Voces del Periodista Diario

Metapolítica: Transformación global y guerra de potencias

Luis Felipe Capriles

Daniel Estulin no deja a los lectores indiferentes ni iguales. En cada uno de sus libros hay un planteamiento que nos rompe el pensamiento, que nos implosiona las ideas, que hace trizas nuestro sistema de enseñanzas; y que termina por trastornar nuestro universo. No lo hace a propósito. No lo hace porque no es un predicador de ideas, es un analista de inteligencia conceptual como el mismo se define. Su metodología tampoco es convencional. Cada entrega de sus anteriores quince libros desde que comenzó con el bestseller internacional, La Verdadera Historia del Club de Bilderberg (2005), constituye un trabajo exploratorio para llegar a la raíz de cada uno de los temas tratados, y dejar al descubierto la verdad de los hechos con la descripción, la intención de sus autores y actores, y el plan que por supuesto casi nunca, o mejor, nunca coincide con las noticias como nos las han sido reveladas; y entonces es cuando ocurre la explosión de su mensaje.

Su más reciente publicación: METAPOLÍTICA Transformación Global y Guerra de Potencias, tiene una particularidad de origen que es preciso mencionar. Su radicación permanente desde 2015 en el continente americano que como Nuevo Mundo, le inspira en una perspectiva geopolítica de futuro y, por qué no decir, de asalto a la inmortalidad y a la trascendencia de la Humanidad. En el Epílogo de la obra nos dice: “…Tenemos que repensar y no solo repensar (dejar de pensar, no repensar) Metapolítica: Transformación global y guerra de potencias) la geocultura de la Ilustración, sino también el cristianismo de teología medieval, en conjunto con la filosofía antigua, empezando desde sus padres fundadores de una manera intelectualmente distinta, y tomando en cuenta todos o casi todos los errores intelectuales y políticos cometidos en la corriente subjetiva del desarrollo histórico en los últimos veinticinco siglos… (Y aquí la impronta americana que subyuga al autor) Necesitamos el espíritu prometeico-fáustico de lo que debe arder: estamos en él y no podemos hacer nada al respecto. El fuego fue el primer componente real de la tecnología. El titán Prometeo les robó el fuego a los dioses para dárselo a la humanidad como regalo. Prometeo representa la capacidad de la humanidad de descubrir nuevas formas de tecnología y nuevos principios físicos universales, y de incorporarlos a la vida de la especie humana para modificar la relación de los seres humanos con el universo entero¨

El libro que presentamos expone en tres grandes Partes una Teoría conceptual de la Historia, la Política, la Cultura y la Humanidad en una secuencia cíclica; y no lineal como lo solemos interpretar en nuestro aprendizaje tradicional. Todo ello previamente planteado (Prólogo e Introducción) en un escenario que responde el Por qué, el Cómo y el Para qué del discurso magistral desarrollado a lo largo del libro.

En resumen del autor: “…me gustaría decir que somos el futuro. Lo sé porque la chispa divina de la razón nos hace únicos. Los miembros de la oligarquía podrán poseer una riqueza multimillonaria, pero jamás serán inmortales porque actúan contra los intereses de la humanidad. Nosotros, en cambio, podemos lograr la inmortalidad haciendo algo extraordinario: pensar y trabajar en nombre del bien común… A pesar de que a nuestro alrededor se están formando nubes densas y oscuras, yo miro al futuro y tengo razones para tener esperanza… “Estar cerca de una montaña majestuosa es una bendición mezclada –señaló Edward Said-. Uno percibe a la vez la magnanimidad de sus posturas y la abundancia de sus pendientes”, y sin embargo, nunca se puede ver dónde se está sentado: ¿a la sombra de cuál grandeza?, ¿en el acogedor confort de cuál certeza? Pero sí, hay esperanza”.

Y para finalizar la Introducción del libro, Daniel Estulin con una admonición de entusiasmo, nos sacude e invita a seguir el camino: “Eres el único que puede ser libre y liberarse así mismo de las ataduras que nos rodean. Hazlo”.

Tres grandes Partes sistematizan el discurso de la obra: Proyectos Globales, el Mundo después de la Crisis y Latinoamérica como el Nódulo Clave del Nuevo Orden Mundial. La Primera Parte consiste en un compendio del mundo, la historia civilizatoria y el concepto central de los Proyectos Globales como la base para describir las tendencias globales en el desarrollo de los Estados-nación , sus coaliciones y civilizaciones; idea ésta que últimamente se ha erigido en la ciencia geopolítica, aunque a diferencia de otros analistas geopolíticos, Daniel Estulin capta la idea en esencia como sistema de valores que permiten seleccionar un vínculo supranacional para la construcción de una comunidad civilizatoria. Su novedad consiste en la explicación que adquiere el funcionamiento del mundo conforme a un Gran Juego capaz de transformar los Proyectos Globales con las reglas del juego de cartas o barajas llamado Bridge (juego de la élite) que se aparta de concebir el funcionamiento geopolítico en un juego entre blancos y negros en varios tableros de ajedrez con una lógica lineal que no toma en cuenta – a diferencia del bridge- las posibles interacciones y alianzas de los jugadores actores del Gran Juego en el que se desenvuelve el funcionamiento político del mundo.

En la Segunda Parte del libro, el autor nos introduce en una comprensión del pasado reciente que se inicia con la reconstrucción del mundo de la postguerra con el Acuerdo Bretton Woods. Después, la escalada de la crisis, el petrodólar, Trump contra la élite, Estados Unidos contra China, la Guerra Comercial Trump-China, el modelo económico soviético de doble contorno, el modelo occidental contra el modelo estalinista.

