Las declaraciones de la embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas, Nikki Haley, en el sentido de continuar presionando al gobierno de Venezuela, nos son familiares.
Y es que desde antes de que surgiéramos como nación independiente, la Casa Blanca movía las aguas para provocar el colapso del Virreinato Español, no por simpatía a la causa mexicana, sino porque quería debilitarla desde antes de que irrumpiera en la escena mundial.
Un México fuerte era obstáculo a sus pretensiones imperialistas. Por eso, desde principios del siglo XIX hasta la fecha, los yanquis han determinado el rumbo de México, con la complicidad de gobernantes traidores.
Los yanquis impidieron la alianza entre Iturbide y Bolívar; provocaron la pérdida de Texas; invadieron de manera injusta a nuestro país y lo privaron de más de la mitad de su territorio; a través de la nefasta acción de las logias, atizaron el divisionismo.
Ellos, los yanquis, tumbaron a don Porfirio cuando éste se creyó seguro, por tener el apoyo de las potencias auropeas.
Ellos, ayudaron a que Madero se encumbrara y cuando éste osó desobedecerlos en temas como la reforma agraria y los impuestos al petróleo, lo mataron.
Ellos, apoyaron a Huerta contra Madero y, después, lo atacaron en Veracruz (1914).
Ellos, presionaron a Carranza para que aplicara la reforma agraria a la que se negó Madero.
Ellos, dieron su reconocimiento a Álvaro Obregón cuando el sonorense aceptó matar a Villa y frenar la industrialización del país durante 25 años.
Ellos, provocaron la crisis de 1968, con el fin de terminar con el Desarrollo Estabilizador mexicano.
Ellos, nos impusieron el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, gracias a la bajeza de Carlos Salinas de Gortari.
Ellos, se quedaron con los Ferrocarriles Nacionales de México, debido a la traición del presidente Ernesto Zedillo.
Ellos, incorporaron a México al Comando Norte, utilizando al entonces presidente Fox como simple operador.
Ellos, impusieron a México la Iniciativa Mérida, en el gobierno de Calderón. De entonces para acá han muerto más de ciel mil personas en la lucha contra el narcotráfico.
Ellos, cabildean en el Congreso y en el Senado para que se avance en la despenalización del consumo de drogas. Por lo pronto, una empresa yanqui –HempMeds– vendrá a nuestras tierras a vender cannabis medicinal. La HempMeds es subsidiaria de Medical Marijuana, Inc.
Ellos, son los principales consumidores de drogas ilícitas en el mundo. Ellos, consumen; nosotros, ponemos los muertos, los heridos, las familias desmembradas, etcétera, etcétera.
Ellos, se quedaron con la riqueza energética de México, merced a la traición de Peña Nieto y su pandilla.
Ellos, mueven ya sus cartas con miras a la sucesión presidencial. Utilizan al canciller Videgaray como punta de lanza de su estrategia intervencionista en Venezuela. No sería raro que trataran de colocarlo en Los Pinos, el 1 de diciembre de 2018, para quedarse con el agua mexicana, después.
Regresemos con Nikki Haley. Según reportó la agencia de noticias del gobierno estadounidense, Voz de América, “Durante la audiencia, la embajadora ante la ONU hizo énfasis repetidas veces en la necesidad de tener gobiernos estables para evitar conflictos alrededor del mundo.”
Por lo que como mexicanos hemos aprendido de la historia, lo que la embajadora Halley dijo en realidad es que no habrá violencia en la medida que los gobiernos actúen como simples operadores de Washington y Nueva York. Serán gobiernos estables. Pero si osan desobedecer -como Madero, por ejemplo-, entonces serán agredidos desde varios frentes: el político, el económico, el militar, el mediático y, en último caso, por medio del terrorismo del emirato islámico que está patrocinado por Gran Bretaña y Estados Unidos, principalmente.
Por eso, cuando los yanquis amenazan a Venezuela es como si dijeran: “Te lo digo Pedro…”