Voces del Periodista Diario

Choque de trenes: AMLO-EZLN, los antecedentes

Juan Bautista

Ring…ring…martillaba el agudo timbre del teléfono fijo en la repisa. Era la aguda y fría mañana de aquel mítico primero de enero de 1994. Dos horas antes de ese amanecer, apenas había tomado el primer sueño de un trajinado diciembre y fin de año en noticias.

Contesté el teléfono. Una voz ronca y profunda dijo:

–¡Ya inicio la revolución! Pon la televisión y ve las noticias en vivo.

ME RESTABLECÍ. El moderno televisor análogo, informaba de una revuelta indígena en el sureste mexicano. Hombres encapuchados de vestimenta verde militar con rifles calibre 22 y escopetas, realizaban acciones de asalto al Palacio de Gobierno en el Estado de Chiapas, en San Cristóbal de las Casas.

MUCHO MOVIMIENTOy algunos civiles con pañoletas rojas sobre el rostro y rodeando el cuello, sobre blancas camisas. Eran acciones típicas de un movimiento guerrillero que semejaba a los nicas o los cubanos en los años sesenta y setenta.

Los locutores sin precisar, sólo atinaban a decir que los indígenas de México se habían levantado. Que era por la dignidad de los pueblos. Que había una proclama de un Ejército de Liberación Nacional, con un sello zapatista. Era sin duda, algo extraño y nuevo para todos. Y más, era el primer alzamiento social y revolucionario en nuestro país del siglo XXI, que se transmitía por televisión y en vivo a toco color en México y el mundo.

Las agencias internacionales de noticias y los medios públicos nacionales, a través de sus voceros en forma prolífica, difundían fotos de nuevos y jóvenes guerrilleros con armas para caza. Se mencionaban enfrentamientos y al menos cuatro muertos y una decena de heridos, entre militares y rebeldes.

Entre las proclamas se leía:

  • Declaran formalmente la guerra al gobierno mexicano.
  • Piden la destitución y claudicación del Ejecutivo Federal
  • Solicitan ser escuchados, exigen respeto a los derechos de todos los pueblos indígenas
  • Niegan el Tratado de Libre Comercio, dicen que ello acabará con sus tierras.
  • Exigen la autonomía de los pueblos
  • Se erigen en armas en contra del sistema neoliberal y capitalista

Ese primero de enero cayó en sábado. En la redacción de noticias de Radio Educación, la estación oficial de información, cultura y educación del gobierno mexicano, tendría el primer noticiario a las 13:00 hrs. Yo, casi cumplía medio año, al frente de la jefatura de información.

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Ligeras ráfagas de viento frío, como navajas, golpeaban la ventanilla del auto compacto desde el sur de la ciudad hasta la colonia del Valle. A la estación de radio llegué a las 8:00 de la mañana. Un desierto de máquinas de escribir y otras eléctricas, decoraban la redacción, semejaba un museo postmoderno. El silencio rebotaba en los cristales y escritorios, penetraba entre las teclas de las viejas máquinas de escribir, algunas de ellas eléctricas. Hojas sueltas en el piso de un guion impreso por cinco tantos, de lo que fue noticia, un confeti, alegría de un instante, hoy prehistoria.

Y…¿Qué informar, si la noticia se consumió como pólvora, qué explicar, si la transmisión fue en vivo, si los actores estaban en primer plano, ofreciendo imágenes aun embozadas?

Ya en mi oficina, con un escritorio en media luna que yo diseñé, diagramé en la computadora un primer guion del noticiario bajo la premisa de informar con veracidad, pluralidad y equilibrio.

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1. Tener completa la declaración de la Selva Lacandona, el manifiesto que la comandancia había leído al amanecer del día primero, donde exigían deponer al gobierno federal, instaban a la rebelión nacional y a combatir el TLC, que entraba en vigor.

2. La postura oficial de la Secretaria de Gobernación o de la Presidencia de la República, o la Secretaría de la Defensa Nacional.

3. La voz de los insurgentes o una autoridad que ellos reconozcan.

4. Información de un reportero de Radio Educación y un académico o de la llamada sociedad civil.

5. Y un editorial que planteara el cese al fuego, la paz y el diálogo.

El primer paso ya estaba orquestado, al menos en mi mente. El segundo, era dar a conocer a los superiores cómo estaríamos informando, pero todo el equipo estaba de vacaciones: Luis Ernesto Pi Orozco, Director de extracción priista, José Luis Duran King, Subdirector. A partir de ese momento, sabía que yo sería el único responsable de todo lo que se difundiera por la frecuencia de amplitud modulada a nivel nacional en vivo, durante los días que durara este conflicto, que se vio, desde el primer momento, sería tan largo y profundo como el Cañón del Sumidero.

