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Las fuerzas que quieren la guerra entre Rusia y EEUU

La retórica antirrusa en Washington está alcanzando niveles sin precedentes. La supuesta injerencia de Moscú en las elecciones de Estados Unidos se compara con el ataque a Pearl Harbor de 1941 y con el atentado del 11 de septiembre de 2001.

MOSCÚ (Sputnik), 20 de marzo de 2018.- Bob Menendez, senador por Nueva Jersey y el líder de los demócratas en el Comité de Relaciones Exteriores, exigió al presidente estadounidense, Donald Trump, que calificara a Rusia como un ‘Estado patrocinador del terrorismo’, luego de que Moscú incumpliera el plazo para explicar cómo el exespía de procedencia rusa Serguéi Skripal fue envenenado en el Reino Unido, escribe Edward Lozansky para el portal Strategic Culture.

Por su parte, Menendez tampoco ha sido un ciudadano ejemplar. Fue acusado de soborno, fraude, así como de otros cargos, y todavía espera la anulación del caso judicial en contra suya debido a la división del jurado.

Edward Lozansky (@EdwardLozansky)

Sin embargo, “a raíz de la actual histeria antirrusa altamente tóxica y extremadamente peligrosa, sería importante identificar las principales fuerzas detrás de ésta, para que en el caso de una confrontación directa militar entre el este y el oeste sepamos a quién culpar”, prosigue Lozansky.

Antes de las elecciones presidenciales de 2016 se podían identificar tres grupos principales entre las fuerzas que hacían todo lo posible para empeorar las relaciones entre Rusia y EEUU.

El primero era el complejo militar-industrial representado por una gran red de instituciones, tanto públicas como privadas, cuyo bienestar depende de las guerras. Cerca de este grupo están los principales medios de comunicación que hoy en día “han perdido prácticamente toda su ética periodística y sirven para satisfacer las demandas de sus dueños corporativos”, destaca el autor del análisis.

El segundo grupo no se basa en los intereses financieros sino más bien “en un imperativo ideológico”. Los intervencionistas demócratas liberales y los neoconservadores republicanos se dirigen por los principios expuestos en el famoso artículo de 1996 de William Kristol y Robert Kagan, titulado ‘Hacia una política exterior neorreaganiana’ (‘Toward a Neo-Reaganite Foreign Policy’).

La publicación exhortaba a EEUU a establecer y mantener indefinidamente una “hegemonía global benévola”: la dominación mundial estadounidense. Kristol y Kagan establecieron prácticamente todos los elementos que han guiado la política exterior de EEUU desde entonces, incluida la confrontación con Rusia y China.

OTAN. Logotipo realizado por Pixabay

En el tercer conjunto están los grupos de presión internos y extranjeros “empeñados en arruinar la oportunidad histórica de un acercamiento con Rusia y de hacer de Moscú un aliado en lugar de un adversario”, continúa el texto. El factor que más ha imposibilitado este acercamiento ha sido la expansión hacia el este de la OTAN, influenciada por el mencionado complejo militar industrial, neoconservadores y neoliberales y el expresidente de EEUU Bill Clinton.

La cuarta adición a la alianza antirrusa surgió después de la victoria de Donald Trump en 2016. Consta de los partidarios de Hillary Clinton “que creen, sinceramente o de manera fingida, que es Rusia y principalmente Putin quienes les robaron la victoria que ya estaba en sus manos”.

De esta manera “no entienden cómo estas acusaciones denigran a los estadounidenses, que entonces pudieron haber sido tan fácilmente manipulados por unos pocos blogueros remotos”.

De momento, algunos políticos comienzan a darse cuenta de la situación. Uno de ellos es el exsenador Sam Nunn, quien afirmó: “Tenemos que entender que, dados los arsenales nucleares y el hecho de que podemos destruirnos mutuamente, debemos comunicarnos. Y cuanto más aumentan las tensiones, más necesitamos comunicarnos”.

Senadores demócratas como Jeff Merkley, Dianne Feinstein y Edward Markey, así como el senador independiente Bernie Sanders, exhortaron abiertamente al Secretario de Estado a enviar a representantes estadounidenses para, en palabras de Lozansky, “negociar con la Administración Putin la supervivencia de este planeta”.

VP/Internacional/JSC

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