Voces del Periodista Diario

Publican volumen con entrevistas a Octavio Paz hechas entre 1986 y 1996

¿Ya ve? ¿Son sus colegas, sus amigos? ¡Todos tenían una grabadora, todos grabaron lo mismo y todos publican cosas distintas! ¡Es una mente esquizofrénica la de la prensa! Por eso desconfío mucho de esos encuentros tan fugaces, tan fortuitos que no dejan nada bueno”, recuerda Miguel Ángel Quemain que le reclamaba Octavio Paz sobre los periodistas.

Quemain acaba de publicar La brújula y el laberinto. Encuentros con Octavio Paz (1986-1996) (Instituto Literario de Veracruz, 2015), en el que reúne las conversaciones que tuvo con el poeta.

En entrevista con MILENIO, el periodista explicó que el Nobel no solía dialogar con reporteros, ya que lo malhumoraba la falta de preparación y el desconocimiento que tenían respecto a los temas a tratar, además de que eran impertinentes y traicioneros: “Decía que los entrevistadores se ponían como más importantes que el entrevistado: groseros, arrogantes, creían saber más”.

Quemain dijo que el poeta ejercía mucho control sobre los periodistas, pues debían entregarle el cuestionario que pretendían hacerle y él decidía las preguntas, agregaba otras y exigía la transcripción para revisar las respuestas. “Meterse con él era muy difícil, te arriesgabas demasiado: una llamada suya al director de tu periódico y estabas fuera.

“Una de las cosas que hizo Paz con muchos periodistas era que dictaba las preguntas. Lo hice que recapacitara en que estaba frente a un periodista, no frente a un empleado. Quizá él tenía mejores preguntas que yo, pero yo tenía otras que él no se había formulado y que
creía que él debía de escuchar. Era lo que le cuestionaba: que tenía
que escucharme”, cuenta Quemain.

El también psicoanalista afirmó que tiene la creencia de que el literato tuvo una gran apertura hacia él debido a la gran insistencia con la que lo buscaba, por demostrarle que poseía conocimiento y respeto por su obra, y por no tener una actitud reverencial hacia su persona, sino beligerante y de compromiso para traicionar sus palabras.

“Sin concederme una entrevista, yo podría haber puesto un chupón en el teléfono y grabarlo, como hacen muchos colegas de otros medios. Pero no lo hice porque se trataba del prólogo a una entrevista, y finalmente le dio la confianza a un joven reportero que podía conversar con él.
Creo que él mismo no estaba viendo si se trataba de una conversación o no, si estaban sus palabras en pos de una especie de trascendencia o no, pero pienso que la cercanía con un periodista cultural le fue importante”, agregó Micuel Ángel Quemain.

Comentó que Paz veía a la prensa cultural mexicana con aprecio pues pensaba que este tipo de periodismo diario era algo que no existía en Europa ni en Estados Unidos, aunque consideraba que aún tenía carencias. Criticaba a la prensa mercantil, que “le paga mal a periodistas, que contrata sin importar la capacidad ni experiencia, que los tiene en las peores condiciones y que no les exige nada más que horas de trabajo en la redacción, ese periodismo poco serio en general”.

Concluyó: “Creo que este libro, más que un logro personal, es un logro para el periodismo en México, en el sentido de que hay una responsabilidad de conversar con grandes figuras desde un horizonte comprensivo, que siempre está cuestionado por un prejuicio, que tiene mucho de cierto, de que los periodistas no preparan las entrevistas, preguntan cualquier tontería y sacan de quicio a alguien que quiere conversar”.

El libro será presentado mañana a las 19:30 horas en el Salón de la Academia de Ingeniería, en el Palacio de Minería, por Alberto Ruy Sánchez, José Ángel Leyva y el autor.

 

Con información de Milenio

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