Voces del Periodista Diario

Grandioso concierto de Roger Waters; “No queremos un pinche muro” fue mensaje a Trump

Ciudad de México.- El universo musical de Roger Waters se desplegó en el Foro Sol de la Ciudad de México, se contrajo y se volvió a desplegar para el gozo visual sonoro de unos 58 mil fanáticos que llegaron a la homilía sideral que el ex Pink Floyd ofreció la noche del miércoles, iniciando con el espectáculo visual desde el lado oscuro de la luna, hasta convertirla en la cara más luminosa y sonora.
El bardo de melena grisácea inmediatamente puso orden al caos colectivo con sus incuestionables argumentos musicales para iniciar el recorrido de medio siglo de caminar el surco del rocanrol pero, ahora, poniéndole imágenes a su probada música en una pantalla envolvente a la que nadie pudo permanecer ajeno.
Después de la media hora de recital la sentencia ya estaba dictada: nadie podía regresar del delicado trance al que Waters había colocado al público, lo mejor es que todos querían prolongar/continuar en ese gozo. Tiempo detente, el tiempo por un momento se tornó lineal y no curvo, pero fue un instante que pareció eterno.
Luego las notas de míster Waters y compañía fundieron el paisaje lunar con el agazapado cielo de la Ciudad de México, extendiendo el canto al lado activo del infinito. Para después pasar al lado equidistante más mundano del Dinero, claro con su carga de crítica a la sociedad de consumo contenida en las imágenes de la poderosa pantalla omnipresente, donde las guitarras chillaron indelicadamente. No pudo ser de otra forma.
Bajita la mano se estaba echando todo el Dark side of the moon, la que le siguió fue Us and Them, con iguales resultados embrujantes/subyugantes, a los que todos se arrojaron de innumerables formas y donde Waters hace una reivindicación a Palestina, con el colofón: “Bienvenido amigo”. Y, palabras más, palabras menos: “No queremos un pinche muro que te separa de tu hermana, de tu hermano, de tu primo… y esta es para Syd Barrett”; Waters soltó Shine on You Crazy Diamond.
El desenfreno musical prosiguió con Welcome to the Machine, donde a la rola atesorada en la retentiva colectiva se sumaron las imágenes que atisbaron/complementaron la lírica, de uno de los temas más encabronadamente progresivos de Waters y compañía, que con el sonido envolvente colocado en todos los rincones del inmueble se disfrutó esféricamente.
Llegó Wish You Were Here, las pantallas de los celulares inundaron el Foro Sol, el Bardo de melena grisácea llenó con su canto todos los rincones y acarició la retina con su ajado rostro acompañado con un paisaje crepuscular.
El escenario se trasformó en una gran fábrica para dar paso al disco Animals; para ese momento todos estaban en un estado de fruición musical, que por minutos dio la sensación de estar en otro plano de realidad, en el universo del Bardo de melena grisácea.
Fiel a su combatividad, Roger Waters lanzó el emblemático cerdo aerostático que deambuló de izquierda a derecha y de derecha a izquierda con las frases: “Fue el Estado”, “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” y por supuesto el número 43 en franca alusión a los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos; hilvanándolas/juntándolas con imágenes de Donald Trump vestido con ropajes del Ku Klux Klan y frases como “Obama es un Fraude”, “no necesitamos un muro”, contra el calentamiento global y la frase “Donald Trump eres un pendejo”, que fue vitoreada por los 58 mil asistentes, por supuesto el colofón fue la canción Antoher brick in the wall.
Después el Bardo de melena grisácea volvió a interpelar: “Existe otro muro, el de los privilegios que dividen a los ricos de los pobres… la vez anterior que estuve aquí, conocí a algunas familias de los jóvenes desaparecidos. Sus lágrimas se hicieron las mías, pero las lágrimas no traen de vuelta a sus hijos… Señor Presidente, más de 28 mil hombres, mujeres, niñas y niños han desaparecido, muchos de ellos durante su mandato desde 2012. ¿Dónde están? ¿Qué les pasó?… Señor Presidente escuche a su gente; los ojos del mundo lo está viendo”, y soltó Mother en donde a lo ancho y largo de la pantalla se leyó la frase: “Renuncia Ya”.
 
(Nota de Jorge Caballero para La Jornada; fotos de Yazmín Ortega)

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