* “La exageración”, texto y puesta en escena de David Olguín.
Por Eder Zárate
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de marzo de 2019.- Dicen que las casualidades no existen,
pero imaginemos un día peculiar en el que un viejo actor y una joven actriz, metida a asistente de dirección, son los únicos en llegar al ensayo de una obra próxima a estrenarse. El actor fue citado para revisar monólogos que acusan una interpretación grandilocuente. La joven actriz, en el difícil rol de asistente, se ve forzada, por la ausencia del director, a lidiar con el viejo esa noche y da, con una dosis de honestidad suicida, el veredicto que abre la confrontación: exagerado, suena exagerado.
Éste es el punto de partida de La exageración, una obra que deja en la misma vía, frente a frente, dos generaciones, dos visiones del mundo, maneras radicalmente opuestas de entender el teatro, y un encuentro entrañable y difícil donde la joven actriz se descubre mirada con el deseo y la pasión de un viejo actor enfermo de nostalgia, memorioso y grandilocuente, ilusionado en plena hora de los adioses.
Entre esa pareja tan disímbola se abren abismos de incomprensión emocional, huellas de dolor y confesiones que acerca la experiencia en las tablas al que nacen de la intimidad. Pero también esa relación se finca en problemas artísticos por resolver: los nuevos y los viejos, las condiciones materiales de vida que ofrece el teatro aquí y ahora, la tradición y la novedad, el sentido permanecido en su memoria.
“Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece”, dice Jorge Luis Borges en una frase que acerca la experiencia en las tablas al permanente bocetaje que trazamos en nuestro diario vivir. Ella, por el contrario, tiene todo el arte y el tiempo por delante, pero no encuentra la manera de pertenecer al teatro. Él y ella, un viejo y una jovencita. Lozanía y tersura contra una piel arrugada y unos ojos que miran todo con melancolía. Nada más disímbolo. Nada más propicio para el desencuentro y sí, los del arte escénico en nuestros días y las maneras en que el arte madura en los actores y los actores en el arte.
La exageración es un homenaje al teatro y a la vida, un ejercicio de ficción y realidad
que convierte el escenario en un espacio de intimidad entrañable para el encuentro de 20 personas de público y dos actores en escena, un viejo lobo de mar, “el actor de Gurrola”, Mauricio Davison, y una newcomer, recién salidita de la escuela, Mar Aroko. Para él, la escena está poblada de fantasmas y jirones de parlamentos que han opuestos estallan de manera inesperada
La exageración cuyo texto y puesta en escena es de David Olguín, la escenografía corre e iluminación corren a cargo de Gabriel Pascal, cuenta con las actuaciones por parte de Mauricio Davison y Mar Aroko, se está presentando todos los lunes a las 20:30 horas en el Teatro El Milagro, el cual se encuentra ubicado en la Calle Milán No. 24 en la Colonia Juárez, muy cerca del Metrobús Reforma. Entrada general $ 250; estudiantes, maestros e INAPAM $160; estudiantes y maestros de teatro, y vecinos de la colonia Juárez $80.