La primera revolución social y cibernética desde México

Llamé a la reportera de guardia, Gabriela Díaz:

-Necesito —le dije— que busques las declaraciones oficiales hasta por debajo de las piedras, ya casi es medio día y no tenemos nada que informar, le dije sin mediar más explicación.

–Nadie contesta teléfonos, en Sedena, los Pinos, y en la Secretaría de Gobernación, me confiaron que quizá, tengan algo por ahí de la una de la tarde, expresó Gaby en un tono amable y desconcertado.

Por un momento, como un rayo iluminado pasó por mente: cancelar el noticiario y sólo transmitir música. Reflexioné, medité y me dije: eso no puede ser. Tenemos la obligación de informar, de explicarle a la gente, al ciudadano de a pie, qué está pasando en su país, por más grave que ello parezca.

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El vacío informativo como estrategia gubernamental

MÁS QUE CENSURA, simplemente no había información oficial, o era, en otro caso, parte de una estrategia planeada desde las altas cúpulas del poder, con o sin el consentimiento del Estado, hacia el EZLN, a quien le declaraba la guerra abiertamente y más, este grupo insurrecto, que al principio se habló, era de más de doscientos, en horas posteriores se conocería la cifra, más de dos mil. El caso es que ningún medio oficial informaba, todas las puertas y ventanas estaban cerradas, vacías o simplemente de vacaciones. Excepto Radio Educación, y yo con un redactor, una reportera, un locutor y una frecuencia abierta de 50 mil watts.

Radio Educación, y yo al frente de este medio, representábamos todo un reto para informar en esas condiciones y sin órdenes desde el poder, más lo que dictaran los hechos y nuestro talento para conseguir información y mi conciencia.

Víctor Bárcenas, a quien se le asignó la guardia de ese fin de semana, entró a la redacción pasada las 10:00 am.

Es tarde y estamos en problemas: ¡ya te enteraste de la revolución! Le dije en tono más que de amigos.

–¿En Guatemala? –Respondió con voz interrogante y desmesurada.

No, aquí, ¡en Chiapas! Le dije y agregué: De favor realiza las llamadas con los corresponsales o con tus amigos y ve quien nos puede ayudar, busca a los especialistas o a un vocero, a alguien. Necesitamos informar y no tenemos una línea. Concluí.

Víctor se sentó sobre un escritorio, realizó sólo un par de llamadas y me dijo a los 12 minutos: Oye, ¿te interesa una entrevista con Samuel Ruiz, el obispo de Chiapas, porque lo tengo en la línea?

–Por supuesto, le dije que sí. Y en ese momento vi como una luz entraba a la redacción en forma clara e iluminaba todo con más brillantez.

De una vez… que sea grabada, alcancé a expresar al tiempo que corría a buscar una grabadora de carrete abierto.

Víctor Bárcenas inició la entrevista y yo le realicé algunas preguntas necesarias, anotadas previamente, fueron 22 minutos de oro molido, duro y contundente, febril, amable, con un tono casi celestial, de frases sencillas y sin estridencias, plenas de comprensión hacia un grupo vulnerable por más de 500 años ante el poder.

Samuel Ruiz obispo de Chiapas, y conocedor del alzamiento, el promotor de la causa indígena y de los pobres, de los más humildes.

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El Obispo Samuel Ruiz, en los micrófonos de Radio Educación

Samuel Ruiz así, a través de los micrófonos oficiales de Radio Educación, solicitaba:

El levantamiento indígena es un derecho, porque exigen ser escuchados. Esta es una demanda justa e histórica. No es un movimiento ideológico, es más bien un reclamo por hambre, por sus tierras, por su herencia, por no seguir siendo esclavos ni de mexicanos ni de extranjeros.

Tactic, como le llamaban al Obispo Samuel Ruiz en ese momento, a quien los indígenas veían como un gran padre, seguía en los micrófonos de Radio Educación, la única radio oficial que difundió el mensaje que los zapatistas lanzaron al mundo:

“Los indígenas no quieren la guerra, desean la paz. Ellos siempre han estado marginados, y ahora ya se cansaron de serlo, por eso dijeron: ¡Basta Ya! En este mundo no tienen comprensión hacia su condición, y por ello hay que cambiar este mundo. Hoy todos tenemos mucho que aprender de ellos. Hoy los indígenas viven de la selva, por eso la respetan, ellos no la destrozan, en cambio las grandes compañías sí”.

