México, 11 Oct. (Notimex).- El subsecretario de Relaciones Exteriores, Juan Manuel Gómez Robledo, afirmó que México seguirá trabajando para promover la universalidad de la Convención Americana de Derechos Humanos.
“No olvidemos que ésta es una responsabilidad colectiva y que hay un deber de garantizarlo”, expresó el diplomático, al participar en el Seminario Internacional “Diálogo Jurisprudencial e Impacto de las Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Sostuvo que México valora de manera muy positiva el hecho de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) haya aceptado la invitación para celebrar su periodo de sesiones en el país.
Los resultados de esta visita son palpables, sobre todo si tenemos en cuenta la amplia agenda de actividades y encuentros de alto nivel que han tenido los jueces de la Corte desde su arribo a México, así como el interés de amplios sectores de la opinión pública, como se expresa hoy, para conocer mejor su importante labor, subrayó.
El subsecretario transmitió un saludo a nombre del canciller, José Antonio Meade, y su beneplácito por la participación que han concedido a la dependencia para participar en este Seminario.
“Resulta especialmente relevante que México haya sido sede de este periodo extraordinario de sesiones, como ya se ha dicho en tantas ocasiones a lo largo de esta semana, en un contexto de auténtica consolidación del marco jurídico de protección de los derechos humanos en nuestro país y del marco institucional”, expresó.
A su vez, el presidente de la CIDH, Diego García-Sayán, reconoció que “el cambio en todo ha sido y es fundamental en México y en otros lugares”.
Hoy en día, dijo, lo que hace o no haga la Corte, es un asunto que interesa ya no solo a las personas especializadas en el tema de derechos humanos, en las cancillerías o en el mundo de las organizaciones no gubernamentales, sino que es parte creciente del quehacer cotidiano.
Detalló que en México, con los pasos de enorme trascendencia que se dieron con la reforma Constitucional de 2011 en materia de derechos humanos, es cada vez más evidente que una sentencia de la Corte no es la de un tribunal extranjero, sino de uno concordante y parte del mismo cauce de lo que son los esfuerzos de los tribunales nacionales.