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Asia recuerda con dolor heridas del gran terremoto de 2004

Por Manuel Galeazzi

MÉXICO (Notimex) 26 de diciembre de 2019.- La gran ola hizo que su vecino sumergido entre escombros le rogara con sollozos por su ayuda. Rahmat Saiful Bahri manoteaba y nadaba para conseguir respirar y vivir. Inevitablemente tuvo que ver y oír cómo la expresión de quien hasta ahora saludaba a diario, se apagó.

Este jueves Asia recuerda con dolor los 15 años del terremoto y el posterior tsunami que les arrebató su vida a 230 mil personas, al tiempo que refresca la herida en la memoria de millones de testigos, quienes buscan honrar con rezos la traumática pérdida de sus seres queridos.

Aquella mañana del 26 de diciembre de 2004 un terremoto de magnitud de 9.1 grados Richter se registró en el norte de la isla de Sumatra, Indonesia, seguido por olas de hasta 20 metros de altura, que barrieron las zonas costeras más vulnerables de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y otros nueve países.

En la costa de Sumatra, murió más de la mitad de la población; la provincia en indonesia de Aceh, vio sumergidos varios de sus pueblos completamente y más de dos millones perdieron sus hogares. Miles de cuerpos nunca fueron encontrados.

Un hombre de 52 años pensó “que era el fin del mundo” mientras corría con su familia buscando un refugio por el miedo que generó una energía liberada equivalente a la de 23 mil bombas atómicas, de acuerdo con el Instituto Geológico de Estados Unidos, y “que el agua barriera todo, desde la basura, los escombros y personas”, declaró ante el Channel News Asia (CNA).

Nunca más una sorpresa

Durante aquella trágica Navidad los asiáticos fueron sorprendidos, no se había establecido ningún sistema de alertas de tsunami en el Océano Índico para detectarlos y avisar previamente a la población, como lo explica el Centro de Información del Océano Índico (IOTIC).

Hoy este fenómeno es tratado como una amenaza transnacional, pues naciones del Océano Índico recurrieron al Comité Oceanográfico Intergubernamental (COI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) donde establecieron y coordinaron sistemas de alertas también en el Atlántico nororiental y el Caribe.

El tsunami afectó varios sectores como a la industria pesquera, el turismo, infraestructura, agricultura y salud. En la costa de Tailandia, Indonesia y las Maldivas fueron destruidas la mayor parte de sus especies marinas de la zona, de acuerdo con el Instituto de Geofísica de Catalunya.

La economía al sur de Tailandia, por ejemplo, se basaba principalmente en el turismo. Después del fenómeno, Phuket y sus islas vecinas enfrentaron una crisis económica debido a que disminuyó el número de visitantes lo que a su vez provocó que miles de trabajadores turísticos perdieran su trabajo.

Sobrevivir al dolor

Por otra parte, algunos de los sobrevivientes han podido redireccionar su miedo desde 2004. “Ya no tengo la impresión de que esta ola es la misma que la que nos destruyó, ya no pensamos así. De hecho, las olas de la playa ahora son nuestras amigas”, dijo el surfista Dery Setyawan que perdió a su madre, dos abuelas y hermano, en declaraciones a la cadena France 24.

La clave es mantener la calma. No entrar en pánico porque no puedes pensar con claridad si entras en pánico. Hay que tomar medidas de manera racional”, reflexiona Rahmat Saiful Bahri, quien sobrevivió a un fenómeno similar el año pasado en Palu, isla indonesia de Sulawesi.

Desde 2004, Indonesia continúa siendo sacudida por terremotos, incluido el del 2018 que mató a dos mil 200 personas y dejó a miles más desaparecidos, reportó el portal de noticias Deutsche Welle.

El guerrillero Hanafiah, afirmó que el fenómeno cambió indirectamente su vida, pues antes de encontrar el cuerpo de su padre arrasado por las olas, militaba en el grupo armado Aceh Gerakan Aceh Merdeka (GAM) o Movimiento Libre Aceh, provincia con cierta autonomía de Indonesia.

Ante CNA el ahora exguerrillero no pudo decir cuál de las dos heridas es más difícil de superar, si las cicatrices en la piel por balazos y cortaduras o el haber perdido a sus padres, sobre todo porque no ha podido encontrar los cuerpos de su madre y dos sobrinos.

Hoy personas de todos los países afectados realizaron ceremonias en conmemoración de las víctimas de la tragedia pues, “no hay palabras que puedan describir nuestros sentimientos cuando vimos entre lágrimas miles de cadáveres en este terreno hace 15 años”, dijo el gobernador de Aceh.

Muchos siguen añorando ver a sus familiares. Sueñan con la “gran ola del puerto”, o tsunami por su origen japonés, resuenan en sus mentes los gritos de habitantes de las 12 naciones golpeadas, sentimiento incontenible de una herida que lejos está hoy de perder profundidad.

VP/Internacional/EZ

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