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Grecia dice “no” a sus acreedores

El pueblo heleno no acatará las medidas de austeridad solicitadas por Europa; anuncian cumbre entre Merkel y Hollande hoy por la noche.

Grecia votó un rotundo “no” a las propuestas de los acreedores. Con más de 95% de los votos escrutados, el “no” saca al “sí” 23 puntos porcentuales (61.5% frente a 38.5%), en un gran respaldo al pulso lanzado la semana pasada por el Gobierno de Alexis Tsipras a las instituciones europeas.

Los primeros sondeos telefónicos otorgaban ya una ventaja al “no”, en línea con encuestas anteriores; el resultado real batió las previsiones más optimistas de Syriza.

El plan de Atenas, tras una semana de corralito, pasa por renegociar con la zona euro el rescate, en unos términos más favorables que los anteriores, gracias a la legitimidad del referéndum. Pero la convocatoria de la consulta ha destruido muchos puentes entre Grecia y el resto de Europa.

“Las negociaciones sobre una nueva ayuda son difíciles de imaginar”, comentó Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de Economía alemán, que aseguró que Atenas “ha roto todos los puentes”.

Las primeras reacciones no tardaron en llegar. Poco después de cerrar los colegios electorales, el Palacio del Elíseo anunciaba una cumbre entre Angela Merkel y François Hollande para hoy por la noche.

El Gobierno griego, por su parte, salió en tromba a solicitar el reinicio de las negociaciones, después de una semana en la que desde Europa se ha apuntado que votar “no” equivalía a votar “no” al euro.

“Las negociaciones que empecemos deberían concluir muy pronto, incluso en 48 horas”, aseguró un portavoz, e informó que el Banco de Grecia pedirá al Banco Central Europeo (BCE) que aumente los préstamos de emergencia (ELA) a las entidades financieras griegas. “No hay razón para no incrementar la liquidez”, aseguró.

Alexis Tsipras compareció, cuando el resultado era inamovible, en similares términos: “Volveremos a la mesa de las negociaciones con una prioridad: restaurar el funcionamiento de nuestro sistema bancario. Estamos seguros de que el BCE entiende la situación económica y también la situación humanitaria”.

La decisión de Draghi

El BCE deberá decidir mañana qué hace con estos préstamos. La semana pasada declinó elevar las partidas de la ELA, dando pie al corralito. Si no eleva los créditos, el corralito se podría agudizar; si los aumenta, provocará resquemor en los socios europeos más duros, y si la cancela, prácticamente expulsa a Grecia del euro.

La presión contra Syriza se prevé elevada, a pesar del amplio respaldo en Grecia. Dos patronales alemanes, como la de cajas de ahorros y la de empresas exportadoras, ya se han manifestado abiertamente a favor de la expulsión de la moneda única a consecuencia del voto.

Pero el coordinador del equipo negociador con los acreedores, Euclides Tsakalotos, rechazó la idea de una expulsión del euro: “No planteamos una divisa paralela. No creo que nos vayan a echar. Estamos listos para sentarnos esta misma noche”.

Según Reuters, el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, se reunirá con los grandes bancos del país. El Grupo de Trabajo del Euro, que reúne a los números dos o tres de los ministerios de Finanzas, también se reunirá para analizar la situación.

No obstante, fuentes europeas reiteran que la reunión no implica que empiecen las negociaciones: “Las negociaciones sólo podrían producirse sobre la base de un mandato del Eurogrupo en el contexto de los procedimientos aplicables”, indicaron fuentes europeas. Ello implica que, tras el fin del segundo rescate, “es necesario un nuevo mandato para entablar nuevas negociaciones”.

El vicecanciller alemán y líder del Partido Socialdemócrata, Sigmar Gabriel, afirmó que tras el referéndum, el Gobierno de Atenas “ha roto los últimos puentes” que podían llevar a un compromiso entre Europa y Grecia.

El discurso más duro de la noche fue el del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, que afirmó que Atenas no está ahora “en una mejor posición para negociar” y se ha mostrado “convencido” de que habrá que hablar de ayuda humanitaria para Grecia.

Algunos puntos para entender la crisis

¿Cuál es la situación en Grecia en este momento?

Tras el referéndum, el pueblo griego apoyó el rechazo del gobierno a un paquete de austeridad respecto del cual los líderes europeos insistieron que el país pusiera en práctica, a cambio de que continúe la asistencia financiera; 61% de los votantes rechazó el programa europeo.

¿Qué sigue?

Los primeros signos de la reacción del mercado iniciaron anoche con la caída de las bolsas asiáticas, pero hoy lunes es la prueba real. Los inversionistas pueden negarse a prestar dinero a Grecia casi a cualquier precio, ya que los bancos y el gobierno carecen de fondos esenciales para operar.

Si el Banco Central Europeo, en última instancia, no aporta a los bancos de Grecia el dinero que necesitan, entonces sólo hay dos maneras de conseguirlo. La primera opción es lo que se conoce como una recapitalización bancaria; es decir, aumentar su capital cambiando la propia estructura de la empresa.

La segunda está disponible sólo si Grecia tiene una moneda que puede imprimir, cosa que no es posible en este momento. Así que Grecia tendría que traer de vuelta el dracma si quisiera recapitalizar sus bancos a través de imprimir billetes.

¿Por qué todo el mundo se preocupa tanto de Grecia?

La economía de Grecia es sólo 2% del total de la zona euro. La mejor manera de entender por qué algo tan pequeño importa tanto radica en que, ahora, cada vez que un país se endeude demasiado podrá dejar de pagar. El FMI generalmente recomienda que se busque equilibrio entre su deuda y su gasto.

¿Qué significa esto para Grecia?

Es muy probable que la Unión Europea actúe como “cortafuegos”. De no ser así, el nuevo dracma se desplomaría y la inflación se dispararía a dos dígitos. Las empresas que pidieron prestado en euros podrían ir a la quiebra, esto sin contar con aumentar todavía más la tasa de desempleo, hoy de 25% de la PEA.

Pero después de un año o dos, este dolor pasaría y Grecia se quedaría con una moneda más barata que haría que sus exportaciones sean más competitivas y el turismo más atractivo.

 

 

 

Con información de El Economista

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