Discurso del Secretario de Cultura Eduardo Vázquez Martín, durante la Inauguración oficial de la XIV Feria Internacional del Libro en el Zócalo, realizada en el Foro José Emilio Pacheco.
Estimadas amigas y amigos:
El libro es, en sus distintas manifestaciones, la obra más generosa y accesible de la cultura contemporánea. Por eso la Feria que hoy nos convoca es una fiesta de todos y para todos, una celebración de la creatividad, de la libertad y la comunicación entre las personas. Para los que trabajamos en hacer esta Feria posible, el libro y la cultura son sinónimos. Es cierto que existieron, en el pasado remoto, culturas sin libros, pero no imaginamos, en el futuro, ninguna civilización próspera, razonablemente justa, libre y democrática, sin libros ni lectores.
Por diez días conviviremos en la principal plaza de México escritores, editores, distribuidores y, sobre todo, lectores, magnífica oportunidad para promover la lectura, para propiciar una reflexión en torno a la manera de contribuir, cada cual desde su espacio, a que los libros se conviertan en parte sustantiva del paisaje de nuestra ciudad, de modo que seamos capaces de garantizar el encuentro de las letras con los lectores para hacer posible que leer y escribir se conviertan en prácticas cotidianas, indispensables para la construcción de una ciudadanía autónoma, crítica y propositiva, involucrada en la vida pública y en el desarrollo de la comunidad.
Desde las instituciones culturales, tradicionalmente se ha privilegiado el apoyo a la creación literaria y al proceso de edición y coedición, pero muchas veces hemos descuidado lo qué sucede con los libros publicados, con su circulación y consumo social. Creemos necesario observar el proceso en su conjunto con la finalidad de entender que el fortalecimiento de la industria editorial deviene en una sociedad cada vez más lectora, y que la consolidación del mercado del libro se traduce en beneficios humanos y sociales de consecuencias mucho más profundas que las exclusivamente económicas.
No hay otra manera de hacer una Feria como esta sino uniendo voluntades; por eso tenemos que reconocer la colaboración de la Secretaría de Educación de la Ciudad de México, gracias Mara, del Fondo Mixto de Promoción Turística, de la Autoridad y el Fideicomiso del Centro Histórico, de la Coordinación de Asuntos Internacionales, la Secretaría de Gobierno y del Sistema de Transporte Colectivo Metro, todos ellos organismos hermanos y herramientas para el desarrollo social y cultural de la Capital.
Por lo mismo celebramos la colaboración del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (del Conaculta), de su Presidente Rafaél Tovar y de su Director de publicaciones Ricardo Cayuela. Ha sido también esencial la participación de la Secretaría de Relaciones Exteriores, y en particular el interés y las gestiones de la Embajada de México en Brasil y de su embajadora Beatriz Paredes. También la colaboración de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana y de la Asociación de Editores Independientes. A todos ellos el agradecimiento de la ciudad y su gobierno.
También agradezco el compromiso de la Brigada para Leer en Libertad, de Paloma Sáiz y Paco Ignacio Taibo II, de la Asociación de Escritores de México, organizaciones sociales y civiles que han hecho de la promoción de la lectura su causa de vida.
Debemos procurar condiciones para multiplicar los encuentros de los ciudadanos con los libros. Si bien en los resultados de la Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumos Culturales se señala que el Distrito Federal tiene los más altos índices de lectura del país entre las 32 Entidades Federativas, sabemos que no es suficiente y que el dato habla más de la preocupante situación a nivel nacional que de un buen resultado a nivel local.
En todo caso hay que hacer las cosas mejor: fortalecer las acciones que han comprobado tener un gran impacto entre la población, como la red de Libro Clubs de la ciudad de México de la Secretaría de Cultura y la Red de Bibliotecas de la Secretaría de Educación.
