Voces del Periodista Diario

EN MEDIO DE OBSTÁCULOS, AMLO AVANZA EN SU AGENDA del apoyo a la resistencia

En medio de altos riesgos, Andrés Manuel López Obrador inicia su segundo semestre en el gobierno con una sensible caída en su índice de aprobación.

Del apoyo a la resistencia

Feliciano Hernández*

De casi 80% que llegó a tener hacia su primer trimestre, concluyó el segundo entre un 70% y 60%, según algunas firmas encuestadoras. El apoyo reciente que recibió por el factor Trump no le durará mucho, porque el bolsillo popular no entiende de políticas internacionales.

SIN UNA pronta mejora sustancial en el índice de bienestar, el beneficio de la duda que le otorgaron millones de mexicanos al llevarlo al poder puede estallar en crisis y ser el principio del fin en los próximos meses.

LA TARDANZA de AMLO en reaccionar ante las protestas de la población afectada por sus recortes burocráticos y de presupuesto puede ser una primera explicación de su descenso en ciertas encuestas. La crisis que estalló en las instituciones de salud (IMSS, ISSSTE y otras) a las que redujo presupuesto y adelgazó en sus estructuras, ocasionó tardías, pero enojadas reacciones de los pacientes, médicos, trabajadores de la salud, proveedores y autoridades hospitalarias.

La reciente amenaza de Trump de castigar a AMLO con aranceles por su negativa de contener en la frontera de Chiapas a los indocumentados centroamericanos y de otras procedencias, en un primer momento le aporta números en las mediciones de aprobación, pero la realidad es que el riesgo de que se materialicen los impuestos a las importaciones desde México, deja al mandatario casi indefenso y expuesto a enormes riesgos.

Hay que decirlo: el apoyo incondicional al presidente sólo puede conducir a errores, a veces muy lamentables. Si bien su equipo de trabajo está obligado a seguir las instrucciones de su jefe, no lo está a guardar silencio. ¿Tendrá AMLO la sensibilidad para admitir sus errores, que no son precisamente los que le reprochan sus adversarios del régimen feneciente desde el ángulo neoliberal, sino desde el interior de sus propias bases de apoyo conforme a las promesas del entonces candidato?

“No voy a ser florero”

EL EJEMPLO LO PUSO Germán Martínez, el ex director del IMSS, quien públicamente le renunció al presidente con argumentos irrebatibles y lo hizo con una larga carta detallando las graves dolencias del instituto de salud —por todos conocidas, además—, criticando las medidas de corte claramente neoliberal, que se han aplicado al sector, en contradicción a las reiteradas promesas de campaña del candidato López Obrador, y días después de haber decretado, ya desde la cima del poder sexenal, la muerte del treintañero y excluyente sistema.

        “No voy a ser florero”, concluyó el funcionario al final de su respetuoso pero duro reproche al titular del Ejecutivo.

Es entendible que AMLO prometió mucho —y bien, no podía menos ante el desastre social que heredó del PRIAN— pero al llegar a revisar las cuentas en medio de un entorno desfavorable se encontró con recursos limitados para cumplir sus principales promesas de ayuda urgente a los más necesitados y se vio impelido a buscar recursos hasta debajo de las piedras.

El presidente aceptó su grave error, apretando los dientes, al girar instrucciones a Hacienda para que descongelara los recursos de los hospitales. Una cosa cierta, AMLO no podrá atravesar su sexenio dando dinero a los pobres, quitándolo a otros pobres. ¡Cuidado!

Logros concluidos y avances

HAY QUE DECIR que los aciertos de AMLO en seis meses son muchos, aunque los fanáticos de la derecha lo nieguen, aunque la prensa fifí no quiera verlos y aunque los adversarios sin oficio ni beneficio lo reprueben.

Sólo como recordatorio, se mencionan a continuación los de más impacto: la reducción de sueldos y de privilegios a la alta burocracia; la eliminación de las pensiones millonarias a ex presidentes; el aumento de salarios mínimos, el más alto en muchos años; la reorientación del gasto con enfoque social —ésta con fallas graves, que explicamos más adelante—; también la promulgación de ciertas leyes que demandaba la sociedad, como la de reducción de financiamiento a los partidos políticos; la de sueldos máximos en la administración pública, que sin duda es un gran avance contra los abusos, aunque los vividores del Estado la impugnaron y la corte la devolvió a la cámara de origen para su replanteamiento de algunos artículos.

