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Armas: Washington no va a darse un tiro en el pie

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Duele, y subleva a la vez, usar la figura jugarle al Tío Lolo. Peor es ver a un Estado nacional exponer su soberanía en el juego del gato y el ratón. Sólo en algunos comics, algún célebre roedor resulta ganador.

Es lo que se nos representa en estos días en que, en el marco de una reunión del Grupo de Alto Nivel de Seguridad México-Estados Unidos, se informó que el gobierno mexicano afina una estrategia contra el tráfico ilícito de arma y municiones desde el vecino país.

Desde la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) en 1993, cada vez que se firma un nuevo convenio de intercambio bilateral, tanto en las letras grandes como en las chiquitas; tanto en las cláusulas visibles como en las ocultas, México cede a todo a cambio de nada.

Nadie sabe, nadie supo, en que concluyó Rápido y furioso

Qué se nos hubiera respondido en esa reunión de alto nivel a la pregunta: ¿En que concluyó la investigación sobre la operación clandestina Rápido y Furioso tramada en 2009 por el Departamento de Aduanas y la Agencia Antinarcóticos de los Estados Unidos, y que sólo se hizo pública cuando un agente estadunidense fue asesinado en México con una de las armas introducidas a México ilegalmente?

Lo cierto es que, sólo en los Estados Unidos se invierten anualmente 350 mil millones de dólares en investigación tecnológica, registro de patentes y producción de armamento que, obviamente, responde al interés por las ganancias: 45 de las 100 empresas que en el mercado mundial dominan a esa actividad, son estadunidenses.

De acuerdo con instituciones multinacionales y fundaciones privadas internacionales, son uno sólo los tráficos de drogas, armas y personas.

Venta abierta en 12 mil establecimientos fronterizos

Conforme la normatividad de los Estados Unidos, la fabricación de armas, su comercio, posesión, portación y uso, son legales en territorio de la Unión. Es ilícito en cambio, según el Derecho Internacional, traficarla de un país a otro, salvo las que pasan por acuerdos entre las instancias de Política Exterior y corporaciones castrenses.

Datos del Instituto Internacional de la Paz de Estocolmo indican que desde los estados de Washington, Utah, Colorado, Illinois, Georgia y Florida transitan libremente armas hacia la frontera con México, donde 12 mil establecimientos legales facturan pedidos tramitados por compradores mexicanos. El destino de esos embarques, son preferentemente estados del Pacífico mexicano.

En México, el costo de la violencia ejecutada con armas de fuego llegadas desde el extranjero, es de 2.9 billones de pesos. El costo en vida humanas es incuantificable.

Desde el último lustro del siglo XX, en que representantes de las Fuerzas Armadas mexicanas fueron comprometidos a asistir a reuniones de comandantes de Ejércitos latinoamericanos convocadas por El Pentágono en bases militares de los Estados Unidos, para trazar estrategias de Seguridad hemisférica, el gobierno mexicano incrementó la adquisición de armamento norteamericano. Asunto aparte es el adiestramiento de cuerpos punitivos.

Armas desaparecidas que aparecieron en el teatro de guerra

Con la imposición de la Iniciativa Mérida -extensión del Plan Colombia– a principios del nuevo siglo, México aceptó subsidios de Washington, cuyo más alto porcentaje se denominó en especie: Equipamiento del Ejército y la Marina Armada de México, y corporaciones policiales federales, de los estados y municipios.

Por ahí se abrió otro boquete: Entre 2010 y 2016, periodos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la Secretaría de la Defensa compró una suma fluctuante entre 250 mil y 305 mil armas (la diferencia aparece en datos distintos dados por la propia dependencia) para su venta a los estados, municipios y particulares.

En ese mismo periodo, se reportaron más de 20 mil armas desaparecidas. Algunos de esos artefactos aparecieron en escenas de ajuste de cuentas entre grupos del crimen organizados y en enfrentamientos entre éstos y las fuerzas del orden.

El huevo de la serpiente se empolló desde los sesenta

El ejercicio memorioso obligado: Desde las décadas sesenta-setenta, por nuestra cuenta denunciamos que, en tráilers frigoríficos que desde el noroeste transportaban legumbres, hortalizas y camarón a la frontera con los Estados Unidos, en ruta de retorno traían como lastre armas de alto poder. Contrabando tolerado.  Eventualmente, esos arsenales fueron utilizados para reprimir movimientos de resistencia de campesinos y pescadores cooperativistas.

A principios de la década de los ochenta, de ejecución de la Operación Irán-Contra (permuta de drogas por armas o a la inversa, sancionada por la Casa Blanca), puertos mexicanos del Pacífico mexicano fueron utilizados para escala de barcos contratados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) a ese fin.

Si en su conjunto, los tráficos de drogas, armas y personas mueven unos 900 mil millones de dólares al año, con su consiguiente renta, y de su lavado se encargan la grandes metrópolis bancarias y financieras, entre éstas las de los Estados Unidos, ¿Washington estará dispuesto a darse un tiro en el pie? No hay borracho que coma lumbre. Es cuanto.

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