El apoyo a la industria editorial es asumido como una tarea central de la Secretaría de Cultura para lograr que el libro se convierta en una herramienta para la transmisión de conocimientos y valores, depósito de saberes y uno de los elementos más eficaces para darle sentido y continuidad a los fundamentos de nuestras libertades.
La Feria también es un reflejo de la importancia que tiene para nosotros el apoyo a las pequeñas editoriales independientes: visibilizar su importante labor y fomentar que se encuentren con sus lectores es parte de nuestra responsabilidad. La actividad de las nacientes editoriales abre nuevas puertas para una más rica e incluyente expresión de nuestra diversidad.
La Feria Internacional del Libro del Zócalo, como espacio de encuentro y diálogo entre culturas, ha invitado a las letras brasileñas para que nos compartan su riqueza y contribuyan a la reflexión en torno a la palabra y su incidencia en su contexto social y comunitario; sin duda la presencia del Movimiento de Literatura Marginal nos ampliará la visión que tenemos de ese país-continente. Bienvenidas las letras brasileñas a este Zócalo, a esta ciudad, bienvenida la viva y vibrante cultura del Brasil a la capital de México.
Bienvenidos también los invitados nacionales e internacionales, deseamos que durante diez días esta sea su casa, la casa del libro y la lectura.
Es un deber recordar a los que ya no están. Este año murieron escritores muy queridos: José Emilio Pacheco, Juan Gelman, Emmanuel Carballo, Federico Campbell, entre otros. En la Feria los tendremos presentes a través de la palabra viva, de su palabra.
Asimismo celebramos a través a los autores centenarios, no sólo a esa especie de santísima trinidad nacida en 1914: Octavio Paz, Efraín Huerta y José Revueltas, sino a Nicanor Parra, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Marguerite Duras y otros más.
La Feria también es un espacio de reconocimiento a la literatura y un impulso a los jóvenes: la entrega del VII Premio Iberoamericano de Novela “Elena Poniatowka” a Muerte súbita de Álvaro Enrigue y el Primer Premio de Poesía Joven Alejandro Aura a Mayco Osiris Ruiz, por su poemario El revés de esta luz son ejemplo de ello.
Felicidades Álvaro, Felicidades Mayco.
Igualmente, esta Feria es un espacio de reconocimiento al trabajo de promoción de todos aquellos que día a día promueven la cultura en los barrios, colonias y unidades habitacionales de nuestra Ciudad, por ello en esta cuarta entrega del Premio al Mérito Cultural “Carlos Monsiváis” galardonamos a Luis Arévalo Venegas, del barrio de Tepito,; también vamos a galardonar y a celebrar a Delia Hernández Pastor, de la colonia Reforma Política, de Iztapalapa. Asimismo por tratarse de su trabajo comunitario y colectivo vamos a celebrar y a reconocer al Colectivo Jóvenes Orquesta. Orquestando la Lucha del barrio de Cuautepec, de la Delegación Gustavo A. Madero, todos ellos incansables promotores que hacen desde la cotidianidad un esfuerzo gozoso y fecundo en beneficio de sus comunidades.
Trabajamos con empeño y optimismo en el destino del libro y de la cultura. Y no quitaremos el dedo del renglón: la lectura es, repito, una absoluta prioridad. En estos momentos de dolor y duelo, cuando una parte considerable de nuestra patria está desgarrada por la violencia, por la brutalidad irracional, por el terror criminal, por la impunidad y la pérdida de libertades, los que hacemos posible esta Feria confirmamos que sólo con educación y cultura alcanzaremos la justicia y recuperaremos las libertades, que será gracias a la cultura que nuestra nación recuperará la paz y superará la barbarie que nos lastima.
La Ciudad de México, la mayor comunidad lectora del país, celebra esta fiesta del libro como una forma de contribuir desde la palabra a la paz, como un gran ejercicio colectivo de amor a la inteligencia y apego a la vida.
Sean todas y todos ustedes bienvenidos.