“Cuando mi hija hizo algo incorrecto y esperaba un regaño desde lo alto de mi estatura como padre, me acerqué a ella y le dije: ‘Hija, estoy enojado porque no fui capaz de evitar que hicieras esto. No estoy molesto contigo, sino enojado conmigo mismo’. Es decir, no la regañé desde arriba, sino que le llamé la atención desde el mismo nivel y entonces entendió”, explica Peter Christof, representante de la Comunidad Ting de Alemania.
Es decir, continúa, “la abracé de manera honesta y fue un perdonarnos mutuamente”. En este tipo de actos, de enseñar con el ejemplo, de volver a los valores iniciales como el respeto consigo mismo y con los demás, la honestidad, justicia y balance y otros más contenidos en varias de las concepciones filosóficas con que se formaron algunas de las religiones, pero sobre todo en retomar la responsabilidad educativa de los padres, está basada la filosofía Ting.
El ingeniero alemán con residencia en Nuremberg participó esta mañana como ponente en la mesa de educación, donde tuvo una gran acogida por los demás participantes y visitantes en el II Encuentro Internacional de Sabiduría Ancestral Fuego Nuevo que se realiza desde ayer y hasta el sábado 22 en Cantona.
Recordó que el hombre es tan responsable de sus actos, como también de sus no actos, es decir, de lo que deja de hacer y la educación de sus hijos es también su responsabilidad. “El problema es que hoy por comodidad estamos acostumbrados en delegar a nuestras responsabilidades. A los maestros les delegamos la educación de nuestros hijos y a los gobernantes nuestro gobierno”.
Añadió que así como hemos declinado muchas de nuestras responsabilidades, también hemos declinado nuestra soberanía, la que han tomado otros. “Si a un Rey se le dice Soberano, es porque se renunció a la soberanía y se le delegó a otra persona, pero ¿qué nos diferencia de ese Rey? Si nos desnudamos, somos iguales que él. Lo único que nos diferencia es la corona, los ropajes y el trono que nosotros le delegamos”.
Por eso, añade, los políticos son gente sin escrúpulos, precisamente porque nosotros les entregamos nuestra soberanía.
De tal forma que con la entrada de una nueva Era, esta es la oportunidad de volver a la sabiduría ancestral que formó al mundo en una convivencia pacífica entre el hombre mismo y con la naturaleza y para lograrlo es necesario liberar al hombre, desnudarlo, tener el valor de ser uno mismo y dejar de lado los roles impuestos por la propia sociedad.
Peter Christof agregó que es preciso “liberar al hombre, desnudarlo. Realmente somos desnudos y probablemente nos sentimos vulnerables para todo el mundo, pero es mentira, por el contrario. En el momento en que nos deshacemos de todo lo que traemos, cuando dejamos de lado los roles y tenemos el valor de ser uno mismo, en ese momento agarramos tanta fuerza que nada te puede lastimar”.
La autorresponsabilidad y la soberanía son importantes para la transformación, además de bajar el ego, el yo y ponernos frente a un espejo. Eso es lo que somos, eso es lo que van a ver los demás y debemos recordar que los hijos y los gobiernos son el reflejo, son el espejo de nosotros, añadió Peter Christof.
Al ser cuestionado en el panel de Educación del II Encuentro Internacional de Sabiduría Ancestral Fuego Nuevo, sobre las burlas o bulliyng sufrido por algunos niños educados de forma diferente a la mayoría de la sociedad, Christof dijo que “es fundamental tratar a nuestros hijos igual que a nosotros” y puso un ejemplo:
“Cuando un joven se suicida, los padres y los profesores no se dieron cuenta de las señales. Los muchachos no tuvieron nuestro respaldo o nosotros no fuimos capaces de ir a decir: ‘Esto está pasando’. Por el contrario, cuando los niños sienten nuestro respaldo, van a decir la verdad y a enfrentarse a otros con la verdad. Y aquí viene aquella máxima que dice, si quiero cambiar al mundo, debo cambiarme a mí mismo”.
En cambio hoy lo que se enseña no es a hacer niños autorresponsables, niños soberanos, sino niños controlados. Y entonces aquí caben las máximas como: no hagas lo que no te gusta que te hagan; si quieres recibir algo bueno, entonces entrega algo bueno a otra persona; el deber de comportarse de tal forma que no se lastime a los demás.
Christof afirma que cambiar o destruir las formas de actuar de una sociedad entera es prácticamente imposible y hoy las contradicciones del mundo actual son imposibles de superar, pero en su propia experiencia afirma que los pequeños grupos de gente que decidió adoptar la filosofía Ting se presentaron desnudos ante los niños y fueron aceptados “nos sienten como somos, saben cómo somos, no hay miedo, no hay mentiras y eso abre el corazón de forma impresionante”.
La filosofía Ting, afirma Christof es ancestral y tuvo su asiento desde Lombardía en Alemania hasta Noruego, Dinamarca, Finlandia e Islandia. “En las culturas antiguas que lo aplicaron no hubo gobernador o Rey porque todos tenían el mismo nivel. La forma piramidal de la sociedad se estableció después con el advenimiento de Roma y las religiones”.
“Y si hablamos de democracia en el sentido de que es el pueblo el que gobierna, sólo puede funcionar con el Ting, porque sólo el Ting toma en cuenta el consenso y el consenso es el que permite el avance”.