máximos representantes de la Ciudad violenta.

En el caso de Los Caifanes de 1966 “es una cinta muy jocosa y alegre, muestra una sociedad más abierta a la juventud. El guión es del escritor Carlos Fuentes. Es una película con gran influencia de la literatura. Tiene gran cantidad de citas y fragmentos de poemas que revisten la forma de diálogos. Representa la irrupción de una ciudad violenta”, analizó Borja.

Con Amores perros, añade, sucede algo similar, es el reflejo de la realidad del día a día. Llega en el año 2000 con Vicente Fox y la supuesta llegada de la democratización, es la catapulta que consolida a una población violenta por excelencia, que todo lo ve “normal”.

La invitación de José Arturo Borja fue a apreciar a la Ciudad de México desde su construcción por medio de la literatura y el cine, en un viaje que no olvidaremos pues “el arte –dijo– es donde se pueden ver los sueños”.

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