Voces del Periodista Diario

Aunque pese a contra corriente

Por Salvador Martínez G.

Entre las muchas cosas que el Covid-19 vino a descubrir están no sólo el inequitativo e insuficiente aparato hospitalario mundial, sino también la profunda disparidad en la estructura social y económica, y fundamentalmente la extremas especulaciones en que están “sostenidos” los aparatos bursátiles y financieros del mundo.

Desde que en China apareció la entonces epidemia, los mercados empezaron a lucrar con las expectativas de la enfermedad en la segunda economía mundial y sus efectos en el resto de las naciones.

El desplome bursátil que hasta hoy se sufre ha permitido la mayor concentración de riqueza en unas cuantas manos, como lo ha hecho también el flujo de capitales en el mercado de dinero, con la generación de grandes devaluaciones en todas la monedas de las naciones de las economías emergentes, obviamente México incluido.

La combinación del desplome de las bolsas de valores del mundo, el freno productivo, la congelación comercial y la devaluación de muchas monedas, provocó un fenómeno adicional, la debacle petrolera, que vino a ser la cereza de este pavoroso cóctel.

Hasta el momento ningún país ha encontrado la receta efectiva de reactivación económica ni la ruta a seguir, a pesar de que se insiste en las medidas tomadas en el pasado que vuelven a beneficiar a los que más tienen y siempre quieren más.

A contra corriente México busca otro camino, que no será fácil ni tiene probado su éxito, pero al menos busca en la atención de los que menos tiene la reactivación del consumo que de viabilidad a una economía severamente golpeada.

Ya veremos si el camino planteado llega a la meta deseada.

SUSURROS

El Banco de México determinó bajar medio punto porcentual la taza base para dejarla en 6 por ciento y buscar con ello aliento a la inversión, junto con otras medidas que significarán apoyos financieros al sector productivo por 3 puntos del PIB, que se dice fácil pero es bastante.

El sector privado recibió con beneplácito las medidas, aunque como es costumbre las apreció insuficientes. Insisten en que se les concedan exenciones fiscales, como lo hacen en otras latitudes, sin que ello garantice una reactivación económica ni la conservación plena del empleo y mucho menos mejor distribución de la riqueza.

Lo peor de todo es que hasta este momento nadie puede asegurar cuándo terminará la contingencia sanitaria y se retornará paulatinamente a la normalidad.

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