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Genera luz, recicla agua y tiene su propio sistema de aire: así es la primera biblioteca sustentable de México

MORELOS, 18 sep (RT).- En un bonito fraccionamiento del municipio de Tepoztlán, ubicado al norte del estado de Morelos, el abogado y economista Pedro López Elías construyó la que es considerada la primera biblioteca sustentable en México, un espacio que aspira también a impulsar la cultura en este ayuntamiento en donde el 49,6 % de los habitantes vivía en pobreza en 2010

El Centro Cultural Pedro López Elías parece una elegante mansión con muros blancos, enormes ventanales y diversas plantas verdes que embellecen con el cielo transparente de Tepoztlán. Con la ayuda de dos arquitectos, el fundador del recinto construyó una biblioteca que se diferencia de las más de 7.500 que existen en México, gracias a la autogeneración de agua, luz y un sistema de aire que mantiene fresco el lugar. 

Diseño sustentable

En el exterior del edificio, una enorme figura de alebrije —coloridas criaturas fantásticas recreadas por artesanos mexicanos— resguarda una fuente con mucha vegetación que, más que adornar el lugar, funciona como una cascada que, por medio de tubos escondidos entre las plantas, capta el aire fresco y lo redirecciona al interior de la biblioteca para mantenerla siempre entre 22 y 26 grados de temperatura. 

Los más de 55.000 libros de todas las categorías —incluyendo algunos tesoros antiguos— están resguardados en este edificio inteligente que constantemente “está respirando de forma natural”, según explica Alejandro Machorro, coordinador del centro cultural. 

El suelo del exterior está conformado de piedras cortadas como un gran rompecabezas que, junto con algunos conductos que recogen el líquido en los techos, termina por trasladar el agua hacia una cisterna de 36 metros de largo, 6 metros de ancho y 3 metros de fondo, con una capacidad para 650.000 litros, suficiente para hidratar a 800 personas durante un año

En este proceso, el agua pasa por tres secciones: un asentamiento de sólidos para separarla de la tierra; el filtrado por presión para limpiarla; y el sistema que, a través de tanques y bombardeos de rayos ultravioleta, termina por desinfectar y purificarla.

El agua que se recoge va a los baños, a la biblioteca y para consumo potable, a través de los bebederos instalados en el jardín, junto al área infantil. 

Algunos metros por encima de la cisterna, sobre el techo, hay 42 paneles solares que generan más energía eléctrica que la que consume el Centro Cultural Pedro López Elías. Los lectores, niños o adultos, también pueden aprovechar la luz natural que durante todo el día entra a la biblioteca. 

VP/DIFUSIÓNCULTURAL/PG

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Redacción Voces del Periodista

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