Carmen Balcells, la agente literaria española que impulsó a los autores del boom latinoamericano, murió en Barcelona a los 85 años, confirmó el Ministerio de Cultura español.
“Murió ayer (domingo). La familia quería privacidad. El martes se emitirá un comunicado”, dijo una portavoz de su agencia.
Balcells fue una de las impulsoras del boom latinoamericano al apadrinar a escritores como el colombiano Gabriel García Marquez, el peruano Mario Vargas Llosa, el argentino Julio Cortázar, la chilena Isabel Allende o el uruguayo Juan Carlos Onetti.
También representó a grandes nombres de las letras españolas como Juan Marsé, Camilo José Cela, Juan Goytisolo, Miguel Delibes y Manuel Vázquez Montalbán.
La Mamá Grande, como la bautizó en uno de sus relatos García Márquez, no solo se ocupó de negociar los contratos de sus autores, también fue para ellos una consejera.
Por eso el mundo de las letras en español no llora solo la partida de una prestigiosa profesional, sino también la de una amiga.
“Fue mucho más que una agente o representante de los autores que tuvimos el privilegio de estar con ella”, escribió Mario Vargas Llosa en la edición electrónica del diario El País poco después de que saltara la noticia en los medios españoles.
“Nos cuidó, nos mimó, nos riñó, nos jaló las orejas y nos llenó de comprensión y de cariño en todo lo que hacíamos, no sólo en aquello que escribíamos”, la ensalzó el Premio Nobel.
Su avanzada edad había hecho ya mella visible en la agente literaria que hace medio siglo se metió en un mundo dominado por los hombres, decidida a profesionalizarlo.
Nacida en una pequeña aldea rural de Cataluña, Santa Fe de Segarra, esta mujer sin estudios universitarios entró en el mundo editorial trabajando en la agencia del escritor rumano Vintila Horia hasta que decidió abrir su propia agencia.
Balcells fundó su agencia literaria en 1956, en un momento de erupción de grandes talentos literarios en castellano a ambos lados del Atlántico.
Poco tiempo después de fundarla, consiguió tras un par de rechazos editor para un joven García Márquez que había escrito una obra llamada Cien años de soledad, una apuesta que resultó ser la mejor jugada en la historia de la literatura en español.
Nunca fue a la universidad, y sin embargo condujo buena parte de la carrera de 13 premios Nobel de Literatura. “Soy sólo una secretaria ilustrada. Una mujer nacida para ser secretaria que ha entrado en este mundo un poco por casualidad”, la citaba hoy la edición electrónica del diario El Mundo.
Trabajando siempre en la sombra, sin apenas conceder entrevistas a los medios de comunicación, su agencia, ubicada en la zona noble de Barcelona, se convirtió en uno de los actores clave de la literatura iberoamericana.
En mayo de 2014, su agencia anunció una fusión con el estadunidense Andrew Wylie, principal agente del mundo anglosajón, un proceso que, de culminarse, convertiría a Balcells & Wiley en la mayor agencia literaria internacional.
Su trabajo le valió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes del gobierno español y en 2005 fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad Autónoma de Barcelona.
“Ha desaparecido una figura esencial para la literatura contemporánea en español”, dijo el ministro de Cultura de España, Iñigo Méndez de Vigo, en una nota de prensa.
Con información de La Jornada