Por Salvador Martínez G.
El 82 aniversario de la expropiación petrolera se llevó a cabo bajo el peor contexto de su historia, con la cotización por barril a menos de 20 dólares, como hace 18 años, y bajo una guerra de precios.
No obstante, el petróleo mantiene primordial importancia a nivel mundial, por lo que la conservación de esta riqueza en manos del Estado es necesaria, aun cuando hay quienes piensan que en manos privadas estaría mejor.
La Reforma Energética impulsada por el expresidente Enrique Peña Nieto, abrió las puertas al capital privado en la industria petrolera, pero las grandes inversiones que entonces se dijo acarrearían la apertura nunca llegaron, mucho menos la generación de nuevos empleos bien remunerados.
La conmemoración de la expropiación petrolera alcanzada por Lázaro Cárdenas en 1938, fue aprovechada por el presidente López Obrador para garantizar el total respeto a los contratos de participación privada en el sector energético, signados en años anteriores, pero dejó en claro que no proseguirá la privatización en este sector, en el que el dominio de la nación es aún preponderante.
Hoy el futuro del petróleo es incierto, pero nadie tiene duda de que seguirá siendo factor estratégico en el mundo y México aún presenta importantes reservas y una producción de exportación al alza.
En el 2018 se tuvo una extracción promedio de 1 millón 712 mil barriles diarios y en el 2019 se logró un incremento que, aunque bajo, rompió una racha descendente de 14 años.
Lo fundamental es que Pemex, la más importante empresa del país, sea saneada financiera y administrativamente para lograr que vuelva a ser soporte fundamental de la economía nacional y palanca de desarrollo.
Impedir la corrupción y ser eficientes en su administración son la clave para que Petróleos Mexicanos vuelva a ser orgullo nacional.
SUSURROS
Ya es un hecho que el Coronavirus provocará una recesión mundial ante el abrupto freno de la producción industrial en China y los adversos efectos económicos en Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Italia o España, entre otros.
Hay sectores que sufren de manera más aguda como es el de las aerolíneas o el turístico, especialmente el hotelero. Las grandes empresas mundiales aéreas u hoteleras están al borde de la banca rota y hay quienes advierten de la necesidad de rescates financieros superiores a los 200 mil millones de dólares.
Las pérdidas, tan solo en el transporte aéreo se calculan en 113 mil millones de dólares hasta hace dos semanas, y si se consideran los negativos efectos de la pandemia por tres meses más, las consecuencias serán catastróficas.
Los efectos sobre la planta productiva y el quiebre de empresas es lo realmente peligroso en el actual contexto, mucho peor que la danza especulativa de miles de millones de dólares en los mercados de valores.