Voces del Periodista Diario

“Cárteles terroristas”, la amenaza de Donald Trump

Salvador González Briceño

Sobre México pesan ya las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump, quien pretende declarar a los carteles mexicanos de las drogas como “organizaciones terroristas extranjeras” (FTO, por sus siglas en inglés).

EL TEMA ES DELICADO, y pronto múltiples reacciones —a favor y en contra— no se hicieron esperar.

Los antecedentes: dos acontecimientos recientes son mencionados coincidentemente como causales para tal declaratoria del presidente Trump, pero que igualmente parecen más pretexto. Pese a la delicadeza de lo que dichos eventos implican, en todo sentido:

1) El asesinato de nueve integrantes de las familias LeBarón y Langford, tres mujeres y seis menores, ocurrido el 4 de noviembre en Bavispe Sonora;

En este caso la familia LeBarón, que tiene la doble nacionalidad —estadounidense/mexicana—, solicitó ayuda e intervención a través de twitter al presidente Trump tras el ataque a las dos familias, asegurando que el gobierno mexicano no ayuda para encontrar a los menores secuestrados.

La presunción ha sido, sin pruebas fehacientes hasta ahora y eso es parte de las indagatorias, que fueron integrantes de algún cartel de las drogas. Pero no está claro ni el móvil de los crímenes a la familia ni los atacantes. Deleznable ataque, desde luego.

Primero habrá que esclarecer acontecimientos que motivaron la amenaza

2) El operativo militar que finalmente abortó, para la detención de Ovidio Guzmán (el hijo de “El Chapo”) en Culiacán, Sinaloa, el pasado 30 de octubre.

Sobre este tema siguen las investigaciones para desentrañar lo que realmente sucedió. Saltan muchas dudas sobre lo acontecido. Menos, pero también, sobre los motivos de fondo por los cuales se detuvo la misión —aun respetando la decisión, loable, del presidente Andrés Manuel López Obrador de no exponer a la población más de lo que vivió aquella violenta jornada—, más habiendo estado de visita quince días antes agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA) en esa ciudad, con el gobernador del estado Quirino Ordaz Coppel.

Tras los crímenes a los LeBarón, Trump dijo que era tiempo: “Es el momento para que México, con la ayuda de Estados Unidos, haga la guerra contra los carteles de la droga y los borre de la faz de la tierra. ¡Simplemente esperamos una llamada de su nuevo presidente!”, dijo en twitter esa ocasión también.

Estar alertas por las secuelas, porque la derecha mexicana es chantajista

Y agregó el presidente Trump: “Una maravillosa familia y amigos de Utah quedaron atrapados entre dos malvados cárteles de la droga, que se disparaban el uno al otro, con el resultado de que muchos grandes estadounidenses fueron asesinados, incluidos niños pequeños, y algunos desaparecidos. Si México necesita o solicita ayuda en la limpieza de estos monstruos, Estados Unidos está listo, dispuesto y capaz de involucrarse y hacer el trabajo de manera rápida y efectiva. El gran nuevo presidente de México ha trabajado sobre este gran problema, pero los cárteles se han vuelto tan grandes y poderosos que a veces se necesita un ejército para derrotar a otro ejército”, dijo.

A lo anterior el presidente Andrés Manuel López Obrador respondió en seguida que no. Que se harían las investigaciones, pero al agradecer dijo no a la intervención militar de los estadounidenses como lo planteó el presidente Trump.

El segundo tema es cuanto más delicado. Lo que circula en los medios de información no pasa de las dudas planteadas, cercanas muchas de ellas a la especulación.

Lo cierto es que, no hay manera de justificar la detención del hijo de El Chapo, al no haber una orden de aprehensión emitida por un juez mexicano. No la había, salvo la petición de la Corte del Distrito de Columbia en Washington DC, firmada por el juez Rudolph Contreras de fecha 12 de diciembre de 2018.

Saltan las interrogantes

EL TEMA ES COMPLEJO y plantea más preguntas que respuestas. No lo deseamos, pero supongamos que la amenaza en contra de México puede volverse real.

Hay más Interrogantes que respuestas: ¿Está la Seguridad Nacional de México en juego, si se declara “terroristas a los carteles mexicanos de las drogas”, como lo reiteró Trump después, con el periodista conservador Bill O´Reilly?

¿Representa eso una amenaza con fines militares intervencionistas? ¿Cómo afecta a México? ¿Cuál es la reacción del presidente mexicano ante semejante declaratoria? ¿Es una postura del Trump candidato presidencial, un simple ardid de campaña rumbo a su reelección en 2020?

Ante tales cuestionamientos caben otras tantas reacciones. Sería un verdadero dilema con el que México, el gobierno mexicano y los mexicanos habremos de lidiar. Pero, ¿eso resolverá el problema del narcotráfico entre ambos países? NO

¿De qué sirve declarar terroristas a los carteles de las drogas? Pretexto injerencista. ¿Representa eso cancha libre para tomar decisiones de política exterior ajenas al interés de México, como ha ocurrido con otros países? No hay que perder de vista que Washington es de prácticas injerencistas e intervencionistas.

