Por Salvador Martínez G.
Hasta el momento más de 70 mil alumnos de Colegios de Ciencia y Humanidades (CCH), Escuelas Nacionales Preparatorias (ENP) y tres facultades de la UNAM se encuentran sin clases por un movimiento estudiantil legítimo que se ha tornado manipulado por “oscuras fuerzas”, que solo han vandalizado las instalaciones universitarias e impedido labores.
Acabar con la agresión de género y terminar con violencia física, psicológica y emocional de toda alumna de la UNAM es no solo legítimo sino impostergable, pero lo sucedido en diversas instalaciones de la UNAM en la metrópoli revela que hay otros intereses de orden político internos de la Máxima Casa de Estudios y externos.
Descubrir quienes mueven a estas jóvenes embozadas vestidas de negro que todo a su paso destruyen es necesario para terminar con este conflicto, que lejos de frenarse por momentos parece crecer y lesionar los estudios de decenas de jóvenes que desean una legítima preparación académica.
Enrique Graue Wiechers enfrenta riesgos hasta de su posición como rector de la UNAM por este movimiento sin cabeza que mucho daña a la universidad y a sus alumnos, pero no es el único peligro que acecha al responsable de la Máxima Casa de Estudios del país.
Pesan sobre el rector Graue sospechas de malos manejos de algunos cientos de millones de pesos que presuntamente fueron desviados al Club de Futbol Pumas durante la presidencia de Rodrigo Ares de Parga, del Patronato del Club Universidad Nacional, A.C.
Desde el 30 de agosto del pasado año han salido a la luz documentos que aparentemente prueban que el Rector destinó al club de futbol distintas cantidades hasta por 305 millones de pesos, que fueron utilizados por Ares de Parga para la construcción de condominios horizontales privados en el municipio de Avándaro, en el Estado de México.
Graue está en riesgo, deberá actuar rápido y bien para resolver la toma de instalaciones universitarias y también para dar trasparencia al manejo de los recursos universitarios, o podrá caer de la Rectoría.
SUSURROS
Yautepec se ha convertido en el municipio más peligroso del estado de Morelos, entidad que ve alejarse cada día más su floreciente desarrollo como destino turístico y de casas de veraniego lo que apaga su economía y crecimiento.
Agustín Alonso Gutiérrez, edil de Yautepec, y el pateador Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, sólo observan complacientes, sin cumplir con su responsabilidad de ofrecer seguridad pública a los habitantes y visitantes de Morelos, como las bandas de la delincuencia organizada hacen lo que quieren en la entidad.
Como si fuera una moda, cada día son más la casa asaltadas por delincuentes, que igual vacían las residencias amuebladas en ausencia de sus dueños o a mano armada despojan de sus pertenencias a quienes se encuentran en inmuebles de alquiler de fin de semana.
¿Hasta cuándo?