Voces del Periodista Diario

2018: Un volcán a punto de erupción

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Más claro, ni el lodo, solían decir los viejos comentaristas políticos cuando, en ciertos temas en la orden del día, no había la menor duda de su sentido y desenlace públicos.

Lodo, es el material con el que se está construyendo el entramado de la sucesión presidencial de 2018, en un entorno de plomo y sangre que inundan incesantemente buena parte del territorio nacional.

Una amalgama que nada abona a la legitimidad de los resultados de las elecciones generales, ya en marcha.

Dos signos se ciernen sobre las coaliciones en pugna por la presidencia de México: Meade Ciudadano por México y Al Frente por México.

De la primera, no es ocioso observar que configura un plagio de Frente Ciudadano por México, acuñado para identificar la alianza entre PAN-PRD-Movimiento Ciudadano en su denominación original.

Nuño, “boca de ganso”, ¿de quién?

De las jornadas se proselitismo emprendidas por José Antonio Meade Kuribreña, en el propio interior del PRI se difunde la percepción de que la campaña no levanta. ¡Aguas!

Dado el origen de la candidatura del ex secretario de Hacienda, reclutado como “simpatizante” del partido que lo lanzó al ruedo, es notorio su esfuerzo por posicionar su imagen ante la militancia.

Analizado el discurso de su precampaña, resulta evidente que Meade no quiere asumir una retórica frontal de cara a los adversarios que, de su lado, no desaprovechan oportunidad de lanzar sus misiles a la altura de Los Pinos y su agencia en Insurgentes Norte 59 de la Ciudad de México.

Frente a esa timidez-omisión, es el coordinador de la campaña de Meade, Aurelio Nuño, quien se ha apropiado de la calidad de ariete para salir al paso a los embates de los contendientes, según el tópico del día.

El ex secretario de Educación, en uno de sus lances, acusó a Andrés Manuel López Obrador, de estar tejiendo un compromiso electoral para poner de nuevo la suerte de la niñez mexicana en manos de Elba Esther Gordillo. Antes, le había acusado de estar pactando con el narco.

Corral, una estrategia de consecuencias “terribles y perversas”

Ayer, Nuño acusó al gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, de asumir una estrategia de potenciales consecuencias terribles y perversas al denunciar que la Secretaría de Hacienda le ha retenido al estado participaciones federales, como represalia al juicio fincado contra el ex gobernador priista César Duarte.

La causa penal contra Duarte dio un giro en diciembre pasado cuando fue capturado Alejandro Gutiérrez, ex secretario adjunto del CEN del PRI, quien ha soltado una serie de revelaciones sobre la operación de trasiegos de recursos públicos a las campañas priistas de 2016.

Entre las espuelas Gutiérrez implicó al ex presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, como responsable de aquella operación, quien reaccionó promoviendo amparo de la justicia federal, entre otras cosas, para tener acceso al expediente del asunto que se ventila en tribunales estatales de Chihuahua; en una de sus vertientes.

Nuño ha optado por resonantes respuestas mediáticas. Hasta hoy no se sabe que el PRI prepare alguna vía jurídica para esclarecer las imputaciones.

En todo caso, lo que Nuño sostiene es que Corral le hace la tarea al jefe nacional de su partido, Ricardo Anaya, ahora que éste se enfila “sin vara” a la candidatura formal de Al Frente por México.

Lozano pretende mojarle la pólvora a Ricardo Anaya

El queretano vio desbrozada la vía a la candidatura, una vez que declinaron a la contienda frentista el ex gobernador de Baja California y senador azul Ernesto Ruffo, y el ex mandatario poblano Rafael Moreno Valle.

Ese segundo suceso dio pie a otro sainete en el interior del PAN: Javier Lozano Alarcón, quien hace tres lustros desertó del PRI, ahora lo hizo de la formación que lo hizo diputado y senador.

Lozano Alarcón, quien no niega la cruz de su parroquia calderoniana, formó parte de los senadores rebeldes que el año pasado se sublevaron contra Anaya, en solidaridad con Margarita Zavala de Calderón, quien, en pos de sus aspiraciones presidenciales, exigía piso parejo al jefe nacional, de quien pedía su renuncia si pretendía luchar por el eventual hospedaje en Los Pinos.

Hasta el momento de elaborar estas notas, no se sabía la reacción de los otros “senadores rebeldes”, entre los que se encuentra el actual presidente del Senado, Ernesto Cordero.

En última lectura, ese es el indigesto menú que se está poniendo en la mesa del electorado para 2018. La lucha de los contrarios, pues, se aparta de los cauces institucionales para arrojarla al volcán de la incertidumbre, cuya erupción parece inminente. Es cuanto.

VP/Opinión/EZ

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