Voces del Periodista Diario

Arte y humor, ¿enemigos de los fanáticos del Islam?

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A la tristeza y conmoción producida por el asesinato de 12 integrantes del staff del semanario satírico francés Charlie Hebdo, el miércoles pasado, se ligó el asesinato en París de un policía y diversos ataques armados contra comercios musulmanes en la capital francesa, lo que ha desatado la psicosis. “Hemos vengado al profeta Mahoma. Hemos matado a Charlie Hebdo”, gritaron los agresores, ahora identificados como miembros de Al Qaeda, luego de arrasar con parte de la redacción de la revista, integrada por 22 personas. Su director, Stéphane Charbonnier, Charb, dibujante extraordinario y también un defensor de la laicidad, está muerto; lo mismo tres de sus excepcionales cartonistas: Jean Cabut, Cabu; Georges Wolinski y Bernard Verlhac, Tignous.

Firme y provocador, dispuesto a dar batalla a la corrección política que enjuicia a Occidente cuando tiene culpa y también cuando no la tiene, el escritor inglés Martin Amis encendió la mecha al decir en una entrevista en 2013 que se sentía superior a cualquier  fanático de Al Qaeda.

“En un encuentro público en Londres organizado unos días atrás pregunté si moralmente los presentes se sentían superiores a los talibanes. Estamos hablando de gente que perpetra masacres, a los que en los últimos días hemos visto cómo arrancaban los dedos de quienes iban a votar… Pedí, entonces, que los asistentes levantasen la mano si se consideraban superiores.

“Si no puedes sentirte moralmente superior a un talibán, que Dios te ayude. Yo me siento moralmente superior a un talibán y a cualquier miembro de Al Qaida”, decía el famoso autor de Campos de Londres.

Sus palabras cobran una fuerza extrema para empezar a analizar con cabeza fría, en la medida que esto sea posible y no es fácil, el reciente atentado en París contra la revista Charlie Hebdo que dejó 12 muertos, entre ellos los cuatro más importantes dibujantes franceses:

CHARB: Stéphane Charbonnier alias Charb nació en 1967 y era el director de Charlie Hebdo. En Francia es muy conocido su cómic “Maurice et Patapon”. Maurice es un perro anarquista bisexual que ama los excrementos y es muy lujurioso. Patapon es un gato asexual con ideas fascistas. La columna de Charb en la revista atacada llevaba por título “Charb n’aime pas les gens” (“Charb no quiere a las personas”).

WOLINSKI: Georges Wolinski, nacido en 1934 en Túnez, dibujaba desde hace más de 50 años. Trabajó en L’Humanité y en el ya desaparecido diario France Soir. Su obra más conocida es la serie “Paulette”, que desarrolló en los primeros años de la década de los setenta como autor junto con el dibujante Georges Pichard. La protagonista es una joven heredera millonaria que cae en manos de violadores y torturadores.

La intolerancia y el fanatismo dieron un duro golpe a la libertad de expresión en Francia. Foto: Especial

CABU: Jean Cabut, nacido en 1938, era un grand seigneur del cómic. En la revista cultural Pilote comenzó su serie “Le Grand Duduche” en 1963. Su joven alter ego con peinado con raya al costado, gafas y zapatos de baloncesto hizo conocido a Cabu. El personaje se adapta a los tiempos, se hace seguidor del movimiento ecologista y tiene experiencias desagradables con la violencia policial. Cabu -que dibujaba en Charlie Hebdo y en Le Canard Enchaîné- era todavía físicamente parecido a su joven héroe a pesar de que se iba acercando a los 80 años. Una de sus caricaturas llevaba la frase: “¡Dios no existe!”. Debajo se ve al Papa, a un mulá y a un hombre con el típico sombrero judío ortodoxo, los tres fuertemente armados. El hombre con el turbante amenaza: “¡Sí!”.

TIGNOUS: Bernard Verlhac, cuyo nombre artístico era Tignous, nació en 1957. También él apostaba por un lenguaje visual potente. En una caricatura se ve a un europeo gordo con cara de pocos amigos ante el alambrado de la frontera exterior de la Unión Europea. Detrás espera una multitud de personas negras. “Ni bien se deja entrar a Amadou et Mariam (conocidos músicos de África), esto es un desastre”, dice el europeo.

“Había amenazas permanentes desde la publicación de las caricaturas de Mahoma”, dijo el abogado del semanario Richard Malka tras el ataque.

“Hace ocho años que vivíamos bajo amenazas, estábamos protegidos pero no hay nada que se pueda hacer contra unos bárbaros que irrumpen con Kalashnikov. Es un semanario que no ha hecho más que defender la libertad de expresión o simplemente la libertad”, agregó.

SUMISIÓN, DE MICHEL HOUELLEBECQ

La última edición de Charlie Hebdo, que salió este miércoles, incluye en la portada una caricatura del escritor Michel Houellebecq, autor de la provocadora novela Sumisión, publicada el mismo día y que imagina a una Francia islamizada.

El polémico autor de Plataforma y el premio Goncourt El mapa y el territorio, otorgó recientemente una entrevista donde manifestó su creencia de que la dirigente de la extrema derecha “Marine Le Pen puede detener la inmigración, pero no puede parar la islamización, que es un proceso espiritual, un cambio de paradigma, un retorno de la religión que cierra el paréntesis del laicismo abierto con las ideas del protestantismo y la Ilustración”, dijo Houellebecq a la revista L’Obs.

