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La Corporación de Mondragón: una encarnación de modelo cooperativista en plena Unión Europea

ESPAÑA, (RT), 17 de septiembre de 2019 .- En 1956 en el pequeño pueblo de la provincia Guipúzcoa de Euskadi, con una población de un poco más de 20.000 habitantes, nació una empresa que se convirtió en un referente para los partidarios del modelo cooperativista y la justicia social.

La Corporación Mondragón es una federación de cooperativas de trabajo asociado, una de las diez mayores corporaciones de España. El prototipo de esta asociación apareció a mediados del siglo pasado como un prototipo de sociedad dirigida por propios trabajadores. Fueron sus principios los que la destacaron en aquel tiempo:

  • Cada socio equivale a un voto y tiene la misma participación que el del directivo de mayor grado;
  • Principios de la igualdad de sueldos, con el coeficiente 1:3 entre el salario inferior y el superior;
  • El dinero ganado se utilizaba para el desarrollo, aumento de salarios y programas sociales.

Historia de un fenómeno cooperativista

El origen de la corporación Mondragon se remonta al año 1943, cuando el sacerdote católico José María Arizmendiarrieta, fundó la Escuela profesional (Mondragón Estola Politeknikoa en la actualidad), preocupado por la imposibilidad de una parte de la sociedad de recibir la formación necesaria que fue repartida en dos comunidades: “Una era la que vivía bajo la tutela de la Unión Cerrajera y se sentía más apoyada… la otra era el resto”.

“La vocación social que don José María nos inculcó: la empresa no es para que uno se haga muy rico, sino para hacer ricos a muchos. Queríamos una sociedad igualitaria, sin clases”, comenta Alfonso Gorroñogoitia, uno de los fundadores.

Con el objetivo de crear la riqueza en el seno de la sociedad a través del desarrollo empresarial y la creación de empleos, apostó por empleos en donde las personas fueran miembros de la cooperativa.

Así años más tarde nació la primera cooperativa industrial en la localidad guipuzcoana.

En 1956 Arizmendiarrieta seleccionó a cinco jóvenes (Usatorre, Larrañaga, Gorroñogoitia, Ormaechea y Ortubay) junto con los cuales fundó la empresa cooperativa ULGOR (en adelante renombrada Electrodomésticos Fagor) que empezó con la producción de bienes de consumo y luego se transformó en una corporación de envergadura global.

En 1959, en la así llamada ‘primera etapa’ del cooperativismo vasco, fue fundada la Caja Laboral, una pieza clave del Grupo Mondragón, creada para promover el ahorro popular, canalizar los recursos hacia el crecimiento y expansión de MCC y vincular las cooperativas.

La economía nacional, con el mercado local aún protegido y no integrado globalmente, iba creciendo, así como el negocio de la futura Corporación Mondragón. De 1961 a 1976 la cooperativa vasca fundaba 4 o 5 compañías al año. Por poner un ejemplo, en 1969 se creó una exitosa red de supermercados, los  Eroski, floreciente hasta el día de hoy con cientos de tiendas por toda España. Aparte de la coyuntura positiva, en aquellos tiempos el régimen de Franco favorecía a la actividad de cooperativas concediendo exenciones fiscales.

En las primeras décadas de la actividad de la empresa se intentaban guardar los principios de la igualdad de sueldos, con el coeficiente 1:3 entre el salario inferior y el superior. Con el pasar del tiempo, la situación fue cambiando: ahora mismo la correlación es de uno a nueve.

Desde los años 1970 a 1990 prosigue el incremento del volumen de negocio, nuevas cooperativas promovidas a través de Caja Laboral, la configuración de grupos comarcales y la creación en 1974 del centro de investigación Ikerlan.

Una utopía en los ‘tiempos del cólera’

Sin embargo, a lo largo de su historia, la transformación y adaptación a las nuevas circunstancias como la entrada de España en la Comunidad Económica Europea y la globalización de la economía era inevitable.

Se reorganizó varias veces, como por ejemple en 1984, o posteriormente, en los años 1990, cuando las cooperativas del Grupo Mondragón decidieron  acometer una profunda reestructuración interna dirigida a buscar su asentamiento en el mercado europeo. Se decidió sustituir la existente estructura de funcionamiento comarcal por una organización sectorial, que según la Corporación garantizaría una amplia autonomía a los grupos financiero, industrial y de distribución.

En los 90 del siglo pasado el Banco Central de España obligó a la Caja Laboral a abrir sus puertas para no miembros de las cooperativas. Además, en aquella época se introdujo una regla: ya no hacía falta ser socio para trabajar en la MCC.

La crisis del 2008 también implicó para la Corporación tiempos de turbulencias. En el 2013, Electrodomésticos Fagor, empresa insignia del grupo, quebró y el presidente del Grupo, Txema Gisasola, dimitió. En julio de 2014, el grupo catalán CNA logró hacerse con todos los activos de la empresa concursada, pero también fracasó el año pasado y se desprendió de la marca. A pesar de esto, en septiembre del 2019 se dio a conocer que Fagor S regresará a los mercados: será posible por el acuerdo de licencia que alcanzó el grupo polaco Amica con Fagor para la venta de electrodomésticos bajo la marca Fagor, que seguirá perteneciendo al grupo de cooperativas vasco.

Filosofía cooperativista: Realidad y perspectivas

Actualmente, de acuerdo con los datos de la web oficial, la MCC está compuesta de 264 entidades, entre ellas 98 cooperativas, 143 sociedades filiales, 7 fundaciones y dispone de delegaciones por todo el mundo. En la corporación trabajan 81.837 personas. La actividad de las empresas del grupo se desarrolla en cuatro áreas: finanzas, industria, distribución y enseñanza. Casi la mitad de los empleos los ocupan socios que pagaron una cuota de entrada equivalente aproximadamente al sueldo anual. Cada socio supone un voto y tiene el mismo peso que el del directivo de mayor grado. En 2018, los ingresos totales fueron 12.215.000 euros, el nivel de inversiones fue de 420 millones de euros.

La mayor parte de los ingresos van destinados a financiar los proyectos actuales y la infraestructura social que, entre otros elementos, incluye el propio centro docente, Universitatea con 4.600 alumnos.

Según el Modelo de Gestión Corporativo, la empresa sigue apostando por el desarrollo del cooperativismo, estructura horizontal de autogestión, labor como factor clave del desarrollo de la persona y la posición subordinada del capital. Oficialmente “la filosofía de empresa se halla recogida en sus valores corporativos: cooperación, participación, responsabilidad social, innovación”.

VP/ECONOMÍA/AA

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