En la Tercera Parte de la obra intitulada LATINOAMERICA COMO EL NODULO CLAVE DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL, Daniel Estulin desarrolla su profecía: “Latinoamérica es el jugador clave en el futuro cercano”. Una profecía fundamentada en un registro de planes y proyectos concretos que existen en planos, y que serían la logística del gran proyecto regional de integración continental con potencial para satisfacer la demanda alimentaria mundial en 2050. Son éstos planes y proyectos concretos: el plan Word Landbridge, el ferrocarril del Tapón de Darién, la continuación de la Carretera Panamericana; el Corredor Central desde Bogotá hasta Porto Velho, Cuiabá y Sao Paulo en Brasil; el Corredor Oriental que abrazaría la costa atlántica de Colombia a Venezuela, Guyana, Surinam, Guyana Francesa, Brasil, Uruguay y Ecuador; la Ruta de Balboa; el Canal Atrato-Truandó de 80 k de longitud que usaría los dos ríos navegables de la región, el Atrato y el Truandó para crear un canal a nivel del mar entre los dos océanos el Atlántico y el Pacífico para la navegación de buques de gran calado. “De esta manera –dice el autor- lo que actualmente es quizás la región más inhóspita de la biósfera en el hemisferio occidental se convertiría en una encrucijada mundial única en su tipo para el transporte y el comercio de norte a sur y de este a oeste”; y además, sigue comentando con convicción: “Lo que queda fuera de toda duda es que el potencial para el desarrollo económico en América es enorme, tanto en términos de la base de recursos naturales provista, como en los recursos naturales de factura humana que se generarán como parte de los proyectos de infraestructura, muchos de los cuales han permanecido sobre mesas de diseño durante una década en espera de aprobación política”.

Pero no contento el autor con describir la viabilidad del desarrollo potencial del continente latinoamericano, su factibilidad económica a través de propuestas concretas de financiamiento; y lo que es importante, la superación con eficacia de los riesgos inherentes al magno proyecto de integración, el autor inserta su tesis en la vocación unitaria integral del continente americano partiendo de una relectura de la Doctrina Monroe (1823) cuya interpretación generalizada la conocemos desde el ángulo emocional de los vencidos. A contracorriente, Daniel Estulin revisa minuciosamente el contexto histórico de la polémica Declaración, y a partir de la invocación diplomática de la misma en las frecuentes invasiones coloniales europeas en suelo continental americano, agrega una razón pragmática adicional: “Sin embargo, todavía necesitamos contar la verdadera historia de la Doctrina Monroe. Necesitamos ver a Estados Unidos no como el enemigo de Latinoamérica sino, más bien, bajo el mandato de un líder adecuado, como un aliado y protector de los futuros intereses comunes de todos los habitantes del continente americano, tanto en el norte como en el sur del mundo posterior a la crisis”.

Si comenzáramos desde atrás, desde la Tercera Parte, la lectura de esta novísima obra de Daniel Estulin: Metapolitica. Transformación Global y Guerra de Potencias (2020), encajaríamos en perfecta sincronía con la historia de la Humanidad y la conceptualización originaria de la América como el Nuevo Mundo que todavía a más de quinientos años del Descubrimiento se mantiene vigente. Cobra sentido una lectura retrospectiva porque la tesis del autor trasciende sus límites teóricos para convertirse oportunamente en una propuesta válida en momentos del colapso planetario 2020, y el inicio de otra Era.

El libro que reseñamos de Daniel Estulin, es una invitación a repensar la concepción escolástica del mundo y de la vida, es una invitación a adquirir un conocimiento nuevo de la misma historia vista con otra mirada; es una invitación a descubrir un acontecer futuro, acaso ya predestinado en las líneas ocultas de un Plan Maestro. Por eso nos dice en el Epílogo de la obra: “Para comprender la esencia de la nueva era o, por lo menos, para acercarnos al entendimiento de lo que se avecina en el futuro próximo, primero debemos determinar qué es lo que se está yendo y por qué…”; “…De forma colectiva, como humanidad, ya dejamos el mundo antiguo, sin embargo, aún no hemos entrado al nuevo. Ceteris paribus, ahora vivimos entre mundos, en una bifurcación cronológica… el pasado no se ha ido por completo, sus sombras y aromas aún sobreviven en la distancia… Más allá del espiritualismo fácil, el pasado habla, nos aconseja por medio de la memoria, a través de nuestro entendimiento tardío, pero a veces luminoso de lo que alguna vez fue, pero no volverá a ser jamás. Mi diseño temático soporta un patrón de redención de pérdida, y quizás de la única redención de pérdida que hay. La pérdida es irredimible, continúa sin parar, es un rostro que se descompone infinitamente en el espejo”.

He aquí otra constante en el pensamiento de Daniel Estulin: el tiempo y su limitación; la fractura de la historia en pasado, presente y futuro. La concepción del tiempo circular y cíclica del mundo oriental y greco-romano, por oposición al tiempo lineal en el concepto religioso del judaísmo, cristianismo e islamismo; de allí que buscar la raíz o la esencia de las cosas para lograr explicar conceptualmente lo que trasciende, sea lo que constituye tal vez su mayor desafío porque es lo que le permite avizorar (presentir, predecir) como será, y cómo debe ser el futuro. Es precisamente en este punto donde el autor definitivamente toma partido.

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Redacción Voces del Periodista