Voces del Periodista Diario

Asistimos a la caída de Atlacomulco y de los itamitas

Juan Ramón JiménezOikos

Por Juan Ramón Jiménez

El agujero es increíble en una carretera altamente transitada, como lo es la México-Cuernavaca-Acapulco. Esto es inaudito. El gobierno lo inauguró con jactancia demagogica hace apenas tres meses. Ahí, dos morelenses perdieron la vida, más una veintena de trabajadores y personas por accidentes viales, mientras el secretario del ramo, el inefable y siempre corrompido Gerardo Ruiz Esparza, culpaba a la lluvia y al azar de lo que en realidad se encuadra como un monumental fallo criminal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Esto no sólo es la caída de una autopista; es la caída misma de Atracomulco, basada en la corrupción de las grandes constructoras OHL, HIGA, Odebrecht y tantas más, que si bien significaron la llegada de Peña Nieto a la presidencia debido a la cantidad de obras, la mayoría mal hechas, que los niños timbiriches ensalzaron como el sexenio del relumbrón, pero que una a una hay ido demostrando que estamos en manos de ineptos y corruptos en grado superlativo.

No sólo es el Tren Rápido a Querétaro -que iba a ser una de las obras monumentales del peñato- sino que se puede decir de todo un sistema exageradamente corrupto.  Es muy probable que con esto inicie la muerte del neoliberalismo ramplón y globero de los niños fresas que hoy están en el poder. Este socavón vino a socavar la misma existencia de la nación. Errores tras errores vienen a demostrar que estamos en un estado fallido, lleno de voraces presupuestivoros.

La primera pregunta: ¿por qué las prisas en aras de la excelencia constructiva? Probablemente se deba a que se acerca fin de sexenio y todos quieren llevarse lo más que puedan, empezando por el gran agujero a las finanzas públicas, totalmente saqueadas y depredadas.

Hay un déficit presupuestal de magnitudes estratosféricas; por ejemplo, la deuda pública se ha incrementado a una velocidad increíble. Los gobernadores de todos los partidos han encontrado una forma de endeudarse a futuro, utilizando la magia de los derivados fiscales introducidos desde Zedillo con sus AFORES o privatización de los fondos de pensiones que ahora mediante las FIBRAS (Fondos de Inversión en Bienes Raíces), son utilizados para apalancar el flujo de efectivo de las constructoras e inmobiliarias.

Estos geniecillos -la gran mayoría del ITAM– han desatado una fiebre constructora jamás vista en la ciudad de México y en el país, pero que están acabando con los 100,000 millones de dólares aportados básicamente por la clase trabajadora.

El socavón va a ser apocalíptico, es decir es la explosión de la burbuja inmobiliaria; recuerden el daño hecho por las subprimes en EU. Luego viene, a muy corto plazo, el FOBAPROA de los estados federados en quiebra, los efectos Moreira, Granier, Duartes, y demás fauna partidocrática serán brutales.

Por ello, el Sistema Atracomulco inmediatamente tiene para zafarse de este hoyo carretero, el show de Javier Duarte, para desviar la atención del saqueo de las AFORES y lavado de dinero del narco en obra carretera e inmobiliaria.

La gran metrópoli requiere de alta tecnología para resolver de forma rápida la saturación de las vías primarias de la gran capital,y no sólo de “parches” como el “deprimido” de Mixcoac, que en horas-hombre perdidas en el lento tráfico y desorganización del mismo, más la contaminación que genera dicho tráfico con las pésimas gasolinas importadas -las cuales traen 8 % de MTBE (un cancerígeno prohibido por la EPA, que es la Agencia Anti-Contaminación de EU para las grandes metrópolis)-, sumen a la metrópoli en el caos.

Si sumamos todos los errores y negligencias, habría que literalmente aniquilar a los diseñadores de dichas megaobras que no resuelven en nada el tráfico vehicular; se necesitan ingenieros capacitados en Texas y California, para que vean como se utilizan concreto asfaltico que deja pasar el agua para que esta sea absorbida por los mantos freáticos.

Aquí en la CDMX se utiliza re-encarpetamiento de pésima calidad, para tapar hoyos que casi a la semana de nuevo están creando problemas enormes a los automovilistas que se ven afectados en sus refacciones, también de pésima calidad. Todo para que la tranza florezca en las autoridades y en los changarros automotrices.

La política de contención y aniquilamiento hacia el automóvil y los automovilistas está siendo fuertemente impulsada por la ecoloca Tanya Müller y el alucinado Miguel Angel Mancera quienes si de verdad fueran verdes (pero no adoradores de los dólares), promoverían el uso del automóvil eléctrico y del metrobús eléctrico, en lugar de tolerar el diésel sucio.

Foto de socavón: @Yode buenas

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