Y recuerdo, en términos generales que sentenciaba: “Es necesario respetar a los indígenas de todo el mundo. Hoy el gobierno tiene que voltear a mirarlos, y tiene que atender sus demandas.”

El engranaje estaba ya caminando. Marqué a una estación de Radio local del Estado de Chiapas, pero nadie tenía la declaración de la Selva Lacandona, sólo habían escuchado que alguien de la comandancia general la había leído pasadas las 12:00 de la noche al dar la alerta del levantamiento en una especie de mitin en el zócalo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

–Creo que vi una declaración, pero es tamaño cartel y están pegadas en los postes de madera del centro de San Cristóbal, me dijo una reportera. Y me adelanté a solicitarle una acción poco común. Le dije con voz seria y pausada:

–De favor, ve a un poste y donde veas un cartel que tenga la declaración de los zapatistas, que diga EZLN, la desprendes completa, la traes a tu redacción, la partes en dos con una navaja o tijeras y me la envías por fax, y yo aquí la espero. ¿Sale? Concluí…

–Bien, voy por la declaración, la desprendo (creo que todavía está fresco el engrudo con que la pegaron) la despegó toda, la divido en dos en forma horizontal, y te la envío a Radio Educación por fax. Espero que funcione- dijo la reportera como en tono de aceptación de una orden, como si yo hubiese sido su jefe de información por muchos años.

Hoy Decimos ¡Basta!

El fax llegó en dos partes. En la redacción lo pegamos, lo unimos y lo llevamos así, para ser leída íntegra.

Así por los micrófonos del Estado Mexicano, se escuchó un comunicado de un grupo que irrumpía en la escena nacional como un actor original, independiente, autónomo, libre de partidos políticos y armado, lo más extraordinario para ese tiempo:

La lectura de la Declaración de la Selva Lacandona en cabina excedía en tiempo, por mucho las notas de minuto o máximo minuto y medio que se le otorgaba a la información ordinaria. “Que lea toda la declaratoria por ello era importante”, expresé y así fue. Lo más importante fueron los puntos medulares de la exigencia, algo que en ese momento parecía más extravagante:

La declaración de la selva Lacandona

1° Avanzar hacia la capital del país venciendo al ejército federal mexicano, protegiendo en su avance liberador a la población civil y permitiendo a los pueblos liberados elegir, libre y democráticamente, a sus propias autoridades administrativas.

2° Respetar la vida de los prisioneros y entregar a los heridos a la Cruz Roja Internacional.

3° Iniciar juicios sumarios contra soldados del ejército y la policía política y contra aquellos que maltraten a la población.

4° Formar nuevas filas con aquellos mexicanos que se sumen a la lucha y juren responder al EZLN.

5° Pedir la rendición incondicional a los cuarteles enemigos antes de entablar combates.

6° Suspender saqueos de las riquezas naturales controlados por el EZLN.

A la una de la tarde de ese primero de enero, por fin salió un escueto comunicado de la Secretaría de Gobernación en el cual se negaba la autenticidad de ese movimiento, señalaba que seguramente tenía influencia extranjera y lo llamaban a deponer las armas y entregarse. Nada de diálogo y menos de ofrecerles alguna salida política, al menos durante los primeros días.

Para rematar, en vivo, desde la oficina leí un editorial en donde se demandaba el cese al fuego, a la represión gubernamental y que, conforme a los tratados de Ginebra, se reconocía al EZLN como una fuerza regular al contar con más de dos mil elementos armados, lo que lo convertía en un ejército regular con derecho a ser escuchados y dialogar. De esa dimensión se escucharon las voces en Radio Educación.

El Sub, en los micrófonos de Radio Educación

Ese mismo día, por la tarde, Lenica Ávila, quien era una de las 35 redactoras de la sección de noticias me llamó para decirme que no podría regresar a laborar porque no había transportes y las carreteras a Chiapas estaban tomadas por los rebeldes.

No te preocupes, desde este momento te comisiono como reportera (había cinco de planta) y te vas a San Cristóbal y consigue entrevistas con los líderes o campesinos que estén al frente de este movimiento, le dije en tono amable. Por los viáticos, yo veo cómo te los repongo o te los envío.