A todo eso hay que sumar la reciente prohibición al SAT de condonar impuestos y el decreto para el ejercicio del gasto en comunicación social para prevenir el dispendio y la opacidad de anteriores gobiernos en su relación con propietarios de medios y periodistas.

Un cambio de la mayor importancia es que todos los días la sociedad tiene ante sí la oportunidad de cuestionar al presidente en sus famosas ruedas de prensa mañaneras. Algo nunca visto, y sin duda muy valioso como auditoría cotidiana al gobierno.

Asimismo, en la parte social, a seis meses podemos ver avances del 80% promedio en sus programas estrella que son Jóvenes Construyendo el Futuro, calculado para beneficiar a 2.4 millones de becarios, hombres y mujeres entre 18 y 29 años, que reciben poco más de un sueldo mínimo, tres mil 600 pesos, durante un año de capacitación laboral y profesional; y el de la pensión universal para adultos mayores que reciben dos mil 550 pesos a partir de los 68 años o antes si entran en la categoría de discapacitados.

Otros programas están en marcha también con importantes avances, como el de Sembrando Vida, que apoya a pequeños productores agroforestales para que siembren árboles; y el de Precios de Garantía que estimula y beneficia a campesinos a sembrar granos básicos, para que se alejen de la tentación de usar sus tierras para cultivo de drogas.

La firma de un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá —la extensión del que rige todavía el intercambio en Norteamérica—, puede verse como un logro también propio, aunque sin concretarse todavía.

Algo cierto es que AMLO avanza en su agenda, con grado de urgencia, indudablemente, aunque con obstáculos previsibles. Esto le vale como atenuante de su falibilidad.

La crítica más útil

LA TAREA NATURAL DE LA PRENSA SERIA y trascendente no es informar ni festinar los logros de nadie —eso sería propaganda o publicidad—, sino advertir de los riesgos. A final de cuentas, lo útil de esto es proteger y preservar lo que interesa a la sociedad como género humano. Por eso las noticias “malas” son el alimento de todos los días en los noticiarios, pero son las lecciones implícitas de lo que se debe corregir.

Hay que decirlo, una prensa de noticias “buenas” sería aburrida, porque lo natural es que las cosas funcionen bien, para eso estamos condicionados. Cuando eso no ocurre, ahí entra la prensa, para señalarlos, porque los errores se pagan y a veces muy caro.

En la función de gobierno al menos, el favor hacia la clase gobernante es la crítica positiva, constructiva, amigable. Si hay quienes no lo entienden así, ni modo. (…Que a nadie más del gabinete se le ocurra retrasar un vuelo, porque les puede costar el cargo; ni agarrar los helicópteros de uso oficial para asuntos privados, por cierto).

Millones de páginas noticiosas han pasado inadvertidas y así será con millones más, bajo la equivocada lógica del “vamos requetebién”, “Es un catarrito, no es una pulmonía”, “No lean la prensa, porque se deprimen”, etc.

Las promesas incumplidas

SÓLO PARA JUSTIFICAR ESTE BREVE BALANCE, tómese en cuenta que seis meses ya permiten ver con más claridad hacia donde nos conduce este gobierno, partiendo de sus promesas de campaña.

Entre lo más criticable de AMLO —aparte de su peligrosa “austeridad franciscana”, que lo llevó a ordenar recortes impensables desde la lógica de la izquierda, como los aludidos en el rubro de salud—, está su mala relación con la prensa en general, que le detona una renuencia a reconocer que ciertas críticas pueden ser bien intencionadas; en consecuencia, las cataloga como ataques de “la mafia del poder” o de “la prensa fifí”…Claro que algunas lo son, pero muchas no.

En contra de la demanda popular de castigar a los grandes criminales, “de cuello blanco”, en su afán de llevarse bien con dios y con el diablo, AMLO eligió perdonarlos con su pregonada amnistía y su principio de “amor y paz”, que es el cimiento de su pretendida república amorosa.

Si bien apenas estableció el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, parodiado como el Instituto Chucho el Roto o Robin Hood, los objetivos de esta nueva entidad no parecen anclados en el fondo; más bien desata la sospecha de que es un simple anzuelo para atrapar charales en lugar de tiburones y para calmar los ánimos de la feligresía.

