Voces del Periodista Diario

Alguna vez hubo en México una Constitución Social

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

El 1 de diciembre de 2018, por supuesto, pasará a los anales por la investidura de un Presidente de México tipificado de izquierda.

El 1 de diciembre de cada año, el presidente en turno consagra ese día en homenaje a su propia consagración. Cosas del culto a la personalidad.

Nosotros asistimos a efemérides diferente. Verbigracia: Recordamos cada aniversario del 1 de diciembre de 1916 en que se instaló el Congreso Constituyente de Querétaro, en el Teatro de la República de la capital queretana.

No hay manera de olvidar que en dicho recinto actuó el Consejo de Guerra que ordenó el fusilamiento del Emperador Maximiliano y sus secuaces mexicanos.

Obviamente, el ejercicio memorioso nos remite a la Constitución de 1856-1857, con la que nuestros próceres se esforzaron en liquidar el orden colonial que se mantuvo vigente casi medio siglo después de proclamada la Independencia de México.

Carranza respetó la voluntad de los diputados constituyentes

La Revolución de 1910 fue gestada básicamente en motivaciones político-electorales. Sin embargo, la fuerza de los hechos -el cuartelazo de Victoriano Huerta contra el Presidente Madero en febrero de 1913- le dio un giro valorativo al movimiento armado en su segunda fase, con la incorporación de nuevos contingentes surgidos del proletariado mexicano.

Al triunfo del carrancismo sobre los impulsores de la Convención de Aguascalientes, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista -como lo había prometido en Hermosillo, Sonora, en septiembre de 1913- convocó al Constituyente de Querétaro, limitando no obstante su agenda a la restitución de principios y valores de la Constitución liberal de 1857.

Pudiendo ejercer facultades de dictador, sin embargo El Varón de Cuatro Ciénegas fue sensible al activismo parlamentario de los diputados surgidos del vivac e intelectuales progresistas que, intransigentes, hablaron en el Teatro de la República por los sin voz.

Los Derechos Sociales del Pueblo Mexicano

El producto de Querétaro, según veredicto histórico, fue la Primera Constitución Social del Siglo XX en el mundo. Constitucionalistas mexicanos y extranjeros, aplicados al estudio de la materia, coinciden en que la Carta fundamental mexicana fue modelo e inspiración para posteriores regímenes republicanos emergentes en Europa, Asia y América Latina.

Los Derechos Sociales del Pueblo Mexicano fueron timbre de orgullo de los Presidentes, desde Lázaro Cárdenas del Río hasta Miguel de la Madrid.

Al arrancar los ochenta, todavía De la Madrid se atrevió a hablar de Sociedad igualitaria como vocación innata de los mexicanos. No por otra razón, inició su campaña en Apatzingán, Michoacán, a bordo de un autobús bautizado por él mismo, Morelos.

Hasta entonces, la Constitución se reformó para mejor. Con el asalto de los tecnócratas neoliberales sobre el poder público, para peor.

La inane arrogancia de los tecnoburócratas

Al concluir el primer sexenio neoliberal, en entrevista periodística su titular fue preguntado, ¿cuál es el resultado de su gestión que más le satisface? Respondió: Haber transformado la mentalidad de los mexicanos.

Pretensión de infalibilidad que se quedó en mera arrogancia.

Se iniciaron las reformas de nueva generación. Se hizo retacería de la Ley de leyes con las disolventes consecuencias que hoy mismo tienen roto el tejido social.

Algo queda del reformismo, sin embargo, que podría rescatarse, a condición de que existe voluntad política.

En el campo de los Derechos Humanos, tomamos estos que no pueden permanecer como simples enunciados porque son aspiraciones que Morelos inscribió en Los Sentimientos de la Nación hace más de dos siglos, después de que Hidalgo decretó la prohibición de la esclavitud.

Sobre la esclavitud y la servidumbre

Dice la doctrina actualizada 1) Prohibición de esclavitud y servidumbre, partiendo de dos elementos básicos: Que el trabajo o servicio sea exigido bajo amenaza de una pena y que se lleve a cabo en forma involuntaria.

Se explica que la amenaza de una pena consiste en la presencia real y actual de una intimidación, que puede asumir formas y graduaciones, de las cuales las más extremas son aquella que implican coacción, violencia física, aislamiento o confinación, así como la amenaza de muerte dirigida a la víctima o a sus familiares. La falta d voluntad para realizar el trabajo implica la ausencia de consentimiento o libre elección…

La Población Económicamente Activa (PEA) en México se aproxima a los 60 millones de compatriotas. La mitad está ocupada en la eufemísticamente denominada “economía informal”; los técnicos la llaman por su nombre: Economía negra.

Aun los ocupados en la economía “formal” están privados del derecho a la sindicalización, de huelga, etcétera. Su fuerza de trabajo está expuesta a los contratos de protección empresarial o a la triangulación contractual que les niega, especialmente, la Seguridad Social. En ambos casos, la mayoría de las veces, a valor de salarios mínimos.

La restauración de las tiendas de raya porfirianas

Si bien excepcionalmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha encontrado casos en que el personal de ciertas ramas de ocupación (en el comercio, por ejemplo) padece las condiciones de las tiendas de raya de las haciendas porfirianas que se creía extinguidas.

En el campo predomina el jornalerismo. Miles de familias son confinadas en verdaderas reservaciones dispuestas por los nuevos hacendados que imponen a la mano de obra jornadas de sol a sol, sin las prestaciones de alimentación, vivienda, salud y educación elementales.

Ahí se trunca la vida de los niños, preferentemente de extracción indígena, víctimas de la explotación del trabajo infantil.

En síntesis, México tiene más de 80 millones de personas que fluctúan entre la pobreza “moderada” y la miseria, mientras que en la cumbre de la pirámide socioeconómica medran 16 plutócratas.

¿Otro Constituyente contra la nueva “cultura” laboral?

¿Hace sentido el supuesto de que un nuevo Congreso Constituyente reparará ese criminal estado de cosas? No hace sentido: El régimen de Trabajo es tutelado ahora, no por el Estado, sino por un nuevo sistema de usos y costumbres patronales, al que se ha llamado nueva cultura laboral.

¡Qué angustioso!, en grado de depresión, es recodar que el próximo 5 de febrero la Constitución de 1917 cumple 102 años. El paisaje no ofrece una luz de optimismo. Es cuanto.

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