Voces del Periodista Diario

Asalto tumultuario al erario publico federal

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Sin tremendismo, se puede tipificar como crimen de lesa Patria: Sólo en el primer semestre de 2018 la Tesorería de la Federación liberó recursos públicos por la friolera de 851 mil millones de pesos a la burocracia.

Considerando que al final del semestre pasado Hacienda se despachó con la cuchara grande autorizando incrementos al pago de servicios personales (todo cae en las cuentas del gasto corriente), faltan dígitos para la suma total en los cuatro meses que restan al mandato de Enrique Peña Nieto y el primer mes del nuevo sexenio, obviamente con aguinaldos y en algunos casos pagos de marcha.

No se trata de una locura: Todo es rigurosamente maquinado con las tres agravantes: Premeditación, alevosía y ventaja.

En el desorbitante desembolso del erario, hay dos partidas que justifican el irracional humor social. A la aristocracia de la burocracia, en ese semestre, se le obsequiaron cinco mil 500 millones de pesos, por conceptos de asistencia y puntualidad.

Entre otras prestaciones están los estímulos matrimoniales: ¡Ojo! 316 millones de pesos por fidelidad. Creativos, los hombres de Hacienda.

Profecía cumplida: México, país de cínicos

Lo relevante del asunto, es que hemos leído algunos editoriales (uno escrito por una profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México) en que se denuncia el propósito de ajustar la nómina pública federal. Dos millones de burócratas. Los más caros, obviamente, los altos mandos.

La coartada: ¿Cómo se pretende dejar a la Administración Pública sin cuadros de excelencia, que con tanto sacrificio y probada experiencia han entregado su talento y su vida en aras de un México mejor?

Otros alegan: No es posible que se deje a  servidores del Estado al desamparo, cuando subsisten con base en los créditos para residencias, automóviles, educación de sus hijos, pago de servidumbre, viajes vacacionales al extranjero, etcétera. ¡Qué injusticia!

Ya lo dijo el clásico hace cuatro décadas: México se encamina a ser un país de cínicos. ¿Podrá con ellos la revolución de las conciencias? La dejamos de este tamaño. Es cuanto.

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