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“Queremos darle lo mejor a nuestros hijos”: 7 embarazadas recorren México en la caravana migrante

CHIAPAS, (RT), 26 de Octubre de 2018 .-De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al menos tres mujeres que viajan en el principal contingente de la caravana tienen más de seis meses de embarazo.

A pesar de estar embarazadas, al menos siete mujeres provenientes de Honduras decidieron dejar su país para integrarse a la caravana migrante con el objetivo de cruzar México y llegar a Estados Unidos.

En Pijijiapan, Chiapas, en el sur del territorio mexicano, las mujeres fueron trasladadas al Hospital Básico Comunitario para ser revisadas tras recorrer largos trayectos a pie con un sofocante calor por encima de los 30 grados centígrados.

El tema de las mujeres embarazadas es uno de los que más preocupan a los observadores de la caravana, según explica Edgar Corzo, quinto visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

“Hay tres mujeres con más de seis meses de embarazo, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Salud. Ahorita me reportaron que vieron una niña de 19 años con ocho meses de embarazo“, explica.

Mujeres embarazadas esperan en una sala para recibir atención médica en el hospital comunitario de Pijijilpan, Chiapas, México. / Manuel Hernandez / RT

Las autoridades mexicanas hicieron una recomendación a las mujeres embarazadas a practicarse una revisión ginecológica para evitar una desgracia.

“Desde los seis meses puede haber un parto prematuro”, y que se les expliquen los riesgos de estar embarazadas “y expuestas al sol, el esfuerzo, el estrés y las condiciones que no son las idóneas”

RT acompañó a las mujeres hasta el hospital y platicó con ellas para conocer sus impresiones a casi una semana de su llegada a México.

“Tenemos un mal presidente”

Fanny Yolivette es hondureña. Tiene 26 años y tres meses de embarazo. Cuando se le pregunta por qué decidió abandonar su país e integrarse a la caravana con un embarazo incipiente, no duda en señalar al gobierno del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, como responsable de la mala situación que enfrenta la nación centroamericana.

“Tenemos un mal presidente”, dice Fanny mientras espera su turno en el hospital.

“Queremos ir para arriba y darle lo mejor a nuestros hijos, porque allá estamos mal. Con ese presidente no tenemos nada, muy malo es, de mala reputación él”, comenta. “No veo que avanza con las personas para ayudarles, pues, sólo para ellos, no cooperan en nada”.

Una de las mujeres embarazadas recibe atención médica en el hospital comunitario de Pijijilpan, Chiapas, México. / Manuel Hernandez / RT

Fanny agrega que las malas condiciones de Honduras se recrudecieron cuando subió el precio de los combustibles y la comida. Una carestía que obligó a muchos hondureños a salir de su país de manera masiva.

“Hace poco porque subieron los combustibles. Usted sabe que si suben los combustibles, sube todo. Ya el huevo va en 5 lempiras (20 centavos de dólar). Se está poniendo bien duro Honduras”.

Viaja con su esposo, quien trabajaba en la finca. Ella era ama de casa. Cuando vio en televisión la información sobre la caravana migrante, decidió dejar su vida atrás para escapar de la pobreza.

“Yo tomé la decisión de que ya me quería salir. Vi por televisión lo de la caravana y todo eso y yo tomé la decisión de venir”, dice.

Cuenta que la parte más difícil del recorrido ha sido tener que caminar largos trayectos a pie para luego dormir en el suelo. Y encima resentir algunos mareos que vinieron con el embarazo.

Migrantes de la caravana descansan en Pijijiapan, Chiapas, México. / Isaac Monroy / www.globallookpress.com

“Dormir en el suelo es difícil, pero gracias a Dios aquí en México hallamos una señora que me regaló uno de esos campamentos (una tienda de campaña), una casita para dormir con mi esposo, porque nos estábamos mojando, como dormíamos en cartones, en el parque. Ella llegó a donarnos eso. Se portó muy bien con nosotros”, relata.

“Ayer me deshidraté mucho porque me sentí muy débil en el camino. Es muy difícil el camino. Ya no aguantaba mis pies”, explica.

Pero a pesar de una larga jornada de casi 12 horas de recorrido, se ve de buen humor.

“Llegamos rápido. Salimos a las 4:00 de la mañana y llegamos a las 3:00 (de la tarde)”, afirma Fanny.

“Venimos siguiendo a la caravana y ya”

Saraí López vivía en Progreso, Honduras. Tiene 22 años y seis meses de embarazo.

“Por ratos cansada pero hay que seguir adelante”, dice. “Los recorridos más largos han sido los de Guatemala. Aquí los recorridos han sido más cortos, hemos llegado más temprano a los lugares donde tenemos que llegar”.

Viaja con su hermana. Asegura que “la inseguridad del país y la falta de recursos económicos” fueron el detonante que la motivó a sumarse a la caravana pese a tener un bebé en el vientre.

Dos de las mujeres embarazadas en el hospital comunitario de Pijijilpan, Chiapas, México. / Manuel Hernandez / RT

Sueña con llegar a Miami, donde tiene familia, aunque no sabe todavía cuál será el mejor lugar para cruzar hacia los Estados Unidos.

“Venimos siguiendo a la caravana y ya”, comenta.

¿No le da miedo que pueda pasar algo con el embarazo en el camino? Es la pregunta obligada.

“A una le da temor, pero vamos confiando en Dios”, dice Saraí. “Sí ha estado duro el camino pero la gente se ha portado muy bien con nosotros”.

Además de llevar un bebé dentro, carga con una maleta en la cual guarda un poco de ropa y artículos personales.

Cuenta que el momento más duro ha sido “dormir en el suelo, porque nos duele la rabadilla”.

“Algo tan insignificante como un juguete”

Elena Viatoro tiene dos niños y tres meses de embarazo. Viaja con su esposo y sus hijos de cuatro años.

“He venido en jalón y a veces en busito (autobus)”, señala.

Dice que dejó su país para buscar un futuro mejor por dos niños y uno que viene en camino.

“Honduras no está bien. Es bien difícil cuando tus hijas te dicen mami, quiero tal juguete y no puedes por falta de dinero. Es algo muy duro. Algo tan insignificante como un simple juguete”.

Antes de partir en la travesía era asistente de odontología. Luego dejó de trabajar y en los últimos tiempos trabajaba como estilista.

Aunque cuenta con un poco más de posibilidades económicas que la gran mayoría de las personas que integran la caravana migrante, pues puede incluso pagar un hospedaje en lugar de dormir en el parque, el recorrido no ha sido fácil.

No tiene claro si llegará a EE.UU. o se quedará en México. “Hasta donde Dios lo decida”, afirma.

VP/Internacional/SOH

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Redacción Voces del Periodista