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Cómo China intenta salvarse de los microcréditos

El Gobierno de China mejora el control en el campo de préstamos y microcréditos a personas físicas.

CHINA, (RT), 23 de diciembre de 2017.- Una estudiante china de diecinueve años quiso suicidarse después de adeudar más de 230.000 yuanes (cerca de 35.000 dólares) a compañías microfinancieras para comprar un iPhone. La historia comenzó con su deseo de comprar un iPhone S6 plus, para el que le faltaban unos 12.000 yuanes (1.800 dólares aproximadamente). La joven decidió pedir el dinero faltante a una compañía que ofrecía préstamos en 15 minutos y sin fianza.

Al entender que no podía deshacerse de la deuda, recurrió a un nuevo préstamo para cubrirla, y así varias veces

Resultó que, además del dinero prestado y casi 40% de intereses anuales, quedó obligada a pagar 4.000 yuanes (más de 600 dólares) por “servicios de secretaría”. Al entender que no podía deshacerse de la deuda, recurrió a un nuevo préstamo para cubrirla, y así varias veces. Finalmente los padres de la chica tuvieron que gastarse todos sus ahorros para salvar a su hija y cubrir su deuda, pero aun así les faltaron 60.000 yuanes (9.000 dólares). Este caso saltó en las redes e impactó a la sociedad china. El portal del centro Carnegie en Moscú analizó la difícil situación con los microcréditos en China.

Un poco de historia

Tradicionalmente en China se consideraba vergonzoso tener deudas y pedir préstamos, pero todo cambió cuando la generación de los 90 accedió al mercado. Si antes se ahorraba más y se gastaba menos, ahora la norma ha cambiado y los jóvenes prefieren gastarse mucho más que sus padres. Esta tendencia fue notada a mediados de los 2000 y las instituciones financieras no dudaron en aprovecharse de la situación otorgando tarjetas de crédito a los estudiantes. El resultado fue rápido y solo en un par de años la cantidad de compras realizadas mediante tarjetas de crédito se duplicó. Pero la euforia no duró mucho, y en el 2009 el Banco Popular de China prohibió emitir tarjetas de crédito a menores de edad y a los estudiantes que no tuvieran ingresos.

Tradicionalmente en China se consideraba vergonzoso tener deudas y pedir préstamos, pero todo cambió cuando la generación de los 90 accedió al mercado

En aquel momento ya habían aparecido las instituciones microfinancieras, aunque todavía no eran tan populares. Nadie se preocupó por reglamentar su funcionamiento, ya que no se estimaban los riesgos que traían. El primer documento oficial en este campo —’Opinión reglamentaria de la Comisión Reguladora Bancaria de China y el Banco Popular de China en materia de evaluación de instituciones microfinancieras’— fue publicado en 2008, pero solo contenía los principios básicos de estos nuevos instrumentos.

En ese momento las instituciones microfinancieras eran consideradas por el Gobierno de China como un buen instrumento en la lucha contra la pobreza. Y esto era lógico si se tenía en cuenta la experiencia de Bangladés, donde en los años 70 el economista Muhammad Yunus, viendo cómo los lugareños eran víctimas de los prestamistas locales, decidió ofrecerles dinero de su propio bolsillo para protegerles de los abusos. En el año 2006 fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz por su mecanismo de lucha contra la pobreza.

En 2015 en China se publicó el ‘Programa de desarrollo del sistema financiero 2016-2020’, en el cual se otorgaba a los microcréditos un gran papel para combatir la pobreza y estimular el mejoramiento de la calidad de vida de la población rural.

No obstante, en 2016 se produjo un escándalo con la entonces mayor plataforma financiera, Ezubao, que resultó ser la mayor estafa piramidal que se ha registrado en la historia del país, un negocio fraudulento que mediante préstamos entre particulares —conocidos como P2P—consiguió robar alrededor de 8.000 millones de dólares a casi un millón de personas.

Entonces la Comisión Reguladora Bancaria de China emitió nuevas reglas estrictas que hicieron desventajoso el negocio de las plataformas de préstamos P2P y fomentaron asimismo el desarrollo de las instituciones microfinancieras. Todo esto llevó a un gran crecimiento de la consumición, tan deseado por el Gobierno de China.

‘Tiburones’ del microcrédito

Según los cálculos de la misma Comisión, al día de hoy en el país hay más de 6.000 instituciones microfinancieras. No obstante, estas instituciones empezaron a emplear métodos agresivos para exigir la devolución del dinero, especialmente la intimidación. Por ejemplo, el diario estatal chino Southern Metropolis informó de que algunos prestamistas exigían una fotografía de sus clientes desnudos, junto con la tarjeta de identificación, como requisito para entregar el dinero, con la advertencia de que las fotos serían publicadas si el crédito no se satisfacía a tiempo. Una de las causas de similares conductas está en el coste del crédito, ya que la Corte Suprema de China estableció que no puede superar el 36% anual. Este límite hace imposible la recaudación de la deuda por medios legales en el caso de que se aplicara un interés mayor al establecido, por lo que las instituciones microfinancieras recurren a prácticas ilícitas.

Por una parte, cualquiera puede solicitar un microcrédito sin necesidad de fianza; pero por otra, las compañías exigen al cliente una gran cantidad de datos personales, lo que facilita, tomando en cuenta las posibilidades de la tecnología moderna y la filtración de datos, las violaciones de derechos en el campo de recaudación de deudas, además de crear tensión social y elevar el problema a nivel nacional.

Las nuevas reglas fueron elaboradas para poner fin a todos estos riesgos. Según la información publicada, la tasa anual de intereses ahora no puede superar el 36%; queda prohibido conceder préstamos a personas que no demuestren ingresos fijos, como estudiantes o personas en paro; las instituciones deben evaluar minuciosamente la capacidad de pago de los clientes con el fin de no conceder créditos que superen las posibilidades de los clientes; y queda prohibido filtrar información personal a terceros. Las actividades de los recaudadores de deudas también fueron limitadas, y ahora no pueden intimidar a los deudores e intervenir en su vida privada.

Claro está que todas estas nuevas medidas se establecen con el fin de proteger los derechos de los consumidores, pero al mismo tiempo constituyen un grave problema para las instituciones microfinancieras, pocas de las cuales —solo las más importantes— lograrán superar este nuevo periodo.    

VP/Internacional/GR

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