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También hay hispanos que apoyan a Trump y enfrentan la burla de los suyos

El Mariachi Loco, un supermercado latino en la costa oeste del centro de Florida, ha sido celebrado durante dos décadas en la prensa local como un símbolo del crecimiento de la región y la diversificación de su población. Un reseñador llegó a elogiar sus tacos y sopes diciendo que se sentía “maravilloso de estar vivo”.
Luego, la semana pasada, la página de Facebook del local de repente fue bombardeada con quejas de que su pan estaba pasado, un mal servicio al cliente y una invasión de cucarachas. Sin embargo, las quejas no se debían a una infestación real o a alimentos rancios en el local de Sarasota, Florida. La causa era un cartel de Donald Trump colocado en el césped de la casa de la dueña del negocio, una inmigrante colombiana.
“Rezo para que Dios meta algo de sensatez en esa frágil cabeza tuya”, escribió una persona en la página de Facebook del local. “Espero que Trump vaya a tu tienda y compre una bolsa de papitas. Jaja. Vas a necesitar cada dólar después de hoy. Que tengas una buena noche”, dijo otro.
Las emociones se disparan en los últimos días de cualquier elección presidencial. No obstante, el antagonismo y la animosidad entre los estadounidenses por la contienda entre el candidato republicano y su rival demócrata, Hillary Clinton -dos de los candidatos presidenciales que han despertado mayor antipatía en la historia de Estados Unidos-, ha estado hirviendo por muchas semanas.
Entre los votantes hispanos, su pasión a menudo se manifiesta en duras críticas contra los partidarios del candidato republicano. En esta elección tienen un nivel de interés inusualmente alto comparado con otros grupos demográficos y en gran medida están unidos detrás de Clinton, según indican las encuestas.
Trump, quien respalda medidas de deportación enérgicas así como la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México, tiene el apoyo de menos de uno de cada cinco votantes hispanos, según una encuesta de The Wall Street Journal/NBC News realizada en octubre.
Si bien los estadounidenses en general ven a Trump como mejor o tan bueno como Clinton a la hora de manejar la economía y los asuntos de comercio, los electores hispanos le dan una ventaja a la candidata demócrata.
En la pregunta sobre qué candidato es más honesto y directo, Trump tiene una ventaja de 4 puntos porcentuales sobre Clinton entre todos los votantes registrados. Entre los electores hispanos, el republicano está debajo por 34 puntos porcentuales.
Sin embargo, tal vez lo más preocupante para Trump sea que 68% de los votantes hispanos dijo estar interesado en la elección de este año, 1 punto porcentual más que hace cuatro años. Casi todos los demás grupos de votantes están menos interesados, según la encuesta.
La avalancha de ira de algunos latinos contra el supermercado de Rosalia Holmlund, una mujer de 65 años que posee la ciudadanía estadounidense, se produjo pese al hecho de que no respalda a Trump. El cartel fue instalado por su esposo, Kenneth Holmlund, de 79 años, quien no es hispano y desde hace mucho tiempo apoya al Partido Republicano.
El hecho de que la demostración de su preferencia política haya desatado los ataques contra el negocio familiar en los medios sociales es, según ella, un ejemplo del fracaso de los líderes políticos estadounidenses a la hora de inspirar al país.
“Ahora, estoy pagando las consecuencias”, cuenta.
Entrevistas con más de una decena de partidarios de Trump en recientes eventos de campaña muestran que sus seguidores en gran parte están de acuerdo en que un muro al sur del país frenará la inmigración ilegal.
Muchos de ellos están separados por una o dos generaciones del momento en que sus padres o abuelos se naturalizaron, pero aun así dicen que les preocupa que una nueva ola de inmigrantes traiga delincuencia y narcotráfico a sus comunidades.
“Hay todo tipo de personas contra nosotros”, dijo Elma Sánchez, una seguidora de Trump de 60 años que tenía un broche que decía “Prisión para Hillary” en un evento en Pueblo, Colorado. “Pero no hemos cambiados, ellos han cambiado y los políticos han cambiado. No cumplen sus promesas, así que voy a ir con Trump y ver lo que puede hacer”.
Muchos de ellos dicen que su apoyo a Trump ha afectado su relación con familiares y amigos.
“Oh sí, muchos parientes y amigos se ríen de mí”, contó John Elizondo, un chofer de 65 años de Summerlin, Nevada. Elizondo dijo que su madre nació en México.
En un reciente evento de campaña de Trump cerca de Las Vegas, Elizondo llevaba un paquete de papel higiénico con una etiqueta que decía: “Hora de limpiar la mierda de Washington”.
“Trump tiene razón: algunos inmigrantes que vienen son violadores, y algunos son delincuentes”, dijo Elizondo. “Pero no se trata sólo de los mexicanos. Son los sudamericanos, son los musulmanes, son cualquiera. Y cuando él construya ese muro, seré yo el que se ría”.
(Nota con información de Carol E. Lee)

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