Voces del Periodista Diario

2019: Otro año crítico para la Libertad de Expresión

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

Siempre que los votantes mexicanos se pronuncian en las urnas por auténticos cambios en el orden público, se nos aparece la sombra de los usos y costumbres. No es que las costumbres sean, per se, cuestionables, es el uso de las mismas el reprobable, porque nos mantienen anclados en el mismo estado de cosas que los electores quieren remontar.

El tema de hoy nos incumbe como practicantes del oficio periodístico y como institución representativa de un gran núcleo del gremio. Siempre cultivamos el optimismo en que cesarán los atentados contra la Libertad de Expresión y del Derecho a la Información. Siempre cosechamos motivos desesperanza y de desconfianza en los agentes del Estado, responsables de velar por esos derechos y de prevenir y castigar sus transgresiones.

Leyes mordaza y mordazas de plomo y sangre

Las leyes mordaza y las mordazas de plomo y sangre contra el periodismo, son moneda corriente en México desde los cinco recientes sexenios. Gestiones internas, denuncias internacionales, etcétera, nada es capaz de modificar el deprimente cuadro de indefensión.

Tomamos como cuadrante para esta entrega el estado de México, donde en 2017 se dio una nueva correlación de fuerzas partidistas en el Congreso estatal, con predominio en su composición del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que se confirmó a escala nacional en julio de 2018.

Desde su instalación, la Junta de Coordinación Política de la LX Legislatura, en manos de Morena, se comprometió a legislar la inaplazable protección de periodistas y comunicadores, retomando un hipócrita compromiso del ex gobernador priista, Eruviel Ávila Villegas.

Los colegas mexiquenses presentaron una maciza iniciativa de Ley para Garantizar el Ejercicio Profesional del Periodismo y la Protección Integral de Periodistas, fundada en 11 de 14 derechos reconocidos por las mejores prácticas internacionales.

Los legisladores ponentes de Morena la pusieron bajo el rubro Ley de Protección de Periodistas del Estado de México. Con independencia de las denominaciones nominales, el objeto es el mismo.

Legisladores en pugna; ¿periodistas se hacen el harakiri?

Ahí es donde aparece el uso de las malas costumbres. Una típica minoría de miembros de la bancada de Morena, más por protagonismo que por buena voluntad, le ha venido metiendo trabas al proyecto.

Y ahora resulta que los responsables de que no avance la iniciativa son… los periodistas. Como si éstos, a más de sufrir y resistir los ataques externos, estuvieran dispuestos a hacerse el harakiri.

La Junta de Coordinación Política, con un dictamen del proyecto de ley, se había comprometido a sacarlo antes del 20 de diciembre en que se clausura el periodo ordinario de sesiones. Por lo que se sabe a estas horas, ha quedado para las calendas griegas el imperativo de bajar al pleno dicho dictamen.

A decir verdad, no sorprende ese tipo de conductas, habida cuenta de que los beligerantes en el Poder Legislativo, sin distingo de colores o siglas, siempre quieren llevar agua a sus molinos tratando de colgarse medallas al pecho cada vez que vienen otros procesos electorales con posiciones más rentables.

Los agentes del Estado y su fauna de acompañamiento

El estado de México no es más que el espejo de lo que ocurre en otros estados de la República que son, a la vez, reflejo de lo que (no) hacen las instancias federales responsables “especializadas” para la atención de delitos contra la Libertad de Expresión.

Ese clima es alentado, adicionalmente, por oficiosas confrontaciones entre autoridades con mando ejecutivo y representantes de medios, cuya impaciencia -la de los segundos- topa con un muro de incomprensión, no sólo por desencuentros de criterio en tópicos cotidianos, sino en las denuncias de impunidad en los interminables atentados contra periodistas y casas editoriales que, con legítimo derecho, bregan por el ejercicio crítico y libre de los abusos de los agentes del Estado y fauna de acompañamiento.

Por nuestra parte, seguimos haciendo votos porque el modelo de relación Estado-Medios se rectifique y afirmamos nuestro reclamo de que la cuarta transformación mande otro tipo de mensaje en 2020. Vale.

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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