Con la suerte de la reportera primeriza, Lenica fue con su grabadora al centro de San Cristóbal la tarde del domingo, y ahí, en medio de los portales, salió otro más de los encapuchados, pero éste de piel blanca, con pasamontaña, de voz melodiosa, con un discurso colmado de parábolas y referencias históricas. Se hacía entender con pocas palabras bien colocadas para cada escena, parecía que había practicado: brillantes sus exposiciones, literarias y hasta filosóficas.

Con carrilleras al pecho, dos relojes (uno en cada mano), una pañoleta, collares de semillas y tela, y una pipa tipo español, como símbolo de sabiduría y paciencia.

Ese atardecer, bañó el rostro de al menos tres reporteros, que dibujaban la figura de Marcos, como el primer líder del movimiento, su identidad, entonces salió a la luz: el subcomandante Marcos. Lenica fue la única reportera que portaba en ese momento una grabadora con caset y pilas. Fueron casi 20 minutos de una charla en la expuso los fundamentos, objetivos, motivos inmediatos y plan de acción.

Por alguna extraña razón, Lenica le prestó la entrevista grabada a un periodista italiano del periódico comunista L’Unita, quien le ganó la nota a nivel mundial, porque fue quizá la primera entrevista con el personaje del pasamontañas que le daría la vuelta al mundo.

Pero Radio Educación cumplió con su crónica, con la visión de Lenica, quien fue pieza fundamental en esa aventura por descubrir un movimiento que en ese entonces se veía legítimo, histórico y trascendente.

Días posteriores, la voz del Subcomandante Marcos, se escuchó en forma por demás nítida en Radio Educación, reportajes, crónicas y despachos especiales, se tuvo, por lo menos durante esos quince días, que movieron al México profundo y anunciaba un cambio radical. Al menos esa fue la sensación creada desde el Sureste mexicano.

La voz de los sin voz, tuvieron su espacio, sus días, quizá toda la semana, para reflejar su decir y hacer. La voz libre del Estado Mexicano, por mi conducto, les abrió los micrófonos en forma respetuosa, sin ningún tipo de censura.

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La libertad de Expresión encontró piedritas en el camino

Días después, al llegar de sus espléndidas vacaciones, el director de Radio Educación, Luis Ernesto Pi Orozco, me llamó a su oficina y me dijo que explicara mi comportamiento y la extraña apertura hacia un grupo insurgente, contrario al gobierno federal y al presidente Salinas de Gortari.

Muy tranquilo, le dije sin rubor alguno:

— “Tomé la decisión lo más apegado a los principios del periodismo: pluralidad, equilibrio y libertad absoluta de expresión. No he fallado en la misión para la que fui contratado”, expresé.

–Bien, me dijo Luis Ernesto: quiero que presentes tu renuncia. En los Pinos y en Gobernación están muy molestos con Radio Educación por esa amplia cobertura que les ofrecimos.

–Gracias Señor Director por permitirme servir a mi país, a Radio Educación, y a su público que tanto merece ser informado en forma veraz y profesional. Gracias por esa oportunidad.

Ahí, terminó un capítulo muy importante de apertura informativa en un medio oficial, popular y muy escuchado. Y para mí, una experiencia más en la agenda de medios.

Las aportaciones del EZLN al proceso social e histórico

EL EZLN IRRUMPE en el escenario nacional e internacional, como un nuevo actor en la política, con un discurso propio, con identidad, de ideario marxista leninista que se torna en pocas semanas en un discurso en defensa del indigenismo en México, y lo más sorprendente, como un grupo armado, que pronto captó la mirada internacional del mundo intelectual, de políticos y nuevos líderes insurgentes.

El EZLN, su lucha, sus formas de propaganda anuncian los cambios que vendrán en tiempos posteriores en la forma de realizar política y propaganda. Es la primera revolución de Latinoamérica que arranca actividades con una transmisión en vivo a nivel planetario, al contar con toda la tecnología de punta. Es el primer aviso de una revolución cibernética al servicio de las causas sociales con sello indígena.

Su mensaje en favor de los indígenas, permite la articulación de otros movimientos en favor de los desposeídos en el mundo, crea lazos y nexos de carácter internacional, que estarán sirviendo de enlace para afianzar análisis y teorías en nuevas formas de protestar, de resistencia y movilidad social y cultural.

Y suma, a través de su discurso, de rechazo al poder “de mandar obedeciendo”, nuevos elementos en la estructura de otras formas de organización social, que repelen al estado autoritario, y al mismo tiempo, demandan espacio y autonomía, algo que lo seguirán enfrentando frente a un Estado, aunque este emerja de una izquierda moderada, porque finalmente a ese Estado, es al que le han declarado la guerra, independientemente de quien esté al frente y mande.

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