Mi vecino perdió a su perrito y le lloró desconsoladamente. El chico del colegio perdió su virginidad y se puso muy contento. La señora tonta de don Hipólito perdió la cordura y ahora está en un manicomio. Pero casi todos hemos perdido el poder adquisitivo y parece que no lo hallaremos nunca.
Y hay herramientas para capturar a ciertos pillos y ladrones de cuello blanco que son más efectivas que toda una investigación de los servicios de inteligencia. La mejor trampa se llama dinero.