Silva Santos, de 35 años, exjugador de clubes brasileños de segunda división como el Bangú, el Madureira y el Botafogo do Distrito Federal y que también desarrolló su carrera en Suecia y Honduras, no tenía enemigos y no había recibido ninguna amenaza, según declaró su mujer.
El exfutbolista, que se dedicaba a la administración de una tienda de productos naturales de su propiedad, fue secuestrado poco después de la medianoche del lunes por dos hombres que se movilizan en un automóvil, en el que le obligaron a entrar, según testigos.
Fuentes oficiales dijeron que el asesinato tiene indicios de haber sido una ejecución planeada con algún motivo ya que la cabeza apareció sin ojos ni lengua.
La Policía Civil del estado de Río de Janeiro ha adelantado que los narcotraficantes que aún controlan algunas de las favelas de la zona norte de esta ciudad podrían ser responsables del homicidio.
Además de investigar a los posibles autores, la policía también está concentrada en los trabajos para encontrar el resto del cuerpo de Rodrigo.