Voces del Periodista Diario

Capitalismo tecnológico: la peor esclavitud

CIUDAD DE MÉXICO, 24 de mayo de 2018.- Con el capitalismo tecnológico se ha llegado al peor nivel de explotación laboral, porque incrementa la intensidad del trabajo, aumenta la duración de la jornada  y obliga a la especialización, explicó el economista Juan Ramón Jiménez.

Entrevistado este miércoles por Celeste Sáenz de Miera, en Voces del Periodista Radio, el académico de la UNAM puso como ejemplo a una cajera de supermercado, que trabaja sin respiro, atendiendo a un cliente tras otro; con horarios que rebasan las ocho horas y utilizando terminales bancarias, sellos electrónicos, etcétera.

Para colmo, agregó el especialista, los grandes sindicatos se vendieron y el trabajador quedó en absoluta indefensión.

En contraparte, apuntó Jiménez, China fue ajustando su modelo económico a partir -por ejemplo- de la observación de la realidad mexicana, donde el Estado fue empequeñecido en beneficio de las corporaciones transnacionales. Para comprender este fenómeno, expuso que en la década de los 70, ese país oriental tenía 23 corporaciones y en la actualidad cuenta con más de 500.

China formó -entonces- el Partido Estado con el objetivo de preservar el control estatal sobre la economía. Por ello, en la actualidad, el conflicto económico está planteado entre el capitalismo tecnológico monetario financiero y el modelo chino.

El economista resaltó que en 1870, Carlos Marx calculó que el patrón recuperaba la paga del trabajador con las dos primeras horas, de tal manera que las seis restantes le significaban una ganancia o plusvalía. Hoy, en el capitalismo tecnológico, con el primer minuto de labor recupera el salario que paga al obrero y lo demás, es su ganancia.

Celeste Sáenz de Miera señaló que lo fundamental es el mejoramiento en la calidad de vida de las personas, mediante trabajos y salarios dignos; con jornadas de trabajo justas, que les permitan llevar a cabo actividades familiares, deportivas, culturales, y que no estén subordinados a las máquinas.

Las máquinas deben estar al servicio del hombre y no al revés, concluyó la periodista.

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Redacción Voces del Periodista