* Fue comentada por Pablo Gómez, Ivonne Gutiérrez, Vicente Francisco Torres, Salvador Ávila y el propio Gonzalo Martré
* Fue presentado en el Centro Cultural José Martí con un lleno total
* Se trata de una edición especial, para conmemorar el 50 aniversario del movimiento estudiantil mexicano de 1968, a cargo de Distribuidora y Librerías Tauro.
* Incluye viñetas de Jorge Aviña y prefacio corre a cargo de Roberto López Moreno.
Por Eder Zárate
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de agosto de 2018.- Considerada por Gustavo Sainz como la mejor novela
del 68 mexicano, comenzó a circular una nueva edición de Los símbolos transparentes, del escritor hidalguense Gonzalo Martré, quien nació en el año de 1928. A esta novela se le inscribe en la saga narrativa escrita “desde y a partir” de los acontecimientos de ese año axial y su día más trágico, el 02 de octubre. No resulta extraño que el novelista haya decidido titular así esta obra, que incluye epígrafe del Nobel mexicano de Literatura Octavio Paz, donde se habla de “aquella tarde, aquella historia”, cuando “la visión fue sobrecogedora porque los símbolos se volvieron transparentes”. La novela recrea los días más significantes del movimiento e incorpora personajes de entonces (la juventud, los estudiantes), alternándolos con los de la élite política y de los medios de comunicación, plenamente identificables entonces y ahora.
Pero no se detiene ahí sino que se prolonga a las secuelas de la rebelión libertaria: la opción de la lucha armada y las réplicas de la represión, específicamente la respuesta gubernamental a la manifestación, también estudiantil, del 10 de junio de 1971. Hasta ahora fuera de circulación, Los símbolos transparentes cuenta con cuatro capítulos, llena un vacío importante en la narrativa que sobre el suceso se ha escrito, con todo y que de ella misma hayan circulado, en distintos sellos, una docena de ediciones y reimpresiones, desde su aparición en 1978. Hace cuarenta años. La novela, habrá que decirlo también, fue objeto de multiplicados desaires y hasta de abiertas censuras con el fin de impedir su publicación. Con el tiempo, Los símbolos transparentes, tiene ya un sitio de reconocimiento entre la crítica especializada y los lectores.
Medio siglo después, y en la perspectiva de los cambios tan anhelados por la sociedad mexicana después de las elecciones del pasado mes de julio, una nueva lectura de Los símbolos transparentes nos viene bien a todos. La historia y los personajes en ella descritos (con la sorprendente agilidad narrativa de su autor) habrán de insertarse en nuevas realidades: las imaginadas —coreadas en las calles de la gran ciudad— por los jóvenes y los estudiantes de hace cincuenta años.
Gonzalo Martré nació en el año de 1928, escritor de poco más de 20 novelas y 100 cuentos,
editorialista de Excélsior y El Universal, además de guionista de un clásico del cómic mexicano (Fantomas, la amenaza elegante), es autor de esta emblemática novela sobre el 68 mexicano, Los símbolos transparentes, el agudo mosaico de un México que no se ha ido y donde la corrupción que permea a su sociedad como un andamio, es la única expresión posible para una sobrevivencia de un sistema que no dudó en recurrir al asesinato en masa antes de escuchar reclamos de democracia y libertad. Martré, agudo observador de lo cotidiano, se sirve de cinco historias paralelas y convergentes esa tarde en la Plaza de las Tres Culturas para retratar un país sumido en la modorra de la resignación que de pronto es sacudido por un grito de rebeldía: cinco jóvenes, cuya sangre como ofrenda será vertida en el gran teocalli tlatelolca.