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Las mascarillas ‘nucleares’ de Kim Jong-un exponen la fragilidad de las relaciones intercoreanas

COREA, (Sputnik), 27 de diciembre de 2018 .- El uso del rostro del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, en una línea de mascarillas faciales hidratantes de una marca surcoreana deja expuesta lo frágiles que son las relaciones entre los países peninsulares.

“¡Una bomba nuclear explotará en tu cara!” y “¡Paz a tu piel!”: estas son solamente algunas de las frases usadas en los vídeos publicitarios de las “mascarillas de la unificación”. Lanzadas en junio, en medio del calentamiento de las relaciones intercoreanas, las máscaras con las gafas y el cabello característico de Kim comenzaron a ganar popularidad en las redes sociales y luego llegaron a las góndolas de los grandes almacenes. Pero un reciente artículo crítico en el principal periódico conservador de Corea del Sur obligó a algunos comerciantes a negarse a vender el polémico producto para evitar problemas.

Hace cerca de seis meses, cuando las máscaras ‘nucleares’ aparecieron por primera vez en los medios de comunicación, se presentaron como “máscaras de la unificación” y formaban parte de la tendencia comercial de explotar el interés de los ciudadanos acerca de la cumbre estadounidense-norcoreana, llevada a cabo en Singapur. El creador del producto incluso prometió usar una parte de las ganancias para apoyarla conexión de los ferrocarriles del Norte y del Sur. Los vídeos virales y las ‘selfies’ de personas conocidas usando la mascarilla hicieron aumentar gradualmente las ventas y expandirlas a Vietnam y Japón.

Pero ahora los tiempos son otros y lo que antes se percibía con entusiasmo, ahora se ve con otros ojos. Aunque la mayoría de los críticos simplemente llama “locos” o “espías” a los que compran máscaras con el rostro de un “asesino y dictador” y les aconsejan que vayan a vivir a Corea del Norte, algunos instan a castigar al fabricante con todo el rigor de la ley.

“¿La próxima vez harán mascarillas de Hitler con gases venenosos?”, preguntó indignado uno de los internautas al comentar un artículo sobre el producto de belleza.

Anualmente, se venden cientos de millones de mascarillas faciales en Corea del Sur. Así que las 25.000 unidades vendidas del producto en su versión ‘nuclear’ difícilmente puedan considerarse un éxito de ventas. Especialmente teniendo en cuenta que se trata principalmente de paquetes con cinco unidades. Es probable que no más de 5.000 personas en un país con 50 millones hayan comprado dicho producto, es decir, un 0,01% de la población.Sin embargo, las actitudes rápidamente cambiantes hacia la relación con Pyongyang hacen que muchas personas se pregunten si tal comportamiento es aceptable bajo las condiciones actuales.

En vísperas de la cumbre entre las dos Coreas en septiembre pasado, el servicio postal de Corea del Sur emitió cuatro millones de sellos conmemorativos que representaban el apretón de manos de Moon Jae-in y Kim Jong-un durante su primera reunión. Esta fue la primera vez que un líder de Corea del Norte apareció en sellos oficiales del vecino al sur, y la medida estuvo lejos de agradar a todos. Especialmente teniendo en cuenta que en 2017, no se les permitió a los partidarios del expresidente Park Chung-hee, que no era muy querido entre los demócratas ahora en el poder, emitir sellos con el motivo del centenario del nacimiento del líder.

La cumbre en Pyongyang fue percibida positivamente por la mayoría de los surcoreanos y, luego de ella, más de 80% de la población aprobaba la idea de una visita de Kim Jong-un a Seúl. Pero la falta de un progreso notable en el tema de la desnuclearización y las dificultades de la Administración Moon en solucionar problemas internos llevaron a una disminución gradual en el número de ciudadanos de Corea del Sur que quieren ver a Kim en su país.

Para rectificar la situación, algunos activistas pronorcoreanos comenzaron a formar varios grupos y comités para organizar conciertos y colgar carteles en Seúl para apoyar la llegada del líder de Corea del Norte. Estas acciones fortalecieron aún más los sentimientos conservadores en el sur.En este contexto, a fines de noviembre, una filial de EBS, un canal educativo estatal de Corea del Sur, lanzó una serie de juguetes de papel de “líderes que abren la era de la paz en la península de Corea”. La iniciativa fue duramente criticada pues, además de Donald Trump, Moon Jae-in y Xi Jinping, la línea de juguetes contaba también con una miniatura de Kim Jong-un. El mandatario del norte era presentado como “el jefe de Estado más joven del mundo”, quien durante la histórica cumbre con el presidente estadounidense “estableció un nuevo vector de movimiento hacia la paz mundial”. El juguete sonriente venía acompañado de una miniatura de uno de los principales atractivos de Pyongyang: el Hotel Ryugyong, de 105 pisos.

Aunque Kim, de hecho, ingresó al Libro Guinness de los Récords en 2014 como el líder estatal más joven del mundo, los surcoreanos conservadores se quejaron de que la tarjeta explicativa del juguete no mencionaba que la propia Corea del Norte tenía gran responsabilidad en la crisis nuclear y que era “uno de los Estados más represivos del mundo”. Este “embellecimiento de un dictador”, según los críticos, además de causar malentendidos, violaba la notoria Ley de Seguridad Nacional que castiga a los que demuestran simpatía por Corea del Norte.

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Para poner fin al escándalo, se decidió retirar los juguetes del mercado y despedir al jefe de la unidad que permitió que el proyecto se realizara. Sin embargo, el incidente hizo que aumentara la atención pública a las manifestaciones excesivas de amor por la principal “organización antiestatal”, como es conocido el Gobierno de Corea del Norte en el sur. Y después de que se iniciara la difusión activa de rumores sobre la inminente llegada de Kim a Seúl, las mascarillas ‘nucleares’ se convierten en blanco de ataques.

Los conservadores se quejan de la pérdida de vigilancia y control sobre las “manifestaciones beneficiosas para el enemigo”, y exigen castigar a los empresarios negligentes. Sin embargo, considerar la venta y compra de bienes con la imagen del líder norcoreano “una acción del enemigo” puede no ser totalmente correcto. A juzgar por la forma en que se presenta toda la idea y cómo los compradores las usan, el producto cosmético parece más una parodia a Kim Jong-un que un homenaje. Y esto plantea cuestiones completamente diferentes.

“De acuerdo con la Ley de Seguridad Nacional de Corea del Sur, ridiculizar a los líderes del Norte no es una violación de la ley”, aclaró Lee Yun Jae miembro del consejo asesor del Instituto de Política Justa del Partido de la Justicia de Corea del Sur.

Sin embargo, el uso por parte de las compañías surcoreanas de la imagen del líder supremo del norte con fines de comercialización es una violación del tercero de los 10 principios de la construcción de un sistema ideológico unificado del partido que gobierna Corea del Norte. Este principio reza que es necesario respetar los retratos y otras obras artísticas que personifican al líder, por lo que las mascarillas con el retrato de Kim pueden ser interpretadas en el norte como un insulto a su líder.
VP/INTERNACIONAL/AM

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