Voces del Periodista Diario

‘Argentina, 1985’: la película que revive el castigo ejemplar a una dictadura militar

La nominación a los Óscar de Argentina, 1985 recordó el inmenso papel desempeñado por las instituciones democráticas para juzgar los atroces crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar de 1976-1983, juicio que convirtió al país en un ejemplo mundial al ser uno de los pocos en el mundo que ha procesado y encarcelado a sus exrepresores.
La película —que ganó en los Premios Globos de Oro en la categoría de Mejor Película en lengua no inglesa— narra la odisea de los fiscales Julio César Strassera (Ricardo Darín) y Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) y su equipo de jóvenes colaboradores para investigar los delitos perpetrados por las Juntas Militares —los triunviratos gobernantes integrados por miembros de la Fuerza Aérea, el Ejército y la Armada—, apenas dos años después de las elecciones que marcaron el regreso de la democracia con el triunfo de Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cívica Radical.
Los denominados Juicios a las Juntas se desarrollaron entre abril y diciembre de 1985 a cargo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires. El proceso estuvo marcado por la impresionante cobertura periodística de medios internacionales, que enviaron a más de 500 periodistas a seguir las 530 horas de audiencia a lo largo de las cuales declararon más de 800 testigos, hecho que conmocionó al mundo y le valió el apoyo de la opinión pública.
https://youtu.be/EDK2FtU5oxg
Tras cientos de jornadas de trabajo, el fiscal Strassera —cuya familia había sido amenazada en incontables oportunidades— expuso su alegato final, tras el cual el Tribunal condenó a cinco de los responsables de la dictadura: Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera, Roberto Eduardo Viola, Armando Lambruschini y Orlando Ramón Agosti.
En total, por fuera de los oficiales con cargos jerárquicos, 1.058 militares fueron condenados por delitos de lesa humanidad en 273 causas distribuidas a lo largo del país.
Transcurridos 37 años del histórico proceso —que estuvo signado por la inestable situación del país tras la dictadura— la película ha logrado una enorme repercusión, con más de un millón de espectadores en todo el país. Además, fue estrenada en España, Estados Unidos, Uruguay e Inglaterra, y se encuentra disponible en la plataforma Amazon Prime.

Recuperar la memoria

“El juicio a la Junta fue una instancia de mucha discusión y coraje. La película permite romper el negacionismo con respecto al horror y la crueldad”, dice a Sputnik Pablo Díaz, testigo crucial del proceso judicial.
Díaz fue sobreviviente de la Noche de los Lápices, el operativo llevado a cabo el 16 de septiembre de 1976 en la ciudad de La Plata —capital de la provincia de Buenos Aires, que tiene una alta concentración de estudiantes— para capturar a una decena de jóvenes de entre 16 y 19 años que reclamaban la implementación del boleto estudiantil, logrado en 1975 y que la dictadura eliminó. De los 10 secuestrados y torturados, solo cuatro sobrevivieron. Los seis restantes fueron desaparecidos y asesinados.

Sobreviviente de la Noche de los Lápices: Estábamos en un laboratorio del horror - Sputnik Mundo, 1920, 05.05.2021

Sobreviviente de la Noche de los Lápices: “Estábamos en un laboratorio del horror”
La lectura del sobreviviente del terrorismo de Estado es recuperada por el historiador Felipe Pigna. En diálogo con Sputnik, el investigador considera “fundamental que la película llegue en este momento. Volver a la verdad histórica me parece central porque vuelve a instalar un tema crucial de la historia argentina”.
Él éxito cinematográfico cumple, además, una misión esencial: consultado por Sputnik, Mariano Llinás, guionista de la película, señala que “es una forma de volver a acercarse a algo que durante un tiempo había terminado un poco sepultado por algunas decepciones de la democracia”.

De la pantalla a los hogares

Sin lugar a dudas, uno de los efectos mejor ponderados que desató Argentina, 1985 consiste en la masividad que alcanzó, e insertó nuevamente a la lucha por la verdad y la justicia como un eje central en la agenda pública.
“Esto dispara un debate en cada mesa familiar de los argentinos. Tengo amigos de mi barrio que vieron la película y me preguntaron: ‘¿Pasó eso? ¿Fue así, Pablo?’. Es muy sorprendente”, apunta Díaz.
Las preguntas que reproduce el sobreviviente de la dictadura son ilustrativas de la crudeza con la que el juicio sorprendió a una porción para nada desdeñable de argentinos que no tenían conocimiento de los miles de crímenes en manos del terrorismo de Estado perpetuados entre 1976 y 1983.
A modo ilustrativo, cabe mencionar el caso del Mundial de Fútbol de Argentina 1978, cuya final tuvo lugar en el mítico Estadio Monumental de River Plate, cuando simultáneamente, a apenas un kilómetro de distancia, miles de jóvenes eran torturados tras haber sido privados ilegítimamente de su libertad en la entonces Escuela Mecánica de la Armada (ESMA).

La Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) fue uno de los principales espacios de tortura y detenciones arbitrarias operativo durante la dictadura militar que se impuso en Argentina a partir de 1976. Fue reconvertida por el kirchnerismo en un espacio de memoria de las víctimas del terrorismo de Estado. - Sputnik Mundo, 1920, 26.01.2023

Otro de los testimonios que dio cuenta del grado de brutalidad de los delitos de lesa humanidad cometidos fue el de Adriana Calvo, quien enumeró incontables métodos de tortura, que incluyeron el hecho de que la obligaran a parir a su hija en un patrullero, con los ojos vendados y las manos atadas, mientras era trasladada a un centro clandestino de detención.
La fuerza de los relatos de las víctimas —dramatizados en la película por actores que repiten textualmente las declaraciones— fue tan abrumadora que sorprendió hasta a las mentes detrás del filme.
“Cuando estábamos por la mitad de la película, sentimos que algo había cambiado: cuando vimos los testimonios de las víctimas pensé ‘esto es una máquina de demoler negacionistas'”, resalta Llinás.

Los Derechos Humanos, bandera argentina por excelencia

El reconocimiento mundial de la lucha argentina por la democracia es una de las claves para entender la repercusión de la producción cinematográfica.
“El episodio es una circunstancia excepcional, que fue vista de manera muy distinta dentro del país y en el exterior. Para el mundo, el proceso fue central porque ubicó a la Argentina en un lugar muy importante en materia de derechos humanos”, considera Llinás. Según Felipe Pigna, “el Juicio a las Juntas constituye un hecho histórico único. Somos uno de los pocos países del mundo que juzgó a sus dictaduras y las condenó”.
El historiador se encarga de marcar la diferencia con procesos judiciales semejantes, como el llevado a cabo contra los jerarcas nazis entre 1945 y 1946, tras la Segunda Guerra Mundial, o el de 1975 contra los coroneles griegos que encabezaron el golpe de Estado en 1967.

“Esto no tiene nada que ver con Núremberg, porque aquel fue la causa de los vencedores sobre los vencidos en una situación de guerra, mientras que el Juicio a las Juntas fue llevado adelante con enorme valentía por un gobierno democrático, con el poder militar prácticamente intacto”, apunta Pigna.

Pablo Díaz coincide con el análisis del investigador. “Cada pueblo tiene una tragedia en sí misma. Pero no todos tuvieron esta posibilidad de justicia: de ver a los culpables ser condenados. Yo pensaba que la justicia era algo más, el ‘saber la verdad’. Pero después me di cuenta de que lo que pasó en Argentina ya es muchísimo: nosotros fuimos un poco más allá que Núremberg”, dice el sobreviviente de la dictadura.
El mensaje crucial, considera Díaz, es hacia la región: “Esto sirve, más que nada, hacia América Latina, por su pasado de tragedia. Brasil, por ejemplo, no tuvo juicio”.

Hebe de Bonafini and Sergio Schoklender participate in a rally in Santiago in support of Chilean political prisoners - Sputnik Mundo, 1920, 21.11.2022

El corazón de una madre: la vida y la lucha de Hebe de Bonafini
La trascendencia de una potencial victoria en la terna de los Óscar —que sería la tercera para Argentina, tras obtener su primera estatuilla en 1986 con La historia oficial, que transcurre justamente durante la dictadura militar, y la segunda con El secreto de sus ojos en 2010— cobraría otra magnitud. “Es importante lo que puede representar la película si gana el premio. Pero es importante acompañar eso con la búsqueda por lo que seguimos necesitando esclarecer”, señala Díaz.
La herida abierta en la sociedad argentina a la que se refiere el testigo clave del juicio tiene nombre: la condición de “desaparecidos” de las víctimas cuyos cuerpos no han sido hallados aún. En este sentido, Díaz afirma: “la verdad no es solamente la condena a los represores, sino también saber qué pasó y dónde están los desaparecidos. Es muy necesario saberlo porque es una tortura permanente para la sociedad, y a eso apunta la consigna del Nunca Más”.
Precisamente a este último punto se dirige una de las escenas más emotivas de la película: el alegato final del fiscal Strassera —cuyo personaje reproduce textualmente las palabras originales—, que rescata el informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, creada para investigar los crímenes de la dictadura.
https://youtu.be/i18FQPnsyPc
Las palabras que erizaron la piel del público en el cine, en voz del actor Ricardo Darín, fueron: “Señores jueces, quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces, Nunca Más”.

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