Ahora que fueron pasados por la báscula parlamentaria los nuevos consejeros del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (el aborto del putrefacto Fobaproba), nos llamó la atención la consulta que algunos legisladores hacían del libro Estudios Económicos de la CNBV (Comisión Nacional Bancaria y de Valores), para extraer algunos puntos que serían planteados a los aspirantes interpelados. No el libro en sí, más bien algunas notas adicionales subrayadas en rojo por los cuestionadores.
Esas notas tienen como protagonista al vicepresidente de Políticas Reguladores de la CNBV, Carlos Serrano Herrera, quien reconoce que, de 2007 y 2011, los bancos extranjeros domiciliados en México remitieron a sus matrices utilidades por casi 168 mil millones de pesos. Desde luego, Serrano Herrera salió al paso a la demanda de algunos partidos políticos que consideran que esa exportación de ganancias debe ser penalizada, al menos fiscalmente. Por supuesto, el funcionario dijo no.
Más grave aún, sin embargo, es la convicción de Serrano Herrera de que, con tal de impulsar la presencia de nuevos bancos en México, “no importa el origen del capital”. Lance peliagudo el del declarante, habida cuenta que varias de esas instituciones, entre ellas el británico HSBC, han sido pillados con las manos en la lavadora, blanqueando millones de dólares presuntamente provenientes del crimen organizado, según consta en investigaciones de El Capitolio estadunidense. (AGI)