Otro enfoque complicado de AMLO que debiera corregir hoy, hoy, hoy, es su perspectiva de que “por el bien de todos, primero los pobres”, que quiere llevar al límite a costa de rubros sumamente importantes como ciencia y tecnología, a las que destinó apenas dos o tres párrafos en su “Plan Nacional de Desarrollo”.

Cierto que los pobres de México son el mayor reto por el olvido y exclusión en que los tuvo el régimen moribundo, pero el problema y su solución deben enfocarse desde la perspectiva de avances en la educación y la cultura, la inversión y el empleo con mejores salarios y con programas complementarios; no sólo desde la lógica del reparto de dinero a costa de rubros también históricamente muy castigados como el referido líneas antes.

La eliminación o reducción de comisiones bancarias ayudarían mucho a la gente de a pie a sobrellevar la cuesta diaria, pero ante una iniciativa de la Cámara de Senadores —que estremeció al mercado bursátil—, el presidente salió a calmar los ánimos de los banqueros asegurándoles que antes de tres años no movería nada al respecto.

También la promesa de bajar los costos de los combustibles se le complicó y en los hechos, se encarecieron más; la gente se ha molestado por el incumplimiento en ese punto.

Otro compromiso que estableció, el de mejorar educación superior en cobertura y calidad, comenzó con fuertes recortes a las universidades federales; se recordará que ante las protestas corrigió, al menos esa vez a tiempo. Aunque en este punto tiene su propia propuesta, que son las cien universidades Benito Juárez, una extensión de la que fundó como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, la Universidad Autónoma Ciudad de Mexico, para quienes interrumpieron sus estudios.

Las graves omisiones

LE FALTA MUCHO A AMLO POR HACER Y DEFINIR, en la perspectiva de una verdadera transformación, como lo pregona. Hay graves problemas que ni siquiera se plantea el mandatario, y uno de estos es el tradicional comercio ambulante; es grave porque se sustenta en serios vicios del sistema y en delitos, como expresión de la economía subterránea: venta de piratería, productos robados, contrabando, lavado de dinero, evasión de impuestos y corrupción.

Y es todavía más grave porque es consecuencia de políticas erróneas y es causa también de otros males, como la evasión de impuestos. A seis meses, AMLO ni siquiera lo tiene en su radar, a pesar de que el ambulantaje aumenta como resultado de la baja en el ritmo de crecimiento, de sus recortes de presupuesto y otras de sus políticas “neoliberales”.

Posiblemente para el presidente la economía informal no es un mal preocupante, pero claro que lo es, no sólo porque roba espacios en la calle y en la moral de la gente, sino por lo que implica en la economía nacional.

Su despreocupación ante las urgencias ecológicas que padece México, también le están generando persistentes ataques al mandatario, más que justificados.

Tampoco abona a su agenda ni a su causa su clara negativa de cobrar miles de millones en impuestos a los grandes morosos fiscales, “amigos del SAT”; junto con su renuencia de llamar a cuentas a los ex funcionarios de muy mala reputación, le quitan puntos y le restarán apoyo al paso de los meses. Como si dependiera de su voluntad y no de leyes. Su paternalismo lo obnubila en grado inaceptable.

En términos generales, es una buena causa y una propuesta de máxima altura la meta de lograr una transformación equiparable a los grandes movimientos sociales que históricamente registra México. En los hechos, adolece de mucha teoría, de programas y definiciones que le den viabilidad.

AMLO tiene que resolver sus contradicciones para poder avanzar hacia su meta. Eso de querer gobernar con enfoque social, pero adoptando medidas de corte estrictamente neoliberal —los recortes presupuestales y el adelgazamiento franciscano de la estructura burocrática— le restan credibilidad.

Hoy, ante la simple amenaza del presidente Trump, que puede convertirse en peligrosa realidad, el presidente mexicano se encuentra muy descubierto en todos los flancos, salvo en el de apoyo popular, por el momento.

Por lo pronto, la crisis en el sector salud le hizo una fuerte advertencia que debería tomar en cuenta, sin vacilaciones. Y es que no puede repartir ayudas a los más pobres quitándolas a otros también muy pobres. Así no.

felicianohg@yahoo.com.mx

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