Voces del Periodista Diario

La privatización del sector salud, un hecho

Por Rodolfo Ondarza Rovira (*)

El conocimiento científico proporciona desarrollo económico y bienestar directamente a la sociedad. 

El conocimiento científico claramente permite alcanzar la soberanía nacional.

Sin embargo, si la corrupción y la impunidad llegan a los rincones donde se gesta la formación de recursos humanos altamente especializados, a donde se realiza ciencia, a donde se determinan las políticas públicas en el área científica, México permanecerá en el subdesarrollo y supeditado al extranjero, con fuga de cerebros por razones económicas, o simplemente porque existe una decepción de las condiciones del país.

Tenemos la obligación de contribuir a la preservación de este país, con un modelo de desarrollo sustentable. Por lo que es fundamental la aplicación de la ciencia en los diferentes niveles de la sociedad. Sin voluntad política de los gobernantes, de los políticos y del Estado esto resultará imposible.

Existe una relación estrecha entre la ciencia y nuevas formas de gobernabilidad, indispensables para enfrentar los retos de enorme complejidad que refleja nuestro sistema social.

Existe una carencia de conciencia y de responsabilidad social por parte de algunos sectores políticos con visión en el pasado, lo que significa un fuerte impedimento para lograr que la ciencia y la tecnología se conviertan en un compromiso nacional a través de políticas de Estado.

Ese Estado encargado del progreso de la población mediante el fortalecimiento a la infraestructura científica incorporando este conocimiento como fuente fundamental de desarrollo.

Sabemos que nuestra legislación no nos protege contra políticas internacionales de explotación de la ciencia nacional, como no lo ha hecho en relación a nuestras reservas naturales. En México se toman decisiones por razones diferentes a las del conocimiento a pesar de contarse en el país con poco más de 46 mil científicos, de acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Es por ello que la formación de jóvenes investigadores, tiene un impacto vital. Pero ahí el impulso a los investigadores egresados debe ser real. Desde 1971 el Conacyt ha otorgado más de 88 mil becas para estudios de posgrado, sin embargo, la mitad de aquellos que son apoyados por esta institución, y que se encuentran en formación altamente especializada llegan a dedicarse realmente a la investigación en México.

La inversión del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional en ciencia y tecnología no es suficiente, especialmente si no se realiza de manera correcta o si la sombra de la corrupción se encuentra involucrada. La inversión del Gobierno Federal en Ciencia y Tecnología no ha no ha sido mayor al 0.5 por ciento durante los últimos 25 años, anual, del Producto Interno Bruto, a pesar de que la Ley de Ciencia y Tecnología establece, que debe destinarse al menos el 1 por ciento del PIB en nuestro país. Estados Unidos es el país del mundo que más invierte en ciencia, según el nuevo estudio realizado por la Universidad de Michigan. Lo idóneo es, al menos, invertir un 2% del PIB en ciencia y desarrollo tecnológico.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) padeció un recorte presupuestal sin precedente desde su creación en 1971. De 36 mil millones de pesos a 26 mil millones de pesos en este sexenio. Que se suman a los recortes en educación y en salud.

Debe considerarse además que la escolaridad en nuestro país es de apenas 8.5 años, cuando que países que los países como Estados Unidos tienen un promedio de 12.9 años.

Las estrategias de dirección de México requieren ser concertadas entre las diferentes fuerzas políticas y las comunidades científicas.

En México, desafortunadamente, existen nichos políticos, autodenominados astutamente como apolíticos, enquistados en los sitios de toma de decisiones, tanto en los ámbitos científico, educativo, como en el de salud; constituyendo verdaderos monopolios de poder.

Universidades importantes se alejan de la meritocracia al designar a su directiva, y priva el nepotismo, el compadrazgo y la conveniencia de intereses.

Este monopolio del poder en la ciencia y en la salud corroe no solo universidades, sino al sector salud, donde también se generan conocimientos científicos de vital importancia social, de tal forma que lugares como los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, IMSS, ISSSTE, etc., se encuentran gravemente afectados.

La prostitución de la ciencia en un hecho, donde el fraude y plagio científico se dan, donde los intereses personales son prioritarios, donde en ocaciones no existe una responsabilidad ética y donde los privilegios y posiciones económicas privan.

Esta es una de las causas de nuestro atraso y saqueo institucional. De no terminar con esta realidad entonces México continuará sumido en la pobreza económica e intelectual.

Los científicos con alto compromiso nacional son los encargados de sacar adelante a México .

El poder estatal financia principalmente en México la investigación científica, debería ser con la meta de alcanzar la soberanía nacional, para lograr un país con justicia social.

La tecnología aplica el conocimiento científico. Por lo tanto, los conocimientos generados por la ciencia para satisfacer necesidades mediante la producción de bienes y servicios. La innovación conduce a nuevos procesos de producción y a nuevos productos, a reducción de costos y a un mejoramiento en la calidad de productos.

Si México aspira a competir en espacios económicos debe dar atención prioritaria a la formación de recursos humanos del más alto nivel, al desarrollo científico y tecnológico, y por lo tanto reforzar la inversión en educación, ciencia, tecnología e investigación.

Es indispensable implementar nuevas formas de organización en los institutos, centros educativos y tecnológicos, y estimular las relaciones entre la científicos y el sector productivo.

Nos encontramos muy rezagados, existen diferentes retos.

Existe, en el mundo un promedio de alrededor de 1000 científicos por cada millón de habitantes. El 40% se encuentra en Norteamérica y Europa Occidental, con un promedio de 4 mil investigadores por cada millón de habitantes. En América Latina el promedio de científicos es inferior a los 500 por cada millón de habitantes. En México no llegamos a los 400 investigadores. Somos superados por países como Costa Rica o Argentina. Brasil tiene un promedio de alrededor de 700 investigadores por cada millón de habitantes.

La distribución geográfica de los científicos sigue siendo desigual.

Por ejemplo, los investigadores en el área médica del Sistema Nacional de Investigadores se encuentran concentrados en la Ciudad de México.

En conjunto podríamos decir que son los Institutos Nacionales de Salud, el IMSS y algunas universidades públicas, además de la UNAM, las de Guadalajara, Nuevo León, Puebla y San Luis Potosí, las que realizan principalmente la investigación médica. La presencia de investigadores pertenecientes al SNI se ha incrementado en los últimos años. El ISSSTE, tiene escasa participación de investigadores nacionales, y básicamente están concentrados en la Ciudad de México.

Es remarcable que aproximadamente el 10% de los investigadores del SNI pertenecen al área de Medicina y Ciencias de la Salud.

Son 1318 los investigadores pertenecientes a los Institutos Nacionales de Salud, 324 los pertenecientes al IMSS y 19 aquellos que efectúan sus labores en el ISSSTE. Un total de 1651 plazas de investigadores que suman un número muy reducido para las necesidades del país.

Neurociencias es posible que sea el área que contribuye con el mayor número de investigadores.

Sin embargo, hay investigadores que, debido al tema de sus proyectos, pueden sumarse al área de Medicina y Ciencias de la Salud. Por ejemplo aquellos dedicados a Fisiología y Bioquímica o a la Conducta.

No se han creado recientemente centros de investigación médica, y el presupuesto para las universidades e instituciones que realizan investigación disminuye.

Por ello es de vital importancia la voluntad política. Si se deja a la deriva la investigación médica, la dependencia del extranjero será mayor al igual que las dificultades financieras, con sus consecuencias sobre la salud del pueblo mexicano.

Lo que se sumará a los fuertes recortes al presupuesto del sector salud.

La privatización del sector salud es un hecho.

Existen ya hospitales del IMSS y del ISSSTE concesionados a particulares, por 25 años a particulares, que no se encuentran interesados en el desarrollo tecnológico ni en la investigación científica. A lo cual podemos sumar a las Universidades involucradas en la gran Estafa.

¿Dónde tendrán cabida esos investigadores que deberían aportar conocimientos para el crecimiento y bienestar sociales ?.

Transexenalmente ese monopolio en la ciencia y en el desarrollo tecnológico ha subsistido.

La corrupción y la impunidad deben cesar en la ciencia y en el sector salud.

México merece crecer, los mexicanos merecen oportunidades de desarrollo.

Por el bienestar social debe existir una reforma en la ciencia que permita el desarrollo nacional.

(*) Neurocirujano. Ex Presidente de la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.

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