BUENOS AIRES (Notimex) 06 de agosto de 2018.- El presidente de Argentina, Mauricio Macri, cuestionó hoy la corrupción en medio del escándalo por sobornos en el que están involucrados decenas de exfuncionarios y empresarios, entre ellos su primo Ángelo Calcaterra.
“La construcción de un Estado transparente que esté al servicio de las personas es algo fundamental para combatir y prevenir la corrupción“, dijo Macri en medio de una jornada judicial agitada.
El presidente ofreció su discurso durante un encuentro con representantes de organizaciones de la sociedad civil del Grupo de los Veinte países industrializados y emergentes (G-20), cuyos jefes de Estado se reunirán en Buenos Aires en noviembre próximo.
Macri aseguró que “desde Argentina asumimos un fuerte compromiso con esta agenda (contra la corrupción) y los resultados están a la vista”.
También felicitó a los representantes de la sociedad civil por haber firmado una declaración sobre anticorrupción, además del trabajo que están realizando en materia de equidad de género.
Esta mañana, el escándalo por los sobornos le pegó de lleno a la familia Macri luego de que Calcaterra, el primo presidencial que era cuestionado desde hace años, declaró ante el juez Claudio Bonadío.
Calcaterra se presentó de manera espontánea ante el juez y confesó que, a través de la constructora IECSA, que el presidente le había vendido, pagó sobornos que sirvieron para financiar las campañas legislativas del kirchnerismo en 2013 y la presidencial de 2015.
La causa judicial comenzó gracias a ocho cuadernos de Oscar Centeno, quien durante más de una década fue chofer de Roberto Baratta, uno de los exfuncionarios más influyentes de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2015).
En esas páginas, que un amigo de Centeno entregó a un periodista de La Nación y este al fiscal Carlos Stornelli, el chofer registró, al mejor estilo de los servicios de espionaje, a dónde, cuándo y con quiénes llevaba a Baratta a recoger sobornos que los empresarios pagaban en efectivo.
De acuerdo con las anotaciones, Baratta recolectó durante más de una década unos 35.6 millones de dólares y la mayoría del dinero terminó en manos de los Kirchner.
La declaración de Calcaterra, quien se fue en libertad a su casa después de acogerse a la ley del “arrepentido” que le permitirá reducir su pena si proporciona información a la justicia, generó múltiples suspicacias.
A pesar de que su nombre aparecía en los cuadernos de Centeno, el dato pasó prácticamente desapercibido en la pormenorizada cobertura realizada desde la semana pasada, en particular en medios afines al macrismo.
Además, Bonadío ordenó la detención de decenas de empresarios que aparecían en los cuadernos, pero no la de Calcaterra, a quien ni siquiera había convocado a indagatoria.
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