La novela, cuyos derechos ya han sido adquiridos por Anagrama para su edición en español en este 2015, plantea el triunfo en 2022 del candidato a las presidenciales de la Fraternidad Musulmana gracias al respaldo de las tradicionales formaciones de Gobierno, el Partido Socialista (PS) y la conservadora UMP, para impedir el acceso al poder de Le Pen y con el argumento de la defensa de la construcción europea.

“Es política ficción, una ficción plausible. Pero he acelerado un poco los acontecimientos: 2022 es demasiado pronto”, dijo el escritor, quien por otro lado se consideró “neutro” en los asuntos políticos que atañen a su país y al continente europeo.

“Hago como si lo políticamente correcto no hubiera existido nunca. Vaya, que no soy un intelectual de centro-izquierdas, tengo más confianza en la inteligencia de la masa que en la de las élites”, explicó.

“Esta novela suscitará tal vez polémica entre los que se ganan la vida con las polémicas, pero el público lo percibirá como un libro de anticipación, sin relación real con la vida”, agregó Houellebecq, quien en 2011 desapareció voluntariamente dando lugar a muchas conjeturas, una de las cuales era que se escondía de las amenazas del Islam.

En El mapa y el territorio aparece un personaje escritor que se llama Houellebecq y que gusta aislarse del mundo. El protagonista de la novela, el artista Jed Martin, se pasa una buena época intentando localizarlo y no lo consigue.

En el pasado, el escritor había recibido amenazas por parte de integristas islámicos e incluso protagonizado un juicio en un tribunal francés, donde apoyado por el escritor Fernando Arrabal defendió su derecho a la libre expresión, diciendo que su problema no eran los musulmanes, sino el Islam, “una religión idiota”, según su visión.

EL CASO VAN GOGH

Hace tiempo que aprendimos que las amenazas de los fundamentalistas islámicos tienen que ser tomadas en serio. De hecho, el atentado de este miércoles en París fue muy bien planeado al punto de contemplar, precisamente, cómo sortear las fuertes medidas de seguridad que rodeaban a los caricaturistas asesinados y todo el equipo de la revista en realidad.

Theo Van Gogh, asesinado en 2004 por un fanático religioso. Foto: efe

En este aspecto, hay que recordar el asesinato a puñaladas y a tiros del cineasta Theo Van Gogh, sobrino nieto del famoso pintor Vincent Van Gogh, quien había sido declarado enemigo del Islam por un video en el que denunciaba el maltratado a la mujer en la cultura musulmana.

En 2004, Theo Van Gogh dirigía la película 0605 sobre el asesinato del político holandés Pim Fortuyn, cuando fue apuñalado y a continuación acribillado a tiros en el este de Amsterdam.

El director tenía 47 años y había realizado Submission, una película sobre el Corán y la sumisión de la mujer, basada en el guion de una parlamentaria liberal de origen somalí, Ayaan Hirsi Ali, quien ha hecho de la lucha contra los efectos del islamismo en las mujeres su caballo de batalla.

Van Gogh, que realizó una veintena de películas, escribió tres libros y colaboró en una decena de diarios y revistas, era conocido por sus tomas de posición frecuentemente polémicas, que publicaba en columnas de prensa o en su portal de Internet. También era un habitual invitado en los programas de televisión, donde exponía enérgicamente sus opiniones. No era raro que abandonara el plató dando un fuerte portazo.

Tras emitir Submission part 1, el realizador recibió amenazas de muerte y había sido puesto bajo protección policial, algo que a él no le agradaba en exceso, por lo que no había dudado en ocasiones en eludir a sus guardianes.

EL CASO SALMAN RUSHDIE

Cuando los periódicos de todo el mundo se enteraron del atentado, inmediatamente corrieron a buscar la reacción del escritor inglés de origen indio Salman Rushdie, sobre el que pesa desde 1989 una amenaza del Islam.

Era el 14 de diciembre de 1989. Mientras gran parte del mundo occidental celebraba el día de San Valentín, en Irán, la radio oficial emitía un mensaje del jefe espiritual del islam en ese país, el Ayatollah Komeini.

El escritor Salman Rushdie. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Lo que estaba haciendo era una fatwa, en otras palabras, dando una orden religiosa, para matar a como dé lugar al autor de Los versos satánicos, una obra de ficción en la que uno de los personajes principales era Mahoma, a quien los musulmanes considera el principal profeta de su religión.

El autor no tardó en reaccionar, y declaró inmediatamente su solidaridad con la revista satírica francesa.

“Estoy junto a Charlie Hebdo, como todos debemos estarlo, para defender el arte de la sátira, que siempre fue una fuerza por la libertad y contra la tiranía, deshonestidad y estupidez”, apuntó el novelista nacido en Bombay en su página de Facebook.

En Twitter se sumó a otros que adoptaron el hashtag #JeSuisCharlie para manifestar su respaldo a la publicación.

“La religión, una forma medieval de insensatez, cuando es combinada con armas modernas se convierte en una verdadera amenaza a nuestras libertades”, manifestó Rushdie en su página de Facebook.

“Este totalitarismo religioso causó una mutación letal en el corazón del Islam y hoy vemos las trágicas consecuencias en París”, agregó.

En octubre pasado, el escritor estuvo en Xalapa, Veracruz, para participar del Hay Festival Literario, donde volvió a marcar posición frente a los integristas y fanáticos: “Puede que no te guste lo que escribo, pero si me matas, el asesino eres tú”, dijo.

 

 

Con información de Sin Embargo

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