Por Rodolfo Ondarza Rovira (*)
Allá por las décadas de los 50 y los 60, durante la Guerra Fría, en México varios movimientos y grupos de derecha radicalizaron sus posturas políticas e ideológicas ante el temor del crecimiento del comunismo, lo que los llevó a expresiones graves de violencia, ya que con el pánico de que las tesis materialistas-históricas infectaran con el virus marxista a sus hijos, decidieron adiestrarlos y formarlos para la batalla contra el mal. Estos jóvenes de familias acomodadas formaron así el MURO (Movimiento Universitario de Renovadora Orientación) grupo estudiantil de choque radicalmente anticomunista que floreció en el llamado “mundo bipolar”; el FUA (Frente Universitario Anticomunista) y el más virulento de todos, el Yunque, descrito por Álvaro Delgado como un grupo ultracatólico, anticomunista, antisemita, antiliberal y con rasgos fascistas, cuyo objetivo principal es defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de Satanás, instaurar el reino de Dios en la tierra, mediante la infiltración de todos sus miembros en las más altas esferas del poder político.
La relación de todos estos grupos que estaban hermanados con la jerarquía católica fue compleja, pues aunque compartían su anticomunismo, algunos jerarcas de la Iglesia no los apoyaron, y se les condenó, debido a que representaban a sociedades secretas. La mayoría de ellos ingresaron a partidos políticos, especialmente al PAN, aunque también llegaron al PRI. En el primero, se apoderaron incluso de la presidencia nacional de dicho instituto político y con el triunfo de Fox, se apoderaron de varias Secretarías de Estado, decenas de escaños en las Cámaras de Senadores y Diputados y prebendas financieras; en este entorno moderaron tanto su agresividad, como su belicoso discurso, aunque siguieron fieles a su anticomunismo, su antisemitismo y su homofobia. Sin olvidar que incluso veían como enemigas a las órdenes religiosas de corte progresista.
Los cófrades e integrantes de los mencionados grupos, seguían los ideales del fascismo, en su ideología y como movimiento político, fieles seguidores y admiradores de Mussolini, Hitler, Franco, Díaz Ordaz, Augusto Pinochet y algunos otros sátrapas, exaltaron valores como la patria, la raza, la religión y el orden, para mantener dominadas a las masas y a la opresión de minorías, en nuestro contexto, indígenas, mestizos, judíos, homosexuales y masones.
Por casi 3 décadas se beneficiaron con puestos públicos, contratos con el Estado, apoyos financieros a sus asociaciones y ONGs, así como jugosos donativos de empresarios católicos, por lo que no volvieron a recurrir a actos de violencia; colocaron a sus hijos al frente de diversos puestos de decisión en el Gobierno, en Partidos Políticos, en Fundaciones, Universidades Católicas y Sociedades filiales.
Sin embargo, ante el escenario de que AMLO gane la Presidencia, los yunquijuniors, quienes hicieron suyas las tesis fascistas, el anticomunismo, la homofobia, la idea falsa de la familia natural, el odio y desprecio a los indígenas y a los pobres y otras linduras, se han dedicado a denostar tanto al candidato de Morena como a sus seguidores, a los que tachan de zombis, nacos, ignorantes, chairos, convirtiendo una contienda electoral, en una guerra contra el demonio y las fuerzas del mal, lo que los ha convertido en FACHULES, es decir, fascistas, por herencia, no por convicciones, vinculados a los movimientos de ultraderecha, seguidores de Anaya, al que incluso admiran en cómo hizo su fortuna y cómo se deshizo de sus adversarios en el PAN.
(*) Neurocirujano. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”. México. Ex Presidente de la Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.
@DrOndarza