Voces del Periodista Diario

Periodistas y Defensores de Derecho Humanos llevan los platos rotos en el cambio social en México

  • Urge una campaña preventiva para re dignificar la labor de periodistas y defensores de los derechos humanos
  • Se deben incrementar las medidas punitivas a los agresores y autores intelectuales
  • En el tercer año de gobierno, los asesinatos, no bajan, por el contrario, se incrementan, indican los registros
  • Hay 90% de impunidad en los asesinatos, no hay culpables sentenciados: Alejandro Encinas
  • El Presidente, Andrés Manuel, afirma que se utiliza el asesinato de periodistas en contra de su gobierno

Por Juan Bautista Rojo

Los dos asesinatos de los periodistas mexicanos, José Luis Gamba en Veracruz y Margarito Esquivel en Tijuana, detonaron de nuevo las alarmas sobre el tema de las agresiones a periodistas y defensores de los derechos humanos, que en lo que va de esta administración suman, 49 y 96 respectivamente.

Son noticias ingratas, aberrantes, son de esas noticias que ya no queremos escuchar como periodistas ni como sociedad. El asesinato de un periodista, de un luchador social, de los derechos humanos, o de los ciudadanos convertidos en comunicadores, son equiparables al arrebato de la memoria colectiva, a la voz de una parte del pueblo, a borrar la creación de la masa crítica, sustento de una sociedad y baluarte de una nación.

Son momentos de altos contrastes, porque si en el pasado ominoso, se ejercía presión y violencia contra los periodistas, hoy, en tiempos del cambio y la nueva transformación, donde la situación y contexto político ha cambiado, se promueve un estado de libertades, se sigue asesinando a quienes denuncian la corrupción, la impunidad, el cohecho.

El tema de los asesinatos, no solo sigue, se ha incrementado en los últimos siete años, al registrarse dos casos por mes, lo que indica que el grado de vulnerabilidad avanza. Es contradictorio en un ambiente de libertades, o de aparente promoción a esas libertades y derechos políticos y sociales, más inseguridad y muerte para quienes la ejercen.

El reporte más reciente, por parte del director del mecanismo de Protección a periodistas en México, Enrique Irazoque, afirma que de diciembre del 2018 al día de hoy miércoles 19 de enero del 2022, se asesinado a 49 comunicadores y que en seis entidades se concentra el 60% de los homicidios (29).

Entre los estados que registran el asesinato a periodistas y comunicadores están: Sonora, Veracruz, Guerrero, Michoacán, Estado de México y Oaxaca. El tema, es que esa violencia se desarrolla a lo largo y ancho del país, al grado de escalar a la segunda posición a nivel mundial, después de Afganistán, en violencia contra los comunicadores.

El subsecretario de Gobernación para los Derechos Humanos, Alejandro Encinas, apenas refirió que las agresiones a periodistas y defensores provienen en su mayoría, de las autoridades municipales, y que de las investigaciones y denuncias, un 92 % no se resuelven, es decir, no hay culpables todavía.

Entre los factores que identifica el Mecanismo de Protección a Periodista (organismo adscrito a la Secretaría de Gobernación) como factores que generan las agresiones a periodista y defensores de los Derechos Humanos, se encuentran:

  1. El crimen organizado
  2. Impunidad
  3. Corrupción y colusión entre autoridades y grupos delictivos
  4. Incumplimiento de las obligaciones que tienen municipios y estados en la materia
  5. Falta de cultura sobre la importancia que tiene la labor de periodistas y personas defensoras de los derechos humanos.

Con el paso del tiempo, el tema de violencia ha escalado, desde la censura al asesinato como la forma más ruin y prehistórica de acallar a la verdad, lo que convierte al tema, en nuestros días en un asunto de Estado.

No es un tema entre particulares, no es personal y menos individual, sectorial o regional. Según muestran las estadísticas, hay un patrón de comportamiento que se multiplica a lo largo y ancho del país, y por ello, debe ser atendido en forma de política pública, como una respuesta a un tema toral, fundamental, que tiene que ver con el derecho a la vida, que debe preservar todo Estado, y a ofrecer las garantías para el desarrollo pleno de las facultades para ejercer esta profesión y la cobertura en las libertades y los derechos sociales y políticos.

Por ello, es necesario hoy replantearse el tema de la preservación de la vida y del ejercicio de las libertades. El tema es profundo como la existencia misma, pero por algo debemos iniciar este largo proceso de concientización, de explicar porque primero debemos prevenir antes que lamentar.

Aun cuando el fenómeno puede ser considerado multifactorial, bien pude iniciarse un camino práctico y efectivo, de elevar la sanción y penalidad a los agresores, una vez que se demuestre su culpabilidad, porque no es son delitos menores, ello implica modificaciones al Código de Procedimientos Penales a nivel federal.

En segundo término, elaborar una campaña de concientización, de revaloración a la vida y actividad de los periodistas y defensores de los derechos humanos. Que la sociedad, lejos de los discursos de estigmatización a cierto grupo de comunicadores, entienda que los periodistas y los defensores de los Derechos Humanos, somos necesarios para preservar los derechos colectivos de todos, que somos sus voceros a la hora de difundir sus problemas y expresar sus denuncias, que somos esa parte por cual se informan de lo que pasa día a día, en su difusión y la interpretación de las distintas realidades.

En tercer lugar, perfeccionar las leyes, y reforzar al mecanismo de Protección a periodistas para prevenir las agresiones y asistir, en caso de necesitarlo, la protección urgente del comunicador o defensor que requiera de resguardo y salvoconducto de su vida, ya sea para protegerlo en su lugar de origen o desplazarlo a otra entidad, un lugar donde se encuentre a salvo.

Y en cuarto, sin considerarlo menor, fomentar la unidad entre los periodistas, comunicadores y defensores de las libertades, entendida como una unidad del todo, como un grupo homogéneo que persigue un mismo fin: la libertad de expresión y el ejercicio pleno de los derechos sociales, en una sociedad en proceso de transacción democrática.

Aquí este apunte, a manera de un esbozo de este sensible tema, del cual nos ocupamos desde hace más de tres décadas.

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