¿Trastocará esa declaración de Trump las actuales relaciones con México? ¿Es otra amenaza para obtener alguna otra concesión de México, como sucedió con los aranceles donde Trump presionó para que el país se convirtiera en tercer país seguro, en tema migratorio?

De resultar cierta la declaratoria —“no quiero decir lo que voy a hacer, pero serán designados (terroristas)”, dijo Trump a Reilly—, entonces las cosas se complicarán para México.

Las razones de Trump están, entre lograr otras concesiones de México, y otras medidas como contener a Obrador en su actividad e incidencia de talla internacional que crece cada vez, por el tema de Evo Morales y las simpatías que se está ganando como líder Latinoamericano. Habrá que medir hasta dónde llega Trump.

Lo cierto es que el presidente mexicano ha rescatado los principios de política exterior tradicionales —no así los gobiernos entreguistas del PAN—, mismos que dieron prestigio internacional al país.

La orden había sido liberada para solicitar la extradición siguiendo las reglas federales de procedimiento criminal y con el título 18, sección 3500 del código de los Estados Unidos. Y presuntamente, con base en este documento, autoridades mexicanas estarán llevando a cabo el operativo que desató los enfrentamientos entre delincuentes con los militares.

Pero además de estar actuando bajo una orden extranjera, ¿a qué llegaron integrantes de la DEA a Culiacán dos semanas antes? ¿Para qué se reunieron con el gobernador Quirino? Fue solo, como aseguró el gobernador, ¿para “dar a conocer cómo estamos en Sinaloa en materia de crecimiento, de desarrollo”? Incluso para, ¿la “capacitación y el retiro de las alertas para viajeros al estado por ciudadanos estadounidenses”?

¿Qué rol sigue jugando la DEA en México, ahora tras el cambio de gobierno, cuando durante el sexenio de los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y el de Enrique Peña Nieto, dicha agencia tuvo todas las canonjías para operar a puertas abiertas en el país sobre el tema del narcotráfico? ¿Por qué el presidente López Obrador está dejando de lado a la Marina, fuerte aliada de la DEA, en el tema del combate al narcotráfico?

¿Desde cuándo se le dan informes de ese tipo a una agencia extranjera, como el del gobernador de Sinaloa? Cabe la interrogante, más tratándose de la cuna del narcotráfico en México. De los territorios donde rigen todavía los controles del cártel de El Chapo y socios, Ismael El Mayo Zambada y Rafael Caro Quintero.

Habrá que desentrañar qué es lo que se oculta tras estos acontecimientos, los puntos 1 y 2 citados. Pero una de las hipótesis tiene que ver con el armado de escenarios de desestabilización, como partes de un rompecabezas con mayores intenciones. La sospecha de crear el golpe suave del estadounidense Gene Sharp, en contra del presidente de México, López Obrador, que ronda en las mentes de no pocos “analistas”.

Y la derecha mexicana, entreguista y traicionara, bien podría estar alentando ese tipo de escenarios, azuzada y/o alentada por tantas intentonas y amenazas reales como las que ocurren ahora mismo en Bolivia, los acontecimientos en Venezuela, las amenazas contra Nicaragua. No así contra los gobiernos entreguistas de Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador, Perú y tantos otros afines o amigos de Washington. Salvo los cambios de electorales en Brasil y Argentina ya, que apuntan al regreso gobiernos progresistas.

Por cierto, que no es la primera vez que desde Estados Unidos se pretende asociar a los cárteles de las drogas mexicanos con el terrorismo. Pero tampoco nunca se ha demostrado que los cárteles se dediquen a actividades terroristas, expertos en el tráfico de las drogas.

La declaratoria de Trump de todas maneras ha causado revuelo. Y un ambiente de muchos claroscuros. A lo anterior hay que agregar lo que salta más a la vista. Y es el tema electoral de Trump. Por un doble rasero.

A) Trump se encuentra en pleno proceso de campaña rumbo a su posible reelección en el 2020, y México es “garantía” de éxito como lo consiguió en el 2016 introduciendo los temas del muro y la inmigración ilegal procedente del sur;

B) La amenaza de empatar a carteles con terroristas, catalogarlos como tales, es más distractor o buen ardid para tratar de atravesar el proceso actual que enfrenta sobre su posible destitución como presidente, por presunta implicación —de Trump y otros funcionarios— en presiones a ucranianos para investigar al exvicepresidente Joe Biden y su hijo.

Sij olvidar que, carece de autoridad moral para generar un tipo de problemática a México en tanto desatiende lo que sucede en su propia casa: 1.- Que EUA es el principal consumidor de drogas y exportador de armas a México, a manos de los carteles, un negocio por el que nada hacen los gobiernos, sean demócratas o republicanos; 2.- Que hay, se presume, una buena relación entre los presidentes Trump y Andrés Manuel López Obrador. “Cooperación sí, intervencionismo no”., Declara el presidente mexicano. Y los mexicanos, las grandes mayorías, apoyamos eso